18 de febrero de 2014. Casa de la Cultura, Avilés. V.O.S.
Desde hace sesenta años Chun Tao-Chung ha cuidado de la familia de Roger. Ahora es ella la que necesita cuidados. Un derrame cerebral cambia la vida de esta mujer sencilla y dulce que tendrá que dejar su trabajo e ingresar en una residencia. Pero no está sola. Roger, el niño al que ella cuidó, es ahora un adulto que aprenderá mucho estando pendiente de ella. Hasta el final.
¿Quién cuida a quien nos cuida? De eso trata esta historia que me ha hecho pensar (como simétrico amable) en Emilia, la inquietante y magnífica obra de teatro que Claudio Tolcachir estrenó en octubre aquí en Avilés. Pero también en Arrugas, aquel magnífico testimonio sobre el Alzheimer y la vida en una residencia de ancianos que Paco Roca creó en viñetas sobre las que Ignacio Ferreras hizo después una inolvidable película. Una vida sencilla trata de una relación (casi) filial y también del (no-)lugar de la vejez en las sociedades opresivamente urbanas (Hong Kong es un escenario paradigmático). La película no aborda mal ninguno de los dos temas, pero queda lejos de esas otras historias a las que me ha recordado.