sábado, 7 de mayo de 2016

Coriolanus

de Ralph Fiennes. Reino Unido, 2011. 122.
7 de mayo de 2016. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.

Son los primeros tiempos de la República. Entre los pobres hay una rebelión en marcha. Cayo Marcio los desprecia y se lo dice con dureza. La victoria contra los volscos en Corioles le hace merecer el sobrenombre de Coriolano. Sus amigos quieren nombrarle cónsul pero para conseguirlo tendrá que contar con el voto de los pobres. Y pedírselo humildemente. Sin embargo, el orgullo convierte su ruego en diatriba y acaba desterrado. Lleno de odio se une a Aufidio, el general de los volscos, y lucha contra Roma. Durante el asedio sus amigos le suplican el perdón. Solo el discurso de su madre conseguirá convencerle.

El resumen anterior lo escribí el agosto de 2014, cuando vimos en el Festival de Mérida este drama de Shakespeare representado por una compañía extremeña. Ralph Fiennes lo ha actualizado en esta película que hace contemporáneo el conflicto y televisivas las noticias sobre las gestas y la venganza de aquel militar extremo. Vanessa Redgrave está estupenda en el papel de su madre coraje. Y por supuesto también Ralph Fiennes en el de ese soldado romano tan radical como intemporal. Como director ha acertado al mantener el texto de Shakespeare y actualizar el relato. Quizá se le haga extraño a quien no conozca la historia, porque seguramente el público natural de este Coriolano es el que ya lo ha visto en el teatro.  Esta proyección parece formar parte de un breve ciclo shakespeariano. De hecho, el pasado jueves se vio aquí César debe morir, la estupenda actualización que los hermanos Taviani hicieron sobre Julio César (nosotros la vimos en Barcelona hace cuatro años). Es buena idea relacionar la programación cinematográfica con la teatral que la semana próxima nos traerá a Avilés el Hamlet que ha dirigido Miguel del Arco. Me recuerda aquellos tiempos felices en que el Ricardo III de Sam Mendes con Kevin Spacey que pudimos ver en el Palacio Valdés se vió acompañado con la proyección en el Niemeyer de tres películas sobre la misma historia. Lástima que en este mes de conmemoración cervantina parezca merecer más atención el gran clásico inglés que el nuestro. Al menos podemos alegrarnos de que exista Ron Lalá y de que hace una semanas se pasaran por aquí.