martes, 24 de mayo de 2016

Nahid

de Ida Panahandeh. Irán, 2015. 106.
25 de mayo de 2016. Casa de la Cultura, XV Certamen Nacional de Cortometrajes de Avilés. V.O.S.

Los problemas se multiplican para Nahid. Ella es una mujer divorciada que ha podido conservar la custodia de su hijo con la condición de no volver a casarse. Sin dinero para pagar la casa en la que vive y con una relación secreta con un hombre pudiente, las cosas se complican para Nahid cuando su exmarido lo descubre y se lleva a su hijo.

Un magnífico drama sobre una mujer que se enfrenta a dilemas generados por hombres. Por ese exmarido de vida peligrosa del que ha conseguido separarse. Por ese hijo que, sin ella, puede seguir el camino de su padre. Por ese otro hombre que la quiere y le ofrece un horizonte de salvación que la obliga a enfrentarse a sus problemas. Hay también contrapuntos femeninos como el de esas mujeres que, queriéndolo o no, aprietan los nudos que hacen tan difícil su vida. Y también el de esa niña, hija del hombre que la ama, que en una sencilla frase sobre por qué no le gustan los niños resume el corazón feminista que también tiene esta historia. Con un pulso impecable en la escritura del guión y en la forma de poner la cámara y mostrar las aristas de la historia, Ida Panahandeh se une a mi lista particular de magníficos cineastas iraníes (Abbas Kiarostami, Amir Naderi, Jafar Panahi, Rakhshan Bani-Etemad, Nima Javidi y, por supuesto, Asghar Farhadi). Todos ellos (y ellas), dentro o fuera de su país, hacen un cine que tiene la mejor de las cualidades: la capacidad de conmover. El esperanzador plano final de la película es frente al mar Caspio, pero podría ser frente al Cantábrico o en cualquier playa de la Costa Este americana. Es lo que tiene el buen cine iraní sobre historas tan particulares como esta. Que al final resultan universales. Por lo demás, esta integración del cine de los martes en el festival de cortometrajes ha estado precedida por la proyección de dos fuera de concurso: Everything will be okay de Patrick Vollrath y Oírse cuando llegue el silencio de David Arratibel. El primero es un drama muy bien contado sobre un padre divorciado que pretende llevarse a su hija a Manila desde Alemania. El segundo es un documental sobre los acúfenos que podría dar para mucho pero que acaba haciéndose largo y más bien aburrido. Mañana iremos a ver a Guerín en Gijón con lo que nos perderemos los cortos asturianos. El jueves y el viernes podremos ver los de la sección oficial.