22 de marzo de 2019. Cines Parqueastur, Corvera.
Salvador Mallo (trasunto del propio Almodóvar) es un famoso director de cine que está abogiado por sus muchos dolores. La proyeccción en la Filmoteca de la copia restaurada de una película suya será la ocasión para reencontrarse con el actor que la protagonizó hace más de treinta años. Desde entones estaban distanciados, pero ahora compartirán recuerdos y heroína. También será la ocasión para que Salvador evoque su infancia y vuelva a encontrarse con otro hombre que fue su gran amor en aquellos años.
La marca Almodóvar es siempre garantía de calidad produciendo películas ajenas. Pero a mi pocas veces me lo ha parecido dirigiendo películas propias. Por ejemplo, la dos últimas (reseñadas en este blog) me parecen fallidas o simplemente malas. Pero Dolor y gloria es bien distinta. El guión es mucho mejor porque se le nota mucho menos la escritura (y eso es un gran progreso en el caso de Almodóvar). Las evocaciones infantiles me parecen muy hermosas y resultan conmovedoras las escenas del reencuentro con aquel amante que interpreta Leonardo Sbaraglia y las de los diálogos entre Salvador y su madre. Aunque a mi me descoloca un poco esa cercanía (en la caracterización y en los gestos) entre el protagonista y el propio Almodóvar, debo decir que Antonio Banderas hace un magnífico trabajo (como también Leonardo Sbaraglia, Asier Etxeandía, Penélope Cruz, Julieta Serrano y Nora Navas). La ambientación y la fotografía son elegantes y muy gratas. Así que Dolor y gloria me parece una película que está entre lo mejor de un director del que no me suele gustar su estilo tosco y algo naif y del que tengo tendencia a encontrar defectos en la urdimbre y en las costuras de sus guiones. Así que me alegro de poder reconciliarme con su trabajo. Ojalá que a partir de ahora sus dolores sean menos y, aunque su gloria no aumente, sus próximas creaciones sean tan buenas como esta.