miércoles, 3 de abril de 2019

Cambio de reinas

de Marc Dugain. Francia, 2017. 100.
3 de abril de 2019. Centro Cultural Valey, Piedras Blancas. V.O.S.

Una niña de cuatro años y una de doce podrían ser las futuras reinas de Francia y de España. La pequeña es la hija de Felipe V y es enviada a Francia para casarse con un Luis XV también infantil. La mayor es la hija de Felipe de Orleans y es enviada a España para casarse con un adolescente que llegará a ser Luis I, aquel Borbón que tuvo un reinado tan breve.

Solo recuerdo haber hecho y expuesto un trabajo en la escuela (en el instituto no recuerdo haber expuesto ninguno). Fue en octavo de EGB y unos profesores jovenes que venían a hacer sus prácticas a mi escuela nos propusieron hacer algo tan novedoso como preparar una exposición para contarles un tema a nuestros compañeros y no para darle la lección al profesor. Yo elegí hacerla sobre los Borbones pocos meses después de que el último de ellos hubiera sido coronado aquí. Así que las circunstancias de los reinados de Felipe V, Luis I, Fernando VI y todos los demás las tengo bastante claras desde entonces. Lo que no sabía en aquel momento es que había una parte femenina muy interesante en esta saga. Así que, después de los recientes repasos cinematográficos a las cuitas de algunas reinas británicas (La favorita de Yorgos Lanthimos y María, reina de Escocia de Josie Rourke), me apetecía ver esta película sobre unas monarquías que nos resultan mucho más próximas (no olvidemos el protagonismo de aquel primer Borbón en el 1714 barcelonés y el del último en el infausto 3 de octubre de 2017, dos hechos por los que será casi imposible que un Felipe llegue a ser percibido nunca como el rey de todos los catalanes). Con tantas expectativas Cambio de reinas tenía fácil defraudarme. Sin embargo, no lo ha hecho. El dispositivo y la ambientación de Dugain son menos sorprendentes que los de Lanthimos, pero su película me resulta igualmente interesante. Por lo demás, las interpretaciones (infantiles y adultas) son magníficas y consiguen que apetezca saber más de cada uno de esos personajes. Si fuera profesor de Historia lo tendría claro: cada tres semanas buscaría la forma de tener dos clases seguidas (por ejemplo, flexibilizando el tiempo lectivo con rotaciones horarias) y proyectaría una de las muchas excelentes películas que se han hecho en los últimos tiempos sobre hechos históricos relevantes. Lástima que casi nunca me encuentre a esos profesores en las salas de cine en que se proyectan esas películas.