de Martin Scorsese. EE.UU., 2023. 206’.
21 de octubre de 2023. Cines Parqueastur, Corvera.
Tres horas y media que pasan en nada. Una historia centrada en una familia de mujeres asediada por el patriarca blanco de la zona que utiliza a un sobrino moralmente ciego para acabar con ellas y hacerse con todo. Martin Scorsese consigue dar la vuelta al género de la conquista del salvaje oeste mostrando lo que realmente fue: la conquista salvaje del oeste. El ritmo es todo lo demorado y detallado que la historia necesita. Con una ambientación impecable y unos encuadres elegantes, pero sin amaneramientos, logra que sea un placer ver esta película. Sin duda, hay en ella tres interpretaciones memorables. La de Robert de Niro que borda un personaje a medio camino entre El padrino de Marlon Brando y El buen patrón de Javier Bardem. La de Leonardo DiCaprio con un personaje que es pura obediencia ciega, que hace lo que se le manda y que jamás se arriesga a pensar por sí mismo porque ni siquiera sería capaz de hacerlo. Y la de Lily Gladstone que consigue dotar al personaje de la esposa india de la contención necesaria para expresar el sufrimiento de su pueblo y la inmoralidad de su exterminio. Los tres forman un triángulo magnífico, pero son especialmente sugerentes las simetrías y contrastes entre ese marido lerdo dispuesto a hacer todo lo que se le ordena y esa mujer lúcida y callada que sabe que su supervivencia es también la de la dignidad de su pueblo. Los dos están unidos por los sentimientos y las dudas. Por la incapacidad que él tiene para entender la obscenidad que supone obedecer a su tío y la de ella para percibir la ceguera moral del hombre al que ama y que también la ama. Por lo demás, el cierre de la película no puede ser mejor. Martin Scorsese rinde con él un precioso homenaje a la radio clásica y se da el gusto de cerrar él mismo su película evitando esos manidos textos finales que nos informan de lo que fue de los protagonistas de los hechos reales. Estoy seguro de que, si las conociera, le desagradarían mucho dos cosas de la versión española de su película. En primer lugar, la mala traducción del título que deja sin sentido su plano final y obvia ese hermoso subtexto sobre la tierra de los pueblos originarios que tiene tanto parentesco con la "tierra sin mal" de los guaraníes. En segundo lugar, el penoso descuido de no subtitular (al menos en la versión doblada que hemos visto) lo que se dice en la lengua indígena. Y aún peor, que después de no subtitularse hasta la mitad de película, aparezcan subtítulos con la traducción unas veces sí y otras no (incluso en la misma escena). Un despropósito así sería impensable si a los espectadores se nos tratara como personas cultas y respetables y no como meros consumidores de productos audiovisuales. De eso hay que culpar a Apple y a las distribuidoras que tan poco respeto muestran por el trabajo de este maestro de cineastas que es Martin Scorsese.