sábado, 16 de octubre de 2021

El buen patrón

de Fernando León de Aranoa. España, 2021. 120.
16 de octubre de 2021. Cines Parqueastur, Corvera.

Básculas Blanco es una gran familia. Así lo cree Javier Blanco, el propietario de una fábrica de la que se siente el paterfamilias. Pero la cosa se complica en solo una semana. Un jefe de producción con problemas sentimentales, un empleado despedido que se atrinchera frente a la entrada y una becaria recién llegada a la que el patrón tratará como suele, harán que se desequilibre esta familia empresarial en la que no hay huelgas ni sindicatos.

La historia comienza un lunes, quizá también como homenaje a aquella memorable historia en la que Fernando León de Aranoa se consagró regalando a Javier Bardem el personaje de Santa. Aquel parado carismático tiene ahora su contrapunto en el empresario Blanco y por dos interpretaciones así Bardem tendría bien merecidos tres Goyas y cuatro Oscars. Y, si tanto gustó aquella historia gore sobre parásitos coreanos, no debería ser discutible que a León de Aranoa tendrían que darle por lo menos otro Oscar. El guión es perfecto, con escenas continuamente excelentes y con momentos (como el de la cena con la becaria en la casa del patrón) que deberían pasar al olimpo de los diálogos bien trabados. Pero el equilibrio de la película no está solo en lo perfecto, sutil, cautivador y agridulce de una historia que durante dos horas nos cuenta una semana y que se cierra con un plano final prodigioso que lo dice todo con nada. El equilibrio está también en el trabajo de Javier Bardem creando a ese patrón inconmensurable y en el del resto de un elenco prodigioso que está claro que no está en el otro plato de la balanza del cartel porque de ser así estaría tan equilibrada como las que vende Javier Blanco. Igual que consiguieron con Santa, Fernando León de Aranoa y Javier Bardem logran que nos sintamos de parte de este patrón que tampoco es bueno ni malo, porque es fácil empatizar con alguien cuyas fortalezas son evidentes y sus debilidades transparentes. Así que, reciba el Oscar o no, es un gustazo ir al cine y encontrarse con una película tan deliciosa que tiene maneras singulares y merecimientos de sobra para convertirse en clásico.