de Malik Bendjelloul. Suecia, 2012.
85’.
17 de abril de 2013. Centro Cultural Valey, Piedras Blancas. V.O.S.
En los años sesenta dos productores musicales descubrieron en un bar de
Detroit a Sixto Rodríguez, un músico singular que componía unas
canciones que hacían parecer light a las de Dylan. Tras grabar dos
discos ("Cold Fact" y "Coming from Reality") que, sin embargo, no
tuvieron el éxito esperado, su rastro se pierde y se extiende la leyenda
de un posible suicidio sobre algún escenario. Sin embargo, su música
llegó a Sudáfrica convirtiéndose en la banda sonora de las vidas de los
blancos que en los años ochenta se oponían al apartheid. Tras una
búsqueda casi detectivesca, un periodista consigue saber más de él y lo
encuentra llevando una vida anónima e ignorante de su éxito lejano. El
viaje de 1998 a Sudáfrica y los emotivos conciertos que allí dio son el
contrapunto de esa vida apacible y modesta que sigue llevando en
Detroit.
Este documental es una emocionante reivindicación de una figura que resulta tan atractiva cuando parece ser solo una sombra del pasado como cuando reaparece como un hombre maduro que ignora que es una estrella al otro lado del mundo. Las canciones de Rodríguez y la forma en que se va desvelando la indagación sobre su historia hacen que sea una gozada ver esta película. En la memoria seguramente quedará como una magnífica historia bien contada y no solo como el documental que aparentemente es. Está claro que algunos documentales pueden tener la tensión y la fuerza de las mejores ficciones. A estas alturas ya sé que cuando acabe 2013 entre las mejores películas que habré visto este año estarán dos documentales: Mapa y Searching for a Sugar man. En las dos la verdad de lo que se cuenta y la manera de contarlo hacen que la etiqueta de documentales les quede pequeña, muy pequeña.
Este documental es una emocionante reivindicación de una figura que resulta tan atractiva cuando parece ser solo una sombra del pasado como cuando reaparece como un hombre maduro que ignora que es una estrella al otro lado del mundo. Las canciones de Rodríguez y la forma en que se va desvelando la indagación sobre su historia hacen que sea una gozada ver esta película. En la memoria seguramente quedará como una magnífica historia bien contada y no solo como el documental que aparentemente es. Está claro que algunos documentales pueden tener la tensión y la fuerza de las mejores ficciones. A estas alturas ya sé que cuando acabe 2013 entre las mejores películas que habré visto este año estarán dos documentales: Mapa y Searching for a Sugar man. En las dos la verdad de lo que se cuenta y la manera de contarlo hacen que la etiqueta de documentales les quede pequeña, muy pequeña.