de Andrew Dominik. EE.UU, 2022. 166’.
2 de octubre de 2022. Netflix. V.O.S.
Andrew Dominik no lo hace nada mal pero no es Pablo Larraín. Marilyn (y Norma) seguramente daría más juego que Jackie (Kennedy) o (Diana) Spencer, pero las dos películas anglosajonas del chileno resultan bastante mejores que esta. De todas formas hay bastante originalidad en la forma de contar la historia, de poner la cámara y de organizar este relato sobre una mujer aplastada por su personaje. Sin embargo, al ser un retrato radicalmente doliente y sin concesiones a la brillantez de la actriz (hablo de Marilyn, no de Ana de Armas que está magnífica todo el tiempo), el resultado se hace demasiado largo y opresivo. Además, al poner tanto acento en la ausencia del padre y la imposibilidad del hijo (quizá la responsable de eso sea Oates) se acaba debilitando a la protagonista de una historia que, por lo demás, ya está consolidada en el imaginario icónico del siglo XX. A diferencia de Amy, en Blonde no se equilibra la dramática trayectoria de la protagonista con una reivindicación de sus cualidades artísticas. Pero la que está que se sale es Ana de Armas. Pura Marilyn. Pura calidad interpretativa que ya huele a Oscar. O a algo mucho mejor: un futuro muy prometedor.