22 de diciembre de 2013. Cines los Prados, Oviedo.
Dos divorciados maduros se conocen en una fiesta. Y se entienden. Ella es masajista y tiene entre sus clientas (y confidentes) a la anterior esposa de él. Al principio ignora esa relación entre ellos. Pero cuando la descubre se calla. Y pone en peligro un romance que parecía empezar bien.
Sobran las palabras estuvo el mes pasado en la sección oficial del festival de Gijón pero no llegué a verla. Tiene un puntito indie que podría justificar su presencia allí, pero también otro puntito comercial que la acerca a las historias para la televisión. El síndrome del nido vacío (las hijas de los dos amantes abandonan el hogar para irse a la universidad) y cierta adolescencia sentimental en el carácter de estos maduros son la base de esta historia sobre la influencia de las percepciones ajenas en los sentimientos propios. La bonhomía del personaje que interpreta el fallecido James Gandolfini (las advertencias sobre su obesidad parecen premonitorias) y las escenas con varias parejas son lo mejor de una película mejorable.