7 de mayo de 2020. D'A Film Festival Barcelona. Filmin, Avilés. V.O.S.
Una mujer vuelve agotada a su casa tras una jornada de trabajo. En el trayecto se queda dormida en el metro y cuando despierta está en la última estación. Ya no hay más trenes esa noche así que atraviesa andando la ciudad. Camina plácidamente y se va encontrando con gentes de la noche. Seres tan bondadosos como su mirada.
Es el contrapunto de After hours, la trepidante historia nocturna y masculina de Martin Scorsese. En Ghost tropic el despiste de esta buena mujer no tiene consecuencias dramáticas. De hecho, es una oportunidad para conocer otras vidas y constatar el sosiego con que vive la suya esta mujer a la que da gusto acompañar. La rondan sonidos tropicales que, a modo de fantasmas buenos, parecen anticipar ese epílogo en el que imagina a su hija feliz en una playa. Esta mujer también debe ser feliz. Lo demuestra ese salón que la espera en su casa y que nosotros vemos vacío al comienzo de la película cuando declinan las luces del día y también al final cuando se desperezan. Y lo demuestra también la manera tranquila y amable con que trata a los belgas de la noche.