1 de mayo de 2020. D'A Film Festival Barcelona. Filmin, Avilés.
Comienza el verano y termina el año. Ocasión para un encuentro familiar en la casa de campo de la familia de Emilio. Con él van su mujer Luisa y su hija Ana, una adolescente con episodios sonambulismo y una relación difícil con sus padres. Tampoco serán nada fáciles las que tienen entre si el resto de los miembros esa familia.
Un elenco magnífico y una dirección impecable nos hacen partícipes de esos detalles cotidianos que definen la textura de las relaciones familiares. Con un trabajo perfecto, desde el cuidadísimo sonido hasta la dirección de actores, Paula Hernández consigue meternos en una historia en la que es muy fácil reconocer las tensiones visibles y soterradas que hay en muchas familias. La decisión de que nuestro punto de vista no sea neutro sino que sigamos principalmente a Luisa y a Ana resulta muy acertada. Uno ya está acostumbrado a esperar siempre lo mejor de los cineastas e intérpretes argentinos (y no digamos en el teatro: estas semanas estamos disfrutando lo indecible con lo que nos ofrecen desde Timbre 4). Por eso parecía una apuesta segura esta película que no solo no defrauda sino que hace que uno se pregunte por qué no ha podido ver antes el resto de la obra de esta excelente directora que, a juzgar por esta película, es sin duda Paula Hernández. Los sonámbulos tiene como referencia de comparación más obvia La ciénaga de Lucrecia Martel. Aunque a mi también me ha recordado las atmósferas familiares retratadas en películas como Las furias de Miguel del Arco o El árbol magnético de Isabel de Ayguavives. Cuatro películas que compondrían un ciclo soberbio sobre familias reunidas circunstancialmente.