domingo, 30 de diciembre de 2012

Whore

de Ken Russell. EE.UU, 1991. 92’.
29 de diciembre de 1992. Filmoteca Española, Madrid. V.O.S.

Un día en la vida de Liz, una prostituta que describe su trabajo contándonos con naturalidad lo que siente. La seguimos durante esa jornada y vemos sus encuentros y desencuentros mientras evoca otros momentos de su vida como prostituta.

Con aire de documental callejero en el que desfilan tantos personajes como tópicos, en esta película la voz narrativa es la de quien interpreta ese oficio. Liz es siempre la protagonista, la que nos cuenta (mirándonos) lo que hace y lo que piensa. Aunque a la película se le notan los años y es bastante olvidable, Russell se atreve en ella a hacer algo políticamente incorrecto: tratar a la prostituta como sujeto y no solo como objeto de análisis. Ni León de Aranoa, con el naturalismo emotivo de sus Princesas, ni Bonello, con el sugerente esteticismo de su L’Apollonide, se libran del todo del prejuicio contrario. Aunque ridiculiza al cliente, Ken Russell recibiría hoy muchas críticas por suponer que quien mejor puede hablar sobre la prostitución es quien la ejerce. ¿Qué se diría si alguien osara llevar al cine reflexiones como las de Chester Brown en su interesante cómic Pagando por ello?