5 de diciembre de 2012. Cines Marta, Avilés.
El juez da otra oportunidad a Robbie. En lugar de mandarlo a la cárcel le impone un año de servicios comunitarios. Así se integra en un grupo de perdedores de los que Harry, un verdadero ángel escocés tan bondadoso como aficionado al buen whisky, intenta sacar lo mejor. Tras desarrollar un buen olfato para el whisky, Robbie ejecuta con sus compañeros un curioso plan en la destilería en la que se subasta una barrica sublime. Con algunos imprevistos, la cosa sale bien y Robbie no se olvida de la parte de los ángeles.
Ken Loach nos ha mostrado muchas veces la injusticia y nos ha hecho sentir la impotencia por el destino de los perdedores. Pero en esta magnífica historia, contada con hilarante ternura, demuestra que la justicia es posible y que no es necesario que para que unos ganen otros deban perder. Aquí todos ganan. Hay un robo, pero nadie resulta perjudicado. Es lo que tiene esperar que los perdedores pueden dejar de serlo. La confianza que deposita en ellos el juez, Harry, la novia de Robbie (y hasta su hijo recién nacido) es lo que hace posible el final feliz de esta historia. Ken Loach está en las antípodas del ministro Wert. Para Ken Loach ni es justa ni inevitable la desigualdad. Para Wert es simplemente natural. Ken Loach cree que hay que cuidar y esperar lo mejor de los perdedores para que puedan dejar de serlo. Wert los olvida porque solo le interesan los ganadores. Ken Loach pasará a la historia por esas buenas películas con las que defiende la justicia social. Wert pasará a la historia por la injusticia social que provocará su mala educación.
Ken Loach nos ha mostrado muchas veces la injusticia y nos ha hecho sentir la impotencia por el destino de los perdedores. Pero en esta magnífica historia, contada con hilarante ternura, demuestra que la justicia es posible y que no es necesario que para que unos ganen otros deban perder. Aquí todos ganan. Hay un robo, pero nadie resulta perjudicado. Es lo que tiene esperar que los perdedores pueden dejar de serlo. La confianza que deposita en ellos el juez, Harry, la novia de Robbie (y hasta su hijo recién nacido) es lo que hace posible el final feliz de esta historia. Ken Loach está en las antípodas del ministro Wert. Para Ken Loach ni es justa ni inevitable la desigualdad. Para Wert es simplemente natural. Ken Loach cree que hay que cuidar y esperar lo mejor de los perdedores para que puedan dejar de serlo. Wert los olvida porque solo le interesan los ganadores. Ken Loach pasará a la historia por esas buenas películas con las que defiende la justicia social. Wert pasará a la historia por la injusticia social que provocará su mala educación.