1 de mayo de 2017. Centro Niemeyer, II Festival de cine LGBTIQ, Avilés. V.O.S.
Una joven va a ver a su abuela que vive en una cabaña en Mongolia. Ella es Hedi y la acompaña una niña rubia de cinco años. Luego vemos que la niña se llama Sofía y vive con su madre en una ciudad alemana. Hedi es una vecina con la que Sofía se lleva muy bien y de la que Iva, la madre de la niña, se convertirá en amante. Hasta que la llegada del padre de Iva cambia la relación entre las dos y preludia un final en el que Iva y su padre terminan ahogando a Hedi. O ella acaba llevándose a Sofía a Mongolia. El espectador tendrá que decidir qué historia cree haber visto.
El extraño comienzo y el ambiguo final me dejan más perplejo que fascinado. Y no creo que la intención de la directora (y actriz protagonista) fuera que su obra resultara tan abierta. Así que me quedo con ese poema de Brecht que recita el padre, con la naturalidad de la niña y con algunos momentos de la relación entre las dos amantes. Tiene más morbo Hedi, pero es más fácil ponerse en el lugar de Iva.