18 de junio de 2017. Laboral Cinemateca, Gijón. V.O.S.
Maureen se gana la vida en París encargándose de comprarle la ropa a una famosa. Es un trabajo que no le agrada, pero le permite seguir en la ciudad mientras espera una señal de su hermano gemelo que murió hace tres meses. Los dos se habían prometido que el primero que falleciera enviaría una señal desde el otro lado. Maureen recibe varias. Y también unos extraños mensajes en el móvil.
Seguimos todo el tiempo a Kristen Stewart mientras la vemos defender bastante bien este extraño personaje que busca ropa para su jefa en las tiendas más caras de París y encuentra fantasmas en cualquier sitio. La historia va, por tanto, de espíritus y sustos clásicos (aderezada con referencias a la pintura abstracta de Hilma af Klint y a las querencias espiritistas de Víctor Hugo). Pero también tiene algo de thriller, de retrato sobre ese pijerío que no necesita fondo de armario y hasta de drama psicológico sobre una chica que no consigue superar su duelo. Personal shopper se ve con interés y uno acaba aceptando la presencia de ectoplasmas en una película que formalmente tiene poco que ver con lo fantástico. Sin embargo, el conjunto adolece de unas intenciones confusas y un desenlace poco claro.