de Ira Sachs. EE.UU., 2025. 76’.
19 de noviembre de 2025. Teatro Jovellanos. 63º Festival de Cine de Gijón (sección: Albar). V.O.S.
En 1974 Linda Rosenkrantz grabó una conversación con Peter Hujar en la que el fotógrafo le contó todo lo que había hecho y las personas con las que había hablado durante el día anterior. La cinta se perdió, pero recientemente apareció la transcripción completa que ella misma había hecho entonces. Ira Sachs mantiene su literalidad y recrea aquella conversación como si se hubiera desarrollado entre la mañana y la noche de un día.
Es una maravilla contemplar esta película y una suerte haber podido asistir después al encuentro con Ira Sachs. Su película es sencilla y aparentemente pequeña, pero quizá por eso resulta aún tan bella. Ben Wishaw y Rebecca Hall transmiten una gran complicidad en una conversación que, sin pretenderlo, refleja la intrahistoria del arte neoyorquino de los setenta. Entre aquel diálogo y lo que ahora vemos en la pantalla ha pasado ya medio siglo, pero entre las cosas que él contaba y ella escuchaba entonces solo había pasado un día. Aquel encuentro oral fue grabado, pero nos llega porque los papeles amarillentos de su inmediata transcripción se han convertido en el guion de esta recreación conmovedora de aquella entrevista. Un juego de muñecas rusas entre realidad, oralidad, escrituras e imágenes que resulta fascinante. En el coloquio Ira Sachs señaló que eligió filmar en 16 milímetros, y sin posproducción, porque le parecía el formato ideal para retratar la textura (y, como él dijo, la ternura) de aquel tiempo y aquella conversación. Aunque uno no hubiera oído hablar de Susan Sontag o Allen Ginsberg, la película seguiría siendo fascinante por la manera en que el director de Verano en Brooklin, El amor es extraño o Passages decide ir en busca de aquel tiempo perdido y ofrecérnoslo en la pantalla. Un día con Peter Hujar es, por tanto, una de esas películas bellamente poéticas que, al margen de los premios, prestigian a un festival.
