2 de abril de 2016. Centro Niemeyer, IX Edición de Novocine, Avilés. V.O.S.
La casa grande es la de la familia de Jean, un adolescente que el próximo año irá a la universidad y está despertando ahora al amor. Él va a un colegio de élite solo para chicos. Lo propio de la gente bien de Río de Janeiro. Sin embargo, su padre se está arruinando y muchas cosas cambiarán para Jean y su familia. También su relación con Luiza, una chica humilde que estudia en un instituto público.
Un retrato de los contrastes de Río de Janeiro. Desde arriba. Desde esas élites que creen merecer lo que tienen sin darse cuenta de que en cualquier momento pueden perderlo. El retrato es familiar, generacional y social a la vez. Porque siendo (también) una película sobre adolescentes es mucho más que eso. El protagonista es ese muchacho en tiempos de mudanza que tiene nombre francés y no sabe bailar forró. Pero también lo es ese padre neoliberal encarnado por Marcello Novaes que interpreta magníficamente a un verdadero arquetipo de ese pater familias de la derecha americana que, con ligeras variantes, puede encontrarse en los barrios selectos de cualquier lugar del mundo. O esa familia paralela que interpretan esa criada joven y sexualmente alegre, esa cocinera negra con valores y ese chófer que es como un padre para Jean. Y también esa novia ideal, hija de mulata y japonés, que además de muy guapa y muy dulce, es lista, sabe bailar forró y cantarle las cuarenta al padre de Jean. Nada falta y nada sobra en Casa Grande, una magnífica película brasileña que debería haber llegado a nuestras carteleras comerciales pero que, como otras estupendas historias, solo podemos disfrutar gracias a una iniciativa excelente como es Novocine.