2 de junio de 2013. Cines Marta, Avilés.
Nick Carraway evoca el verano en que conoció a Gatsby, un tipo inmensamente rico que parece el paradigma del hombre hecho a si mismo. El lujo y la ostentación en la que vive esconden su deseo de recuperar a Daisy, su antiguo amor que ahora está casada con uno de los hombres más poderosos de la ciudad.
Un rayo verde frente a su mansión en Long Island simboliza para Gatsby la esperanza de que el futuro le devuelva ese amor que antes no pudo tener. Pero esa luz resultará tan inalcanzable como el sueño de enviar a contracorriente barcos hacia el pasado del que hablaba Fitzgerald al final de su novela. La versión de Luhrmann de esta icónica historia neoyorquina es tan espectacular como su (a veces mareante) Moulin Rouge parisino. Además de una ocasión para volver a disfrutar con el trabajo de ese magnífico actor que es Leonardo Di Caprio, esta película sobre aquellos tiempos de burbujas y esplendor quizá nos ofrece una metáfora de los nuestros. Que la música sea anacrónica los acerca más a un presente en el que también parece que el mejor futuro ya quedó atrás.