29 de junio de 2013. Cines Marta, Avilés.

Salvo por leves guiños al futuro ("solo una ley me impediría fumar en mi despacho", "teclear es algo que no solo harán las secretarias") esta película, ambientada a finales de los cincuenta en Normandía, podría haber sido hecha realmente en aquella época. Y la podría haber protagonizado Audrey Hepburn (la foto en la habitación de Rose no es el único homenaje). De hecho, las situaciones, el guión y los personajes parecen salidos de una película clásica que se hubiera perdido y cuya copia restaurada viéramos ahora. En esta historia de mecanógrafas deportivas la relación entre el jefe/entrenador/galán y la secretaria/deportista/estrella recuerda a las de Pigmalion y Million Dollar Baby. Como aquellas también habla del adiestramiento como sublimación del amor. Y lo hace siguiendo la amable previsibilidad de la primera y evitando el dramatismo moral de la segunda. Apta para todos los públicos, Populaire (la marca de una máquina de escribir rosa que es casi una metáfora de la propia historia: clásica, rosa y popular) se deja ver con el mismo agrado con que vemos las reposiciones televisivas de cierto cine ingenuo que se hacía cuando aún no habíamos nacido.