18 de junio de 2013. Casa de la Cultura, Avilés. V.O.S.
En 1998 apareció en Linares un joven que se hizo pasar por Nicholas Barclay, un adolescente tejano que había desaparecido cuatro años antes. Su familia no advirtió la impostura y acogió sin saberlo a Frédéric Bourdin, un joven francés que ya había adoptado otras identidades falsas.
El domingo pasado se repuso en televisión El intercambio, de Clint Eastwood. El drama de esa madre es obvio: por más que otros se empeñen, ella sabe que ese no es su hijo. La familia de Nicholas Barclay no lo tuvo tan claro. O sí. Porque quizá tuvieran otras razones para aceptar el engaño. Una vez más, la estructura clásica del documental es un soporte narrativo eficaz cuando la historia real es tan sorprendente que parece de ficción.
El domingo pasado se repuso en televisión El intercambio, de Clint Eastwood. El drama de esa madre es obvio: por más que otros se empeñen, ella sabe que ese no es su hijo. La familia de Nicholas Barclay no lo tuvo tan claro. O sí. Porque quizá tuvieran otras razones para aceptar el engaño. Una vez más, la estructura clásica del documental es un soporte narrativo eficaz cuando la historia real es tan sorprendente que parece de ficción.