13 de diciembre de 2015. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.
La madre de Billie inicia un tratamiento para cambiar de sexo. Durante un año Billie vivirá con su padre y solo verá a su madre los martes entre las cuatro y las diez. Después de esa hora, sin que sus padres lo sepan, se encuentra cada semana con un chico y una chica de su colegio con los que comparte intimidad y sexo.
Sexo, mentiras y cintas de video. Si Steven Soderbergh no se hubiera adelantado, así se podría haber titulado también esta película que muestra el proceso del cambio de sexo de una adulta y el proceso de despertar al sexo de una adolescente. Es interesante la forma en que se presenta la evolución de la relación entre madre e hija a través de ese dispositivo narrativo que va numerando los cincuenta y dos encuentros (en realidad alguno menos ya que hay un par de semanas en que no se ven). También lo son la manera en que se presenta el triángulo adolescente y las confesiones que la protagonista va filmando. Sin embargo, la forma en que el entorno adulto reacciona al descubrir las cintas de video me parece algo radical y un tanto conservadora, sobre todo tratándose de una película que parece reivindicar la libertad de orientación sexual. Bien contada y excelentemente interpretada por la joven protagonista, 52 martes es, en todo caso, una historia que se ve con interés.