27 de diciembre de 2015. Tabakalera, San Sebastián. V.O.S.
Agnes ha cumplido dieciséis años y no tiene amigos en el instituto. Por el contrario, Elin es muy popular y extravertida. Las dos acabarán teniendo una relación amorosa que resulta inesperada para los demás.
Ayer por la mañana estuvimos en la visita guiada a Tabakalera, el flamante centro de cultura contemporánea que San Sebastián estrenó hace tres meses en el edificio centenario que le da nombre. La intervención arquitectónica es interesante (con un vistoso prisma y terraza superior que hace visible el edificio desde lejos) y el planteamiento de contenidos parece prometedor (en la línea del CCCB de Barcelona, del Matadero o la Casa Encendida de Madrid o incluso de la Laboral de Gijón). La programación de su cine tiene afinidades con la del Niemeyer (ayer se proyectaba aquí Qué difícil es ser un dios, una película que vimos el mes pasado en Avilés), aunque también incorpora ideas tan interesantes como que colectivos juveniles locales programen sus propios ciclos. Ese es el motivo de que hayamos visto hoy aquí Fucking Amal, una película que presentaron los estudiantes donostiarras de bachillerato artístico que la habían seleccionado. A la película se le notan sus más de quince años (también a la copia de 35 mm que se ha proyectado) y, después de La vida de Adèle, parece casi obvia su reivindicación edificante de la posibilidad de amores lésbicos en la juventud temprana. En todo caso, la sencillez de esta historia sueca no debería llevar a menospreciar su valor. Como tampoco la torridez de la francesa debería engañarnos sobre la calidad de esa sobrevalorada película.