28 de diciembre de 2015. Cines Parque Principado, Lugones.
Maud trabaja en una lavandería. Allí toma contacto con el movimiento sufragista. Su progresiva implicación hará que entienda de otro modo la vida. Y que sufra las consecuencias en su familia y en su trabajo.
Desde la sencilla mirada de esta mujer vemos los avatares de una lucha que llevó a mil feministas británicas a la cárcel y que, antes de la Primera Guerra Mundial, logró hacer visible una causa que acabó conquistando un derecho que hoy nos parece obvio. Es una película necesaria que muestra que los derechos nunca han sido gratis y que el compromiso y la tenacidad es lo que hace posible una vida mejor. Unos valores que tenían mucho más claros aquellas mujeres de hace un siglo que mucha gente hoy. La película me interesaba por todo eso y por disfrutar de nuevo viendo a Carey Mulligan interpretar a uno de esos personajes muy fuertes con apariencia muy dulce. El gustazo ha sido completo al encontrarme también con Brendan Gleeson (que bordó aquel extraordinario cura en Calvary) aportando el contrapounto perfecto para ese personaje. Pero es que además la historia está muy bien contada, es emocionante y enseña muchas cosas. Nada que ver con la otra película que hemos visto hoy.