17 de diciembre de 2015. Cines Parqueastur, Corvera.
James Donovan es un abogado al que le encargan defender a un ruso acusado de espionaje en los tiempos de la Guerra Fría. Luego negociará en Berlín su intercambio por un piloto y un estudiante americanos. Donovan es un abogado honesto y un hábil negociador que, de ser detestado en su país, pasó a convertirse casi en un héroe.
El estupendo guión de los hermanos Coen, la prodigiosa ambientación que siempre ofrece Spielberg y la soberbia interpretación de Tom Hanks hacen que El puente de los espías no defraude y uno salga del cine con la sensación de haber visto un clásico. El puente de la parte final y la tenacidad del protagonista me han recordado a Salvar al soldado Ryan. Su vocación altruista en escenarios alemanes me ha hecho pensar también en La lista de Schindler. Y, aunque esta nueva película de Spielberg no es tan ambiciosa como aquellas, creo que quedará en la memoria como una de las mejores de este gran director. Los hechos reales que inspiran esta historia tienen poco que ver, pero el heroismo cívico del protagonista de El puente de los espías me ha recordado al del Pereira de Tabucchi o a ese otro americano, ahora repudiado, al que quizá algún día se le reconozca su valor. Estoy pensando en Edward Snowden, el joven cuya gesta también tiene película (Citizenfour de Laura Poitras) y sobre la que dije en este blog algo que también me sirve para James Donovan: gentes como él, más que
poner en riesgo la seguridad de sus países, son las que mantienen vivos
sus mejores valores.