10 de octubre de 2016. Cines Los Prados, Oviedo.
Interiores con Emily Dickinson. Los de su vida familiar. Los de su soledad literaria. Los de la amarga lucidez que la acompañó toda su vida.
Imágenes delicadas. Encuadres perfectos. Movimientos de cámara leves y oportunos. Fotografía primorosa. Interpretaciones intensas. Y un guión radicalmente literario. Terence Davies traslada el esteticismo de The deep blue sea a la América de mediados del XIX. Pero aquí no hay solo voluntad de estilo. Su capacidad para componer imágenes hermosas está al servicio de una reivindicación literaria que le sale bastante bien. Aunque resulte exigente para el espectador por la formalidad con que se hablan los protagonistas, por la intensidad de sus dramas interiores, por la ausencia de subrayados musicales que nos dejan a solas con las imágenes y las palabras. Así que esta historia de una pasión es cine literario y elegante. Pero solo apto para espectadores curtidos.