23 de noviembre de 2016. Cines Centro, 54º Festival de Cine de Gijón (sección: rellumes).
Rosa Chumbe es policia de día y alcohólica de noche. También es ludópata, madre arisca y abuela irresponsable. Un ser patético que solo hallará redención cuando su santa tocaya haga un milagro que reparé el drama de la murte de su nieto.
Áspera, extrema, excesiva. Así es Rosa Chumbe. Una película sin apenas diálogos que, según dijo su director en el coloquio, pudo haber sido aún más cruda si las primeras versiones del guión hubieran llegado a la pantalla. Pero no es ni la acritud, ni los silencios, ni el drama excesivo su principal problema. Tampoco que oigamos los sonidos de las calles de Lima con la fuerza que hace tan reconocibles las de Manila en el cine de Brillante Mendoza. El problema es que la propuesta debería ser más verosímil o apostar más decididamente por lo mágico y lo surrealista (el tramo final de la película es lo mejor). También debería haber evitado esos planos de esteticismo incoherente (la mujer subiendo las escaleras..) o tan deliberadamente sucios que casi resultan manidos.