24 de noviembre de 2015. Cines Centro, 53º Festival de Cine de Gijón (sección: llendes).
Adán y Eva en un bosque gallego. Él sale de la tierra en primavera y tendrá que descubrirlo todo. En verano aparece ella y estarán juntos hasta el otoño. El castigo invernal será la separación de los dos. Al final Eva termina sola en una playa tras haber matado a Adán.
El mito bíblico vuelto del revés. Será ella quien al final inaugure un mundo que no parece necesitar a los hombres. Las imágenes son poderosas, con simetrías interesantes como los planos del bosque pre y posthumano que abren y cierran la película. En el coloquio los actores señalaron la dificultad de deshacerse de cualquier gesto cultural para encarnar a unos seres que nacen sin precedentes. Cristobal Arteaga no ha podido venir. Hace dos años vi su magnífica El triste olor de la carne, un inolvidable plano secuencia de hora y media por las calles de Vigo. Los temas y las formas de las dos películas no pueden ser más diferentes, pero en ambas se nota el carácter de un director dispuesto a asumir riesgos y a experimentar con historias en las que no son necesarias las palabras.