15 de noviembre de 2015. Centro Niemeyer, Avilés.
El legado de la emigración asturiana en Tampa. En las viejas fábricas de tabaco. En el hermoso teatro del centro asturiano en el que unos ancianos ven filmaciones de infancias casi irreconocibles. En la sala donde otros repasan listas con nombres y apodos de emigrantes. En la casa donde la nieta de algunos de ellos revisa imágenes de un viaje a España. En el No pasarán que una mujer toca en el piano de una anciana centenaria. Un legado que, como el humo, se va.
Luis Argeo cambia de costa americana para, tras La paella de Daniel Albert, mostrarnos otras huellas de la emigración española en Estados Unidos. Tampa fue el destino de miles de asturianos (muchos de ellos de esta comarca) que salieron de aquí a finales del siglo XIX y principios del XX para nunca volver. Aunque quizá ellos no lo pensaban, porque como recordó en el coloquio, hasta los años cuarenta muchos españoles que llevaban décadas viviendo allí no solicitaron la ciudadanía norteamericana. La película se estrena hoy en España con esta proyección y forma parte de un proyecto más amplio de recuperación de un legado histórico relativamente olvidado sobre la emigración española en Estados Unidos. Una iniciativa interesante que merecería ser más conocida.