25 de noviembre de 2013. Parqueastur, Corvera.
Jasmine está arruinada. No le queda otro remedio que irse a San Francisco a vivir con su hermana Ginger. Las dos son muy distintas. Jasmine era la mujer de un poderoso especulador financiero que se ha suicidado en la cárcel. Ginger trabaja en un supermercado y lleva una vida humilde con sus dos hijos y su nuevo novio. Es una convivencia obligada en la que esta inestable Jasmine intenta rehacer su vida. Y complica bastante la de los demás.
Woody Allen ha vuelto a América. Esta vez a la Costa Oeste (Nueva York solo aparece en los flash back). La estupenda interpretación de Cate Blanchet de ese personaje poliédrico (un regalo para cualquier actriz) ya hace que merezca la pena ver esta película. Pero hay mucho más. Es una historia bien contada en la que Woody Allen vuelve a contraponer a quienes se mueven como peces en el agua en una vida regalada y a los torpes que hacen siempre el ridículo en esos entornos. Mira Sorbino en Poderosa Afrodita creo que fue la primera que me encantó en ese registro. Luego han sido muchos (entre ellos Javier Bardem y Penélope Cruz) los que han dado vida a esos seres toscos y sin hipocresía. Reconozco que el doblaje de esos personajes cutres me resulta incómodo al principio. Pero luego me olvido y disfruto del contraste entre esa aparente gentuza que en realidad es buena gente y esa gente bien que en realidad es bien mala. De Blue Jasmine me gusta el ritmo de la historia. Me gusta la organización de un relato que combina dos tiempos y dos espacios. Y también me gusta la intención de regodeo en la humillación de esos burbujeros (Alec Baldwin como trasunto de Madoff) que tanto mal (nos) han hecho. No soy de los insatisfechos que cada año comparan la última película de Allen con alguna supuesta obra maestra anterior (¿cuál sería? ¿no lo es el conjunto de su obra?). Soy de los que se alegran de poder disfrutar de un regalo suyo cada año y de encontrar en él sorpresas y momentos de encantamiento. Me sucede cuando sus películas me parecen perfectas. Pero también cuando las encuentro deliciosamente imperfectas. Jasmine es muy imperfecta, pero Blue Jasmine es deliciosa.