5 de noviembre de 2013. Cines los Prados, Oviedo.
Un norteamericano asesina en Bangkok a una prostituta. Luego el padre de ella lo mata a él. Esos crimenes desencadenan nuevas venganzas que enfrentarán a la madre y al hermano de aquel asesino con un carismático lider de la policia tailandesa.
Tres películas en una. La de unos encuadres perfectos con colores cálidos y personajes parsimoniosos. La de una violencia extrema que parece evocar mitos sangrientos. Y la de unos diálogos bobos que nos sacan de las otras dos. Más hierático que nunca, Ryan Gosling no consigue meternos en esos laberintos existenciales creados por el director que nos lo descubrió en Drive. Desagradable más que vistosa, la película resulta bastante prescindible.