21 de noviembre de 2013. Casa de la Cultura, Avilés. 51º Festival de Cine de Gijón (sección: Jean-François Laguionie). V.O.S.
El pintor ha dejado el cuadro inacabado. Por eso hay personajes de tres clases: los yalistos, los amedias y los bosquejos. Los yalistos viven felices en el castillo despreciando a los otros. Pero un yalisto se enamora de una amedias y así comienza la aventura de tres personajes que deciden salir del cuadro en busca del pintor. Quieren pedirle que los acabe. Que termine con la desigualdad. En su periplo descubrirán que fuera hay otros mundos en otros cuadros. Y que todos están conectados. Al final encuentran al pintor, pero ya no lo necesitan para liberarse.
El cine de animación no me atrae demasiado, pero debo decir que esta película me ha encantado. Por sus bellas imágenes, por sus evocaciones pictóricas (Modigliani, Picasso, Escher, Renoir...) y hasta por sus intenciones sociopolíticas. Es una historia sencilla, apta para todos los públicos (también para los niños), que propone un delicioso repaso a la relación entre el artista y su obra, planteando bonitos interrogantes sobre las diversas dimensiones de la realidad. Cine bello y edificante el de esta tarde en Avilés. Estas extensiones del festival de Gijón han traído a mi ciudad películas bien diversas: tras la sorprendente El triste olor de la carne del lunes, el martes hubo sesión de cortometrajes (de los que me han hablado muy bien mis alumnos) y mañana se proyectará Història de la meva mort, de Albert Serra. Estas proyecciones de la tarde se suman a las cuatro películas proyectadas en el Niemeyer de la sección Enfants terribles el lunes y el martes (esta semana no hemos dejado de hablar en clase de Baby Blues, tras el impacto que causó la película en la mayoría de los alumnos). Esta apertura del festival a Avilés ha sido un acierto. Gijón no pierde por ello espectadores como yo, pero el festival gana al hacerse más tentador para otros públicos.
El cine de animación no me atrae demasiado, pero debo decir que esta película me ha encantado. Por sus bellas imágenes, por sus evocaciones pictóricas (Modigliani, Picasso, Escher, Renoir...) y hasta por sus intenciones sociopolíticas. Es una historia sencilla, apta para todos los públicos (también para los niños), que propone un delicioso repaso a la relación entre el artista y su obra, planteando bonitos interrogantes sobre las diversas dimensiones de la realidad. Cine bello y edificante el de esta tarde en Avilés. Estas extensiones del festival de Gijón han traído a mi ciudad películas bien diversas: tras la sorprendente El triste olor de la carne del lunes, el martes hubo sesión de cortometrajes (de los que me han hablado muy bien mis alumnos) y mañana se proyectará Història de la meva mort, de Albert Serra. Estas proyecciones de la tarde se suman a las cuatro películas proyectadas en el Niemeyer de la sección Enfants terribles el lunes y el martes (esta semana no hemos dejado de hablar en clase de Baby Blues, tras el impacto que causó la película en la mayoría de los alumnos). Esta apertura del festival a Avilés ha sido un acierto. Gijón no pierde por ello espectadores como yo, pero el festival gana al hacerse más tentador para otros públicos.