sábado, 31 de enero de 2015

Nightcrawler

de Dan Gilroy. EE.UU., 2014. 113’.
31 de enero de 2015. Cines Los Prados, Oviedo.

Lou Bloom busca en Los Ángeles un trabajo en el que prosperar. Y lo encuentra grabando imágenes truculentas para la televisión. Cada noche rastrea desde su coche los canales de la policia y consigue llegar el primero a donde ha ocurrido un accidente o se ha cometido un crimen. Así consigue los planos más impactantes para los noticiarios matinales. Su afán no tiene límites. Ni escrúpulos morales con tal de conseguir ese tipo de imágenes que atrapan al espectador cuando se le advierte de que pueden herir su sensibilidad.

Las primeras imágenes de la ciudad nocturna mientras aparecen los títulos de crédito evidencian lo importantes que son para Dan Gilroy los encuadres elegantes. Igual que para su personaje, esa suerte de vampiro mediático que se acerca a las víctimas para atrapar la dosis de sangre televisada que el público demanda. La magnífica interpretación de Jake Gyllenhaal construye un personaje de docilidad y labia especialmente inquietantes porque parecen sinceras. Como su ambición y su fidelidad a ese discurso de los emprendedores que tanto éxito tiene en las escuelas de negocios y que tan querido resulta para la derecha (pseudo)liberal. Dan Gilroy no solo dirige una película magnífica con lecturas escalables y especulares, también es el autor de un guión espléndido en el que el lenguaje empresarial de este reportero sin escrúpulos revela y parodia una forma de entender la vida profesional en la que es lo mismo comerciar con imágenes que con chatarra. Nightcrawler es cine grande. Ese que fascina al espectador con imágenes y palabras que le incitan a pensar. Justo lo contrario de lo que hacen esas antenas nocturnas del bello plano final.

viernes, 30 de enero de 2015

No llores, vuela

de Claudia Llosa. España, 2014. 112.
30 de enero de 2015. Cines Van Dyck, Salamanca.

Una madre busca en lo sobrenatural el milagro para su hijo enfermo y descubre que tiene poderes para curar a otros. Un cetrero busca a su madre por encargo de una periodista y la encuentra practicando esos poderes en territorios helados. Veinte años separan la búsqueda de la madre y la del hijo. Son los que han pasado desde el terrible accidente en que el cetrero perdió a su hermano enfermo cuando los dos eran niños. Desde entonces la madre y el hijo viven en mundos separados por la culpa y el dolor.

Los paisajes y a veces los gestos son lo mejor de una película sobre personajes torturados por los recuerdos. Son dos historias. Una en el pasado, con la madre y los dos niños antes del desastre. Y otra en el presente, con el hijo buscándola en un mundo helado. Lo natural y lo sobrenatural tienen mucha importancia y, como los halcones del cetrero, parecen sobrevolar toda la historia. Sin embargo, la película no me acaba de emocionar. La veo con gusto y disfruto con las imágenes, pero ese hielo abrasador no me perturba como pretende la directora de La teta y la Luna.

jueves, 29 de enero de 2015

Grand central

de Rebecca Zlotowski. Francia, 2013. 94.
29 de enero de 2015. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.

Gary encuentra trabajo en una central nuclear. Allí se integra en un equipo que entra en zonas de alto riesgo. Los incidentes en el trabajo y la relación con  la novia de uno de los compañeros van complicando su vida.

La radiactividad dentro y el amor fuera. La pasión esporádica en el bosque compensa los riesgos diarios en la central. Tahar Rahim y Léa Seydoux (protagonistas de historias tan apasionadas como Le Passé de Asghar Farhadi y La vida de Adéle de Abdellatif Kechiche) son los bellos amantes de esta historia bien contada sobre trabajos peligrosos y pasiones radiactivas.
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miércoles, 28 de enero de 2015

La teoría del todo

de James Marsh. Reino Unido, 2014. 123’.
28 de enero de 2015. Parqueastur, Corvera.

La vida de Stephen Hawking. Desde el doctorado hasta la separación de su primera mujer. Su declive físico, su ambición intelectual y, sobre todo, su vida matrimonial.

Estos días comparten cartelera la película sobre Turing y la de Hawking. Pero no hay color. The imitation game sería una película interesante aunque la historia no fuera real. Sin embargo, La teoría del todo sería de sobremesa televisiva si su protagonista no fuera un físico famoso. Como biografía científica es muy pobre. Como relato de superación personal es muy obvio. Solo la interpretación de un Eddie Redmayne que clava los estragos físicos del popular científico aporta algo de valor a una película que hasta en el título defrauda.

domingo, 25 de enero de 2015

Cenizas

de Carlos Balbuena. España, 2014. 60.
25 de enero de 2015. Centro Niemeyer, Avilés.

Un hombre regresa a Santa Lucía, un pueblo minero del norte de León. Allí abre la que debió ser su casa, busca a vecinos que ya no están y recorre paisajes nevados en los que solo encuentra cenizas de los que tenía en su memoria. Al final parece estar buscando algo en la tierra. Como esa jaula minera que baja a las profundidades y regresa vacía.

Una película radicalmente invernal. En el paisaje y en el estado de ánimo de ese hombre que ajusta cuentas con sus recuerdos y sale malparado. Lo que se muestra sería en blanco y negro aunque tuviera color. Los encuadres son elegantes y los planos más que parsimoniosos. Carlos Balbuena no parece querer contar algo concreto. Solo sugerir unas evocaciones pesimistas que seguramente tienen bastante de autobiográfico. Eso reconoció en el coloquio que siguió a la proyección y que estuvo conducido por Ramón Lluís Bande, el director de este lado de la cordillera que la semana pasada presentó aquí su película.

sábado, 24 de enero de 2015

Still Alice

de Richard Glatzer y Wash Westmoreland. EE.UU., 2014. 101’.
24 de enero de 2015. Cines Golem, Madrid. V.O.S.


Alice acaba de cumplir cincuenta años. Mientras da una conferencia sobre cómo los niños adquieren las palabras ella olvida una. Es el primer síntoma de un Alzheimer precoz que en poco tiempo borrará su identidad.

Ser consciente de que el tiempo y el espacio se deshacen como la arena. Quizá sea lo peor de una enfermedad que comienza con la lucidez de saber que toda lucidez se perderá. Por eso Alice graba ese video en el que se da instrucciones precisas para cuando ya no sea Alice. Julianne Moore interpreta muy bien un papel para el que, por desgracia, hay muchas personas en las que inspirarse. Still Alice (aquí se ha traducido como Siempre Alice en lugar de Todavía Alice) es una buena ficción sobre un tema que tiene magníficos precedentes. Como El hijo de la novia de Juan José Campanella con una Norma Aleandro insuperable. O Arrugas, el cómic de Paco Roca (esta mañana hemos visto una estupenda exposición sobre su obra en la Fundación Telefónica) llevado al cine por Ignacio Ferreras. O Bicicleta, cullera, poma, el documental de Carles Bosch que recoge el valiente testimonio de Pasqual Maragall. O también André y Dorine, la deliciosa y emotiva obra con que Kulunka Teatro ha llevado también el Alzheimer a los escenarios. Así que salgo del cine reconfortado por saber que todavía recuerdo esas buenas historias sobre el olvido. Y que sigo siendo el mismo que tanto disfrutaba en aquel tiempo en que este espacio se llamaba Alphaville.

miércoles, 21 de enero de 2015

Still life

de Uberto Pasolini. Reino Unido, 2013. 92’.
21 de enero de 2015. Centro Cultural Valey, Piedras Blancas. V.O.S.

John May es un funcionario diligente que trabaja para el ayuntamiento localizando a los familiares de las personas que mueren en soledad. Cuando no lo consigue organiza su funeral y guarda sus fotografías en un álbum. Antes de que le despidan pone todo su celo en resolver el último caso.

Una historia magnífica y mínima la de este funcionario solitario empeñado en que dignificar la muerte sea también un servicio público. Eddie Marsan lo encarna con la delicadeza que requiere esta contenida y hermosa película de Uberto Pasolini que me ha hecho pensar en otras dos historias sobre la ternura con que algunas personas acompañan lo que queda tras la muerte: la japonesa Despedidas de Yojiro Takita que vi hace unos años en Barcelona y la argentina El estado de las cosas que vi hace unas semanas en Buenos Aires. Hace unos días conocí la maldad y la inquina con que un funcionario gris puede tratar a los vivos. Así que hoy me ha resultado más que reparadora la bondad y la ternura con que este funcionario de cine sabe tratar a los muertos. Aquel no disfrutaría con esta película ni entendería nada de lo que hace este.

martes, 20 de enero de 2015

The imitation game

de Morten Tyldum. Reino Unido, 2014. 114’.
20 de enero de 2015. Parqueastur, Corvera.

El enigma resuelto por (la máquina de) Turing. El código secreto de las comunicaciones de los nazis descifrado por este sabio de la lógica que puso las bases de la computación digital.

Entre Leibiniz y Steve Jobs. Ese podría ser el sitio de Alan Turing. Morten Tyldum nos lo muestra mientras construye una máquina que lo acerca al punto de vista de dios para desvelar los secretos del diablo durante la Segunda Guerra Mundial. También sufriendo por su singularidad intelectual en la adolescencia. Y por la persecución de su homosexualidad que le condujo al suicidio. Tres momentos de su vida bien intercalados en esta interesante película con una interpretación más que notable de Benedict Cumberbatch.

lunes, 19 de enero de 2015

Everyday rebellion

de Arash T. Riahi y Arman T. Riahi. Suiza, 2013. 104’.
19 de enero de 2015. Centro Municipal Integrado La Arena, Gijón. V.O.S.

Movimientos de indignados de todo mundo. Tácticas y estrategias para acciones de resistencia no violenta. De Wall Street a Madrid. De Ucrania a Irán. De El Cairo a Estambul. Se Serbia a Siria. Fines igualitarios y medios pacíficos compartidos por grupos que defienden que otro mundo es posible.

The art of change podría ser la réplica a The act of killing. Aquel es el subtítulo de un documental con el que los hermanos Riahi nos muestran estrategias de resistencia situadas en las antípodas morales de los actos que denunciaba el documental de Oppenheimer. Everyday Rebellion comparte intenciones con el bello retrato que Basilio Martín Patino hizo del 15M madrileño en Libre te quiero. Los Riahi amplian el campo y detallan los métodos de unos movimientos sociales que están emergiendo en todo el mundo. Igual que el salmantino, los iraníes toman partido ético y estético a favor de lo que retratan. Y ofrecen casi dos horas muy gratas de ideas callejeras y optimismo político en esta nueva entrega de esa magnífica iniciativa que es El Documental del Mes.

sábado, 17 de enero de 2015

Mommy

de Xavier Dolan. Canadá, 2014. 139’.
17 de enero de 2015. Centro Municipal Integrado Pumarín, Gijón. V.O.S.

Podría internarlo en un centro especial pero Die prefiere hacerse cargo de Steve, su hijo adolescente. Ella tiene carácter. Él mucho más. Su violencia verbal se convierte a menudo en agresiones físicas. Pero los dos se necesitan y se quieren. Cuando su vecina Kyla entra en sus vidas parece que los tres podrían superar sus traumas.

El formato sorprende. Es 1:1. De modo que en la pantalla la imagen parece vertical. Ese es el encuadre adecuado para retratar rostros y figuras. Y así vemos a estos personajes cuyo pasado estrechó el horizonte de sus vidas. La de un Steve y una Die que parecen amantes y que, sin saberlo, no dejan de gritar por la pérdida del padre. La de una Kyla que solo con ellos parece capaz de abandonar la mudez por la pérdida del hijo. La pantalla solo se ensancha para mostrarnos por un momento ese futuro imposible con el que Die sueña despierta. Mommy es mucho más que un retrato de violencias adolescentes o de relaciones edípicas. Es una historia desgarradora con personajes hermosos y vidas intensas. Es cine apasionado sobre pasiones verticales.

jueves, 15 de enero de 2015

Equí y n'otru tiempu

de Ramón Lluís Bande. España, 2014. 70.
15 de enero de 2015. Centro Niemeyer, Avilés.

Planos fijos de los lugares en que fueron asesinados ochenta "fugaos" asturianos entre 1937 y 1952. Más de un minuto contemplando cada uno de esos espacios. En medio, breves textos identifican sitios, nombres y fechas. Como prólogo, fotografías antiguas de guerrilleros y la voz de un superviviente describiendo su detención. Como epílogo, una anciana cantando una canción antifascista sobre un fondo negro.

Ramón Lluís Bande presenta la película señalando su intención de hacer un documental con forma de monumento. De hecho, los textos podrían figurar en monolitos conmemorativos. Sin embargo, el dispositivo formal resulta exasperante (ya me lo parecía también el de Llende). La causa de la memoria histórica y la belleza de los paisajes asturianos son las bazas con las que juega una película con la que es más fácil comulgar que disfrutar. Se nota en la intensidad del coloquio que (otra vez) se ha centrado más en el tema que en la propia película. Así que el premio "Resistencias" del festival de Sevilla me parece excesivo. Desde luego fue mucho más merecido el que  recibió el año pasado El triste olor de la carne de Cristóbal Arteaga Rozas. Entre las aportaciones asturianas a estos temas me parece mucho más interesante la que presentó aquí Luis Felipe Capellín con su Guerrillero Quintana. O la magnífica El viejo Rock de Pablo Sánchez Blasco que también vimos en el Niemeyer y que, de forma menos directa, también se acerca a estos temas. O, en contexto pirenaico, Juego de espias, el documental con que Ramón J. Campo y Germán Roda reivindicaron las gestas de unos héroes anónimos en la estación de Canfranc. El cine puede hacer importantes aportaciones a la memoria histórica, pero la de esta noche no estará entre las mejores.

miércoles, 14 de enero de 2015

Amour Fou

de Jessica Hausner. Austria, 2014. 96’.
14 de enero de 2015. Centro Cultural Valey, Piedras Blancas. V.O.S.

Heinrich es un poeta romántico que quiere suicidarse en compañía femenina. Henriette es la segunda mujer a la que se lo propone. Una supuesta enfermedad incurable hará que ella se replantee su negativa inicial.

Las estampas bien encuadradas del ambiente familiar de la aristocracia prusiana de hace dos siglos es lo más destacable de esta extraña película. Pero sobre suicidios compartidos con inspiración real Norway Today (la obra que vimos en febrero pasado en el Off-Niemeyer) le da mil vueltas a este Amour Fou germánico que también podría haberse titulado La cinta rosa.

sábado, 10 de enero de 2015

Birdman

de Alejandro González Iñárritu. EE.UU., 2014. 118’.
10 de enero de 2015. Parqueastur, Corvera.

Riggan Thomson está a punto de estrenar una obra en Broadway. Antes ha sido Birdman, el superhéroe que le ha dado fama en el cine, pero ahora quiere dar un giro a su carrera y demostrar su valía en el teatro adaptando, dirigiendo e interpretando una obra de Raymond Carver, el autor que le animó a ser actor cuando era adolescente. Pero la voz de aquel personaje le acompaña y le agobia en los días del preestreno.  

Seis días intensísimos en un plano secuencia que dura dos horas. Solo se notan las costuras en los hermosos cambios de la luz que aceleran el tiempo. Cuando el pasado febrero vi La venus de las pieles creí que tardaría muchos años en presenciar un diálogo tan memorable entre el cine y el teatro. Polanski metía el segundo en el primero llevando al tiempo real de un escenario solitario una cámara que entraba y luego salía de un viejo teatro para dejarnos boquiabiertos tras presenciar aquel encuentro revelador entre un director y una actriz inesperada. No ha pasado un año y el asombro se multiplica con esta bellísima imagen continua que dura toda la película (como el alegato de Cristóbal Arteaga Rozas en El triste olor de la carne) y que construye un prodigioso relato (y metarrelato) en torno a la trama (y la urdimbre) de esas artes con las que tanto disfruto. La interpretación, la dirección, el texto, la familia, el éxito, la crítica, los riesgos, el público, la fama, el arte, los sueños, la felicidad... De todo eso trata Birdman, una historia desbordante en la que Iñárritu consigue armonizar magistralmente un dispositivo narrativo naturalista y fantástico a la vez, volando tan alto como su personaje y asumiento tantos riesgos como él. Hay guiños a otros directores (a Scorsese y su inolvidable plano secuencia de Good Fellas, a Wim Wenders y su ángel que mira a la calle desde El cielo sobre Berlín...) Hay un guión magnífico, unos actores perfectos, un juego impresionante en las fronteras entre la ficción, la reflexión, la fantasía y la locura. Así que no puede empezar mejor un año de cine que se abre con lo que pudiera ser una obra maestra.