martes, 30 de noviembre de 2021

Titane

de Julia Ducournau. Francia, 2021. 116.
30 de noviembre de 2021. Casa de la Cultura, Avilés. V.O.S.

Una chica inquietante mata a sus amantes y fornica con un coche. De niña había sufrido un accidente en otro y tuvieron que ponerle una prótesis de titanio en el cráneo. Tras sus últimos crímenes se hará pasar por el hijo pródigo de un bombero. El niño tenía diez años cuando desapareció, así que su padre recibe a esta impostora silente con un cariño infinito. De hecho, tardará en darse cuenta de que es mujer y está embarazada. Seguramente de aquel coche.

Crudo, la anterior película de Julia Ducournau, ya era exasperante. Pero las querencias caníbales de aquella muchacha resultaban más llevaderas que la forma en que mata la protagonista de esta y la manera en que lleva (y oculta) un embarazo en el que las pérdidas no son de sangre uterina sino de grasa de motor. De hecho, la presencia del siempre bienvenido Vincent Lindon haciendo de bombero amoroso no consigue levantar el interés de una historia bastante absurda y muy desagradable.

lunes, 29 de noviembre de 2021

Spencer

de Pablo Larraín. Reino Unido, 2021. 116.
29 de noviembre de 2021. Cines Parqueastur, Corvera. 

Navidad a comienzos de los noventa en el castillo de Sandringham. Para la familia real inglesa es un rito anual lleno de reglas. Para Diana son tres días insoportables. Solo la complicidad con sus hijos consigue mitigar un poco una situación que la lleva al borde de la locura.

Hay al menos dos Pablos Larraín y los dos son muy buenos. El de Tony Manero, No, El club, Neruda o Ema y el de Jackie y Spencer. El primero se asoma a abismos éticos y asume riesgos estéticos notables (por ejemplo, en Tony Manero, El club o Ema). El segundo es reclamado por la gran industria audiovisual pero no renuncia a un estilo propio (en esto me recuerda al Lanthimos de La favorita). Spencer es una película más concentrada y ensimismada que Jackie pero las dos tienen como protagonistas a mujeres que se hicieron muy famosas y que, de algún modo, resultaron abrasadas por el fulgor del poder. El caso de Diana es de sobra conocido y la película la reivindica a la vez que critica a la familia real inglesa. Algo que, por lo demás, acaba reforzándola ya que cuanto más perversa es la flema anglosajona más consigue subyugar en otros lares. Con una ambientación exquisita, un guión muy cuidado, una estupenda interpretación de Kristen Stewart y la presencia impagable de Timothy Spall, Spencer acaba siendo una película que resulta interesante y se ve con agrado. Tengo muy claro que prefiero al Pablo Larraín  chilenísimo que al que acepta proyectos de mayor tirón comercial, pero películas como esta demuestran que también en ese territorio pueden manejarse con solvencia los buenos cineastas como él.

Palestra

de Juan Pablo Basovih, Sofía Jallinsky. Argentina, 2021. 68’.
29 de noviembre de 2021. Filmin. 59º Festival de Cine de Gijón (sección: tierres en trance).

Tres amigas se encuentran en un piso para depilarse y contarse cosas. Luego vendrá un chico que les tomará fotografías para una exposición. Las historias que se cuentan son muy interesantes. Pero al final habrá tensión cuando cuestionen la mirada del fotógrafo.
 
Una palestra íntima parece este espacio en el que las tres chicas se cuentan historias sorprendentes. Lo mejor es que además las comentan con la naturalidad propia de esos lugares en los que el cuerpo ha de estar inmóvil y la conversación es libre. Está claro que la mirada de un hombre (aunque sea fotógrafo) no pinta mucho allí. Por eso al final el muchacho saldrá bastante malparado. Justo lo contrario de lo que le ha pasado a esta película que ha sido premiada como mejor largometraje en la se(le)cción Tierres en trance de este festival. Para mi Mass y El profesor Buchmann y su clase han sido la mejores películas de las que entraban a concurso y he podido ver. En todo caso, que entre los premios principales solo me haya parecido absurdo el que ha recibido Hygiéne sociale no está nada mal. He visto cosas peores en los premios que se han dado en otras ediciones del festival.

Poulet frites

de Yves Hinant y Jean Libon. Bélgica, 2021. 103’.
29 de noviembre de 2021. Filmin. 59º Festival de Cine de Gijón (sección: retueyos). V.O.S.

Una mujer ha sido asesinada en un apartamento de Bruselas y el inspector Lemoine lo investiga en estrecho contacto con la jueza. Un exnovio de la víctima parece ser el culpable y ha sido detenido. Pero una investigación detallada revelará que no siempre mienten los que dicen que son inocentes.

Una película de policías en blanco y negro. Así contada la historia parece solo eso. Sin embargo, lo que vemos, más que una ficción, parece un documental de esos en los que la cámara no se nota y quienes trabajan en el sitio que se filma hacen lo lo de siempre con total naturalidad. Si me dicen que El profesor Buchmann y su clase es una ficción me resultaría tan increible como si tengo que asumir que esta no es un documental. Quizá por eso resultan tan fascinantes las dos.

Apenas el sol

de Arami Ullón. Paraguay, 2020. 75’.
29 de noviembre de 2021. Filmin. 59º Festival de Cine de Gijón (sección: tierres en trance). V.O.S.

Mateo Sobode Chiqueno graba testimonios de personas mayores que, como él, fueron sacados de la selva donde vivían sin contacto con el mundo de los blancos. Lo hace para que no se pierda la memoria del pueblo Ayoreo. Y también como denuncia de algo que al parecer sigue ocurriendo. 

Salesianos, evangélicos y menonitas han sido los responsables de la expulsión del pueblo Ayoreo de su hábitat secular en la selva. Civilizar a las comunidades indígenas (o pueblos originarios) no fue un afán remoto, sino que ha seguido siendo práctica habitual allí donde los intereses de algunos, por ejemplo los de los ganaderos, pugnan por hacerse con sus territorios. De eso va este documental en el que personas mayores recuerdan lo que les hicieron quienes seguramente consideraban que los rescataban del salvajismo. Muchos piensan que el retorno a aquella vida ya no les sería posible ahora. Pero algunos intentan que no se pierda su memoria y que nadie moleste a los que aún permanecen en la selva. Por eso Sobode Chiqueno (el Mateo se lo puso un misionero) sigue grabando.

domingo, 28 de noviembre de 2021

Rien à foutre

de Julie Lecoustre y Emmanuel Marre. Bélgica, 2021. 110’.
28 de noviembre de 2021. Teatro Jovellanos. 59º Festival de Cine de Gijón (sección: retueyos). V.O.S.

Cassandra es una azafata de una compañia de bajo coste. Vive en Lanzarote y entre vuelo y vuelo se deja llevar por lo que le ofrece la noche. En espera de una oferta mejor vuelve a casa con su padre y su hermana. Su madre había muerto en un accidente de tráfico.
 
En el primer tramo uno tiene la duda de si es peor la alienación laboral que genera la compañía de bajo coste o la actitud con que la acepta esta azafata tan bien interpretada por Adèle Exarchopoulos, la Adèle de La vida de Adèle. Pero el cambio de tono en la segunda parte, más dramática, intimista y familiar, da un nuevo sentido a los motivos por los que Cassandra parecía llevar una vida sin sustancia con base en Lanzarote. De modo que el final en Dubai es un cierre perfecto para una película que es a la vez un drama familiar, un retrato generacional y una denuncia certera de que para la economía actual el factor humano es solo un recurso. Así que no me parece tan inoportuno el premio al mejor largometraje que le han dado a Rien à foutre en la se(le)cción Retueyos como el que ha recibido Hygiène sociale en Albar.

Un cielo impasible

de David Varela. España, 2021. 81’.
28 de noviembre de 2021. Filmin. 59º Festival de Cine de Gijón (sección: tierres en trance).

Imágenes cenitales y actuales de los paisajes en los que tuvo lugar la batalla de Brunete. Se escuchan algunas voces de personas mayores que recuerdan algo de aquello. Y, sobre todo, las de unos adolescentes que están desarrollando un proyecto de recreación histórica sobre lo que sucedió en esos parajes en aquel tiempo.
 
Hay muchas imágenes filmadas desde drones y muchos testimonios leídos (o memorizados) para acercarnos a las vivencias de unos contendientes que lucharon y perdieron la vida en unos lugares en los que hoy se recuerda poco de aquello. Las reflexiones finales de los adolescentes sobre cómo valoran los proyectos relacionados con la memoria histórica y en qué medida la Guerra Civil está presente en sus vidas reaniman un documental que tiene un contenido relevante pero un dispositivo demasiado parsimonioso.

Hygiène sociale

de Denis Côté. Canadá, 2021. 75’.
28 de noviembre de 2021. Filmin. 59º Festival de Cine de Gijón (sección: albar). V.O.S.

Escenas (en realidad planos) de Antonin y cinco mujeres: Solveig,  Eglantine, Cassiopée, Rose y Aurore. Ellas son su hermana, su mujer, su amante, una funcionaria de hacienda y alguna más. También hay a veces un tercer personaje en estos diálogos entre unos seres siempre hieráticos, siempre frontales, siempre separados y siempre en un prado o en el claro de un bosque. Van con ropas de otro tiempo y suele haber una parte borrosa en la pantalla.

 
Antonin y sus mujeres hablan por turnos sin interrumpirse pero nunca están de acuerdo. De hecho, su estampa de figuras a las que no se les ven los pies en la hierba me ha recordado a los contendientes que Goya pintó luchando a garrotazos. Aquellos estaban más cerca y no parecían hablar. Los de esta película están más lejos y solo empuñan palabras, pero su actitud no es muy distinta. El dispositivo es rígido hasta la exasperación y el guión es muy francés. No en el sentido de esas comedias malísimas que llegan a España con el aval de que ya han sido vistas por ocho o nueve millones de franceses, sino en el de ese otro cine suyo, rígido, excéntrico y tedioso, que suele ser muy apreciado en este festival. De hecho, Hygiene sociale se lleva el premio al mejor largometraje en la se(le)cción Albar. En fin.

sábado, 27 de noviembre de 2021

The beta test

de Jim Cummings y PJ Mc Cabe. EE.UU., 2021. 91’.
27 de noviembre de 2021. Cines Ocimax. 59º Festival de Cine de Gijón (sección: esbilla). V.O.S.

Un tipo hiperactivo que tiene una empresa en Hollywood, no se sabe muy bien de qué, recibe una carta en la que se le invita a un encuentro sexual anónimo en un hotel. Él está a pocas semanas de casarse pero acaba acudiendo a una cita que le abrirá numerosos interrogantes. Luego los intentará resolver con bastante histeria y mucha torpeza.

Una nueva red social basada en la curiosidad, el anonimato y la sed sexual (en esa extraña empresa también se habla del hambre audiovisual de los consumidores adolescentes). La reflexión sobre la sociedad algorítmica en la que quizá ya estemos viviendo es seguramente una de las lecturas de esta película. Yo he encontrado otras no menos interesantes relacionadas con dos libres que he leído últimamente. Lo que dice Martín Caparrós sobre la cocaína y el capitalismo actual en su libro Ñamérica (aquí no se ve esa droga, pero la conducta de este tipo y sus colegas me recuerda mucho ese tema) y lo que dice Anna Wiener en su libro Valle inquietante a propósito de las culturas anencefálicas de esos exitosos emprendedores que habitan en las burbujas algorítmicas de la Costa Oeste norteamericana. Sobre todo esto que viene (o quizá ya está aquí) solo se me ocurren dos palabras que en Asturias se suelen pronunciar muy seria y enfáticamente: mete miedo.

Un polvo desafortunado o porno loco

de Radu Jude. Rumanía, 2021. 91’.
27 de noviembre de 2021. Cines Ocimax. 59º Festival de Cine de Gijón (sección: Radu Jude). V.O.S.

La primera escena es un vídeo porno de uso doméstico en el que aparece Katia. Ella es profesora y, lamentablemente para ella, el video ha acabado en Internet. Luego la vemos caminando por las ruidosas y caóticas calles de Budapest haciendo algunas gestiones. Y tras una suerte de sección irónico-publicitaria llegará en el encuentro con los padres en el patio del colegio en que trabaja. Al final habrá tres posibles veredictos sobre si debe seguir en siendo profesora allí.
 
El comienzo es explícito e impactante. Y tras el video sexual, Radu Jude se recrea en los recorridos por Bucarest con movimientos de cámara a lo Hong Sang-soo mostrándonos lo mal que está la ciudad y lo maleducados que son muchos de sus habitantes (sobre todo los machos salvajes automovilizados). Aunque no queda claro a qué viene esa tercera parte de sátira rumana, verla resulta muy estimulante y recuerda formalmente a Tipografic majuscul, la película con el que conocí a este director en la pasada edición de este festival. Por último, el juicio en el patio del colegio es imperdible e impagable. Todo un retrato barroco de la forma en que discuten algunos berracos en Rumanía (y también en Europa) en el que se intercalan argumentos y rebuznos sobre el sexo, la privacidad, la adolescencia, la paternidad, los derechos, los deberes, el negacionismo, las mascarillas y otras muchas cosas. Así que entre el video de la primera parte (que tan ávidamente vuelven a ver algunos padres en la última) y la escena final en el patio del colegio no me extraña que el boca a boca haya hecho que la proyección de esta tarde de sábado haya llenado la sala acogiendo también a un público más palomitero que festivalero. En todo caso, se agradece la ironía, la frescura, el atrevimiento y el experimentalismo de Radu Jude, un director con un estilo muy singular dentro del alto nivel que tiene últimamente el cine rumano.

Bebia, à mon seul désir

de Juja Dobrachkous. Georgia, 2021. 113’.
27 de noviembre de 2021. Cines Ocimax. 59º Festival de Cine de Gijón (sección: retueyos). V.O.S.

Ariadna es una joven modelo que debe volver al pueblo en el que vive su madre para asistir al funeral de su abuela. La relación entre las tres ha sido difícil así que la situación no será cómoda. Ella es la más joven de la familia así que tendrá que cumplir un rito para que el alma de la abuela se una a su cuerpo antes de enterrarlo. Como falleció en un hospital, Ariadna tenderá un hilo desde allí hasta la casa en la que las plañideras  velan el cadáver.

El blanco y negro le sienta muy bien a esta historia y a sus paisajes. Sin embargo, cierta indefinición de los personajes y de lo que los une o y los separa hace un tanto confusa la trama. Tampoco ayudan esos planos cortos, deliberadamente descuidados, en los que a veces no se ve el rostro del que habla.

18 1/2

de Dan Mirvish. EE.UU., 2021. 64’.
27 de noviembre de 2021. Filmin. 59º Festival de Cine de Gijón (sección: albar). V.O.S.

En el tiempo del Watergate una transcriptora de grabaciones de la Casa Blanca accede a unos minutos en los que Nixón hablaba del contenido de otra cinta supuestamente borrada. Tras contactar con un periodista del Times, los dos van a un hotel para escucharla. Pero allí se encontrarán con una pareja madura y extraña con la que acceden a cenar para luego pedírles su magnetófono porque el suyo se había estropeado. Y la cosa se va complicando.

Un thriller entre político y privado con un encuentro intenso e inquietante en un hotel casi desocupado. La ambientación setentera y unos personajes bastante extravagantes hacen bastante entretenido seguir esta película en la que llegaremos a escuchar la grabación de los dieciocho minutos y medio del título con un final inesperado.

Edna

de Eryk Rocha. Brasil, 2021. 64’.
27 de noviembre de 2021. Filmin. 59º Festival de Cine de Gijón (sección: tierres en trance). V.O.S.

Edna es una mujer madura que vive al borde de una carretera en tierras brasileñas que han sufrido mucho. Las imágenes de ella y su paisaje se complementan con confesiones que seguramente proceden de su cuaderno. Edna nos habla de los hijos y de los amigos que han muerto y de cómo es posible seguir adelante con tanto sufrimiento.

Sencilla, poética y con una medida perfecta de los tiempos. El blanco y negro le va muy bien al tono intimista de la voz narrativa de esta mujer que es a la vez rotunda y delicada y a la que solo vemos hablando cuando en el último tramo el documental se colorea. No hay subrayados innecesarios ni ninguna impostura en una película que sería únicamente un homenaje a los ausentes sino no fuera porque en el Brasil de Bolsonaro la barbarie sigue estando bien presente.

viernes, 26 de noviembre de 2021

Tren de sombras

de José Luis Guerín. España, 1997. 88’.
26 de noviembre de 2021. Cines Ocimax. 59º Festival de Cine de Gijón (proyección especial). V.O.S.

Imágenes familiares filmadas en los años veinte por Fleury en Le Thuit. Las vemos con las salpicaduras del tiempo que hacen parecer fantasmas a quienes sonreían ante la cámara. Después entramos en la mansión y desde un presente ruidoso vemos retratos y objetos de aquella familia y también las sombras nocturnas que convierten las paredes en imprevistas pantallas. También repasamos otra vez las secuencias de la vieja película estableciendo diálogos entre los fotogramas y recordando que la materia del cine es el tiempo y que es posible construir y reconstruir las historias después de haber sido filmadas. Por último, desde nuestro presente otoñal regresamos a aquellas filmaciones amateur y vemos a Feury empuñando aquella cámara estival que tanta vida captó hace ya tanto tiempo.

Puedo decir que estaba presente la noche del 23 de noviembre de 2010 cuando vino al festival de Gijón Victor Erice con motivo del estreno del documental de Alain Bergalá Victor Erice: París-Madrid Allers-Retours. Y también podré decir en el futuro que hoy he estado en el coloquio con José Luis Guerín y Tomás Pladevall con motivo de la proyección de Tren de sombras tras la presentación de ayer de  D'ombres, el documental que Joan Tisminetzky estrenó en esta edición del festival. Así que la de hoy ha sido otra noche cinéfila y memorable que ha terminado casi a la una de la mañana. Quien encuentre fascinantes las imágenes de las sombras al comienzo de En la ciudad de Silvia o el modo en que una mujer y una ciudad pueden ser mucho más que protagonistas de una película cautivadora, debe saber que una lección aún más extensa de todo eso la encontrará en Tren de sombras, la película a la que, según nos confesó, José Luis Guerín le tiene más cariño de todas las que ha dirigido. Es una película sobre el tiempo, sobre el cine y sobre el amor intemporal al cine. Pero no es en absoluto una película nostálgica. De hecho, igual que Tomás Pladevall ayer, Guerín insistió en que detesta la nostalgia y no soporta el cine que de regodea en ese sentimiento. Algo muy distinto es, a su juicio, la melancolía. Ese fue uno de los deliciosos matices que sosegadamente fue desgranando este cineasta con una obra mayúscula y un discurso fascinante que da gusto escucharlo cuando reflexiona sobre el cine y contagia delicadamente su amor por él. Son cosas que solo se pueden decir de gentes como Víctor Erice o José Luis Guerín.

We’re all going to the world’s fair

de Dan Schoenbrun. EE.UU., 2021. 86’.
26 de noviembre de 2021. Cines Ocimax. 59º Festival de Cine de Gijón (sección: retueyos). V.O.S.

Casey está siempre sola en su buhardilla. Allí decide participar en la Gran Feria Mundial, un juego por Internet en el que compartirá vídeos de terror de los que ella es la protagonista. A través de esa red contacta con ella alguien más experto y maduro.

La película no es de terror sino sobre los sentimientos y motivos que pueden tener quienes participan en este tipo juegos virtuales. La protagonista podría tener la edad de los alumnos del profesor Buchmann pero, aunque tiene una vida mucho más fácil que cualquiera de ellos, vive en una soledad inimaginable para cualquier inmigrante. Según nos confesó Dan Schoelbrun, uno de los subtextos de la película tiene que ver con la disforia de género, algo que ella ha vivido en primera persona. De modo que ese anhelo por indagar en otros mundos terroríficos o paranormales quizá podría estar expresando la necesidad de un cambio  de identidad cuyo significado aún resulta desconocido para quien lo siente. Eso es lo que, según nos decía, hace tan fascinantes las películas de David Cronenberg o David Lynch para las personas transgénero como ella.

Introduction

de Hong Sang-soo. Corea del Sur, 2021. 66’.
26 de noviembre de 2021. Cines Ocimax. 59º Festival de Cine de Gijón (sección: albar). V.O.S.

Tres historias en blanco y negro en las que hay padres, hijos, amigos y abrazos invernales. En la primera un acupuntor reza antes de recibir a su hijo y a un actor que discutirá con este en la tercera. En la segunda la novia del chico está en Berlín con su madre y allí conoce a una artista que podría alojarla en su casa. Y en la tercera el hijo del acupuntor almuerza con su madre acompañado por un amigo. Con ella está el actor que estaba en la consulta de la primera historia. Él exige a los chicos que no se emborrachen pero el soju se sirve generosamente y el actor acaba gritando al muchacho para reprocharle que no quiera ser actor porque cree que es malo dar besos y abrazos a quien no se quiere. La película termina con el abrazo del amigo tras el baño que el chico se acaba de dar en una gélida playa.

Con esta ya son quince las películas que he visto de Hong Sang-soo, trece de ellas en este festival. Él ha filmado veinticinco, así que debería tener un juicio bastante fundamentado sobre el cine de este aclamado director. Sin embargo, sigo sin tenerlo claro. No sé si sus pequeños acertijos y sus diálogos banales (aquí el título quizá aluda a los encuentros y presentaciones entre gente que se acaba de conocer) son prueba de un cine existencial que se seguirá analizando en el siglo XXII, o se trata de pequeños juegos improvisados y ocurrencias medio oníricas que maridan muy bien con ese duermevela en el que también me ha pillado más de una de sus películas. De todas formas, debo decir que me encantan esos diálogos torpes que parecen a la vez profundos y sin sustancia, esas mesas repletas de botellas y platos sin acabar en las que algún personaje pierde los estribos gritando frases que también parecerían oportunas si hubieran sido susurradas. Así que no sé si es querencia, costumbre o adicción pero en este festival no me pierdo las películas de Hong Sang-soo. Aunque casi agradecería que copiara a Woody Allen e hiciera solo una cada año. Creo que con esa dosis me arreglaría muy bien.

jueves, 25 de noviembre de 2021

Las cercanas

de María Álvarez. Argentina, 2021. 82’.
25 de noviembre de 2021. Cines Ocimax. 59º Festival de Cine de Gijón (sección: tierres en trance).

En un pequeño apartamento de Buenos Aires viven Isabel y Analía Cavallini, dos hermanas gemelas nonagenarias que fueron unas pianistas famosas en los años cincuenta y sesenta. Las dos viven en un espacio abarrotado de objetos y recuerdos. Algunos son muy grandes como el piano, el retrato de cuando eran adolescentes o la pareja de muñecos que les regalaron sus padres cuando eran niñas. Y de algún modo ellas siguen siendo niñas todavía. Por ejemplo, cuando se enfadan entre ellas o intentan tocar el piano.

Nada que ver con Margarita Fernández, la lucídisima pianista, también anciana y argentina, que protagoniza Medium, el documental de Edgardo Cozarinsky en esta misma sección del festival. Las hermanas Cavallini viven solas, y casi solo del pasado en un apartamento lleno de recuerdos desordenados. Son dos rezongonas que se quitan la palabra y están encantadas de que alguien, en este caso María Álvarez, se fije en ellas y les permita evocar orgullosamente retazos y reliquias de sus vidas. Una exhibición que al principio incomoda al espectador que se siente intruso en un espacio privado propio de Diógenes. En el coloquio Margarita Álvarez nos contó cómo surgió este documental (el azar de que las viera tomando un café en un McDonald's y otro día se parara a hablar con ellas) y su relación con sus dos películas anteriores con las que en cierto modo compone una trilogía sobre gentes maduras unidas por el arte. De ellas vimos el año pasado El tiempo perdido, un documental sobre las lecturas compartidas y comentadas para las que se reunían semanalmente en el Café Tribunales un grupo de devotos de Proust. Me queda por ver Las cinéphilas, la primera de esta trilogía que compone un retrato interesante sobre algunos modos de vivir la relación con el arte. Sobre Las cercanas la sensación que me domina es la compasión, pero María Álvarez señalaba que estas dos mujeres, habitadas y casi destruidas por sus recuerdos, tuvieron una vida (no dos) que podría calificarse de plena. Creo que también tiene razón y que ha estado especialmente acertada abriendo y cerrando su película con las imágenes del desmontaje y la salida del piano del apartamento cuando ellas ya no están. Eso me ha recordado algunas escenas de El estado de las cosas, otro magnífico documental de Joaquín Maito y Tatiana Mazú que vi hace unos años en la sala Gaumont del INCAA. Trataba de los fletes y remates tras vaciar los apartamentos llenos de recuerdos y reliquias de quienes vivieron en ellos.

D'ombres

de Joan Tisminetzky. España, 2021. 60’.
25 de noviembre de 2021. Cines Ocimax. 59º Festival de Cine de Gijón (sección: aquí notru tiempu). V.O.S.

La luz según Tomás Pladevall. Vemos cómo la maneja iluminando el diorama de un belén. Cómo la rescata recuperando una película de 1911. Cómo la valora guardando como oro en paño bombillas incandescentes. Cómo la critica considerando un suicidio doméstico el uso de esas horrorosas LED de luz gélida (estuve por arrancarme a aplaudir). Cómo la enseña iniciando a los jóvenes en sus secretos. Y también cómo la ama cuando dice que lo importante de la luz son las sombras o luego en el coloquio señala que el trabajo de un director de fotografía es saber reducir la luz.

El cine es el arte del tiempo y la fotografía es el arte de la luz, el arte de escribir con luz. Tomás Pladevall lo tiene claro porque conoce como nadie su alfabeto y su sintaxis. Y también porque sabe expresar con lucidez las sutilezas de ese arte. Lo hace en esta película tan bien concebida por Joan Tisminetzky y también en el encuentro que siguió a su primera proyección pública en España. En cierto modo, también participó en el diálogo José Luis Guerín de quien mañana volveremos a ver Tren de sombras, una de las películas en las que trabajó Tomás Pladevall y a la que se alude en este documental. Así que ha sido un lujo cinéfilo el de esta tarde en el festival de Gijón.

In front of your face

de Hong Sang-soo. Corea del Sur, 2021. 85’.
25 de noviembre de 2021. Cines Ocimax. 59º Festival de Cine de Gijón (sección: albar). V.O.S.

Una actriz vuelve de Estados Unidos a casa de su hermana que quiere convencerla de que compre un apartamento cerca del suyo y se quede a vivir en Corea. Ella tiene una actitud melancólica que se nota especialmente en el encuentro con un director de cine que le propone hacer una película. Pero ella ya no tiene tiempo porque solo le quedan cinco o seis meses de vida. Antes de salir del restaurante deciden ir juntos al día siguiente a filmar un corto en otra ciudad. Pero a esa mañana él le envía un mensaje en el que le dice que no lo harán.

Ahora siento que delante de mis ojos todo está completo, que no le tengo miedo a nada y soy mucho más libre. Se lo dice la protagonista al director y con esa frase Hong Sang-soo parece reivindicar un carpe diem sosegado, el disfrute de un presente continuo que se hace consciente cuando desaparece del horizonte cualquier futuro perfecto. In front of your face es una pieza sencilla en la que se evoca lo mejor del pasado de la actriz (el patio de la casa en que vivió y al que vuelve antes de encontrarse con el director) y del director  (el rostro y el gesto de ella en las películas que veía cuando era joven). Hong Sang-soo ha querido ubicar esta historia entre el despertar de un día y el del siguiente. Un tiempo breve, que también podría ser onírico, en el que todo parece estar completo.

miércoles, 24 de noviembre de 2021

Întregalde

de Radu Muntean. Rumanía, 2021. 104’.
24 de noviembre de 2021. Filmin. 59º Festival de Cine de Gijón (sección: albar). V.O.S.

Varios amigos conducen por las montañas grandes todoterrenos para llevar bolsas llenas de alimentos a las personas que viven en esa zona. Es invierno y los caminos están embarrados y muy pronto estarán nevados. En una zona particularmente aislada encuentran a un anciano que les pide ayuda para llegar a un aserradero donde tiene que encontrarse con alguien. Pero el aserradero está tan abandonado como la memoria del hombre. Ese desvío hará que el coche quede atrapado al borde del camino y los tres cooperantes tengan que pasar la noche con el anciano demente. Las temperaturas son extremas y la situación se hace bastante dura. Sobre todo porque todo lo que hacen queriendo solucionar las cosas las acaba empeorando.  

La forma en que se muestra esa noche en las montañas me ha recordado mucho algunas de las películas de Nuri Bilge Ceylan. Nada menos. Pero Radu Muntean no es para mi un descubrimiento. Hace tres años vi en este mismo festival Alice T., otra magnífica película sobre las distancias que hay entre lo que queremos hacer y lo que debemos o podemos hacer.  Allí la protagonista era una joven malísima, aquí es en cierto modo ese anciano perdidísimo. Aquella era radicalmente contemporánea y urbana. Esta muestra el contraste entre la vida de los urbanitas solidarios y la de las personas que viven en contextos rurales que parecen intemporales. Ojalá pudieran verse aquí más películas de Radu Muntean, otro cineasta rumano que tiene muchas cosas que contar y sabe hacerlo muy bien.

Inside the Uffizi

de Corinna Belz y Enrique Sánchez Lansch. Alemania, 2021. 96’.
24 de noviembre de 2021. Centro Niemeyer. 59º Festival de Cine de Gijón (sección: esbilla). V.O.S.

La galería de los Ufffzi desde dentro. Desde el punto de vista de su director, del responsable de la biblioteca, de los encargados de montar las exposiciones, de los que restauran los cuadros y de quienes controlan las salas. Y también desde el punto de vista de los artistas contemporáneos que son invitados a exponer su obra en este emblemático lugar.  

Inside the Uffizi tiene mucho más que ver con la estupenda National Gallery de Frederick Wiseman que con los documentales sobre arte de Exhibition on screen, y eso es un gran elogio. Lo que se nos muestra es fascinante, como también lo es lo que vemos sin que quizá lo pretendan quienes aparecen en este documental. Y, por supuesto, es sumamente interesante lo que se dice. Las discusiones sobre la posición de una escultura contemporánea, las reflexiones del bibliotecario sobre la manera en que los personajes de los cuadros contemplan a los que trabajan en la Uffizi. Supongo que a más de uno le habrá entrado ganas de dejarlo todo y viajar a Florencia para dejarse mirar por los seres inmortales que habitan en las pinturas de esa magnífica galería. Por ejemplo, a mí.

martes, 23 de noviembre de 2021

El profesor Bachmann y su clase

de Maria Speth. Alemania, 1997. 217’.
23 de noviembre de 2021. Cines Ocimax. 59º Festival de Cine de Gijón (sección: albar). V.O.S.

El profesor Bachmann tiene a su cargo un aula con veinte chicos y chicas de unos trece años que viven en Stadtallendorf, una pequeña ciudad industrial alemana que tiene su origen en las fábricas de armas que instalaron allí los nazis. La mayor parte de sus habitantes son ahora inmigrantes de primera o segunda generación. En el aula del profesor Bachman hay, por tanto, hijos de turcos, búlgaros, rumanos y otras nacionalidades que han llegado a Alemania hace años o hace solo unos meses. Durante tres horas y media asistimos a escenas cotidianos filmadas durante varios meses de un curso escolar. No hay clases magistrales, pero sí música, diálogos, participación, emociones y mucha sinceridad.

En el coloquio María Speth nos dijo que, más que un poema pedagógico centrado en un aula, su película pretendía ser el retrato de un entorno social y la reivindicación de otras formas de relación humana. Sin duda también es eso, pero seguramente El profesor Bachmann y su clase se añadirá a la serie de películas sobre la educación (Hoy empieza todo de Bertrand Tavernier, Ser y tener de Nicolas Philibert, La clase de Laurent Cantet, La educación prohibida de German Doin...) que despiertan mucho interés y generan debates. Quizá su larga duración (que no se nota cuando se ve) haga que tenga menos espectadores de los que merece, pero quienes quieran y puedan verla saldrán recompensados con una experiencia única que les permitirá entrar en la caja negra escolar y en la intimidad de la vida cotidiana en el aula para ver cómo pasa un curso en tres horas y media. Casi el doble de ese tiempo es el que pasan en el aula cada día los chicos que van a nuestros institutos (y a los colegios privados). En una sola jornada (mayormente continua) ven cómo se van sucediendo seis (y hasta siete) asignaturas distintas de la nueve o diez que componen su currículo. Y esa es una de las grandes diferencias entre la educación según Bachmann y la disciplina de las disciplinas  que preside las rutinas de la educación hispana. Aquí cada una de esas materias está a cargo de un profesor distinto. Muchos son apasionados especialistas en su campo aunque algunos no se dan cuenta que para los alumnos su asignatura es solo una décima parte de lo que tienen que aprender y sobre todo aprobar. Otros ni siquiera son apasionados de su materia sino exotitulados que enseñan lo que no estudiaron, como sucede con no pocos profesores de matemáticas (es el efecto del desequilibrio entre la oferta y la demanda de empleo en esa especialidad). Pero Bachmann no tiene nada que ver con eso. Él asume que antes que nada es el tutor de sus alumnos y usa todos los recursos a su alcance para que ellos y su futuro sean siempre lo más importante. Así que en la clase de Bachmann hay música, hay debates, hay palabras (muchas palabras) y bastante libertad. Eso supone negociar con la entropía sabiendo cuándo hay que tirar y cuándo aflojar. Estar atento a todos y a cada uno. Estar disponible siempre porque Bachmann está siempre con ellos. El suyo no es un currículo macdonalizado sino protagonizado por un elenco compuesto por esos jovencitos que traen de casa muchas historias y que están muy bien dirigidos por un hombre que tiene más que ver con la forma en que Lluis Pascual hace teatro que con la manera en que Gregorio Luri entiende que el conocimiento poderoso y entarimado debería hacerse fuerte en el aula. Bachmann es la antítesis de las pedagogías cipotudas, de la evaluación teleológica y de evaluar con boli rojo, de la ilusión bilingüe y por supuesto también de expulsar y desahuciar. Creo que muchos docentes (y por supuesto todos los que empiezan) deberían asomarse a la clase de Bachmann y pensar qué les parece. Quienes tanto reclaman la cultura del esfuerzo también deberían animarse a ello. Son solo tres horas y media contemplando algo bastante entretenido. Poco más de la mitad del tiempo que muchos de nuestros adolescentes pasan cada día en unas aulas bastante más aburridas. Sé que lo que ahí se muestra no es un modelo, ni es transferible, ni generalizable, ni está libre de defectos. Precisamente por eso merece la pena verlo.