miércoles, 29 de abril de 2020

Ex Libris: La biblioteca pública de Nueva York

de Frederick Wiseman. EE.UU., 2017. 197.
29 de abril de 2020. Filmin, Avilés.

La Biblioteca Pública de Nueva York no es solo el vetusto edificio de la Quinta Avenida con la Calle 42 ni un gran almacén de libros. Es una enorme red de centros culturales distribuidos por toda la ciudad que tienen clara una cosa: que la cultura es un bien público fundamental y un derecho de todas las personas. De todas.

El director de National Gallery utiliza un dispositivo parecido al de aquella magnífica película para hacernos partícipes de la inmensa diversidad y riqueza de esa institución ejemplar que es la Biblioteca Pública de Nueva York. Sin ningún busto parlante ni ninguna voz narrativa, la cámara nos va situando durante tres horas y cuarto en medio de conferencias, conciertos, sesiones poéticas, talleres educativos, encuentros cívicos y hasta lecturas de libros. Una serie de pequeños cortes de entre dos y ocho minutos se van hilvanando con imágenes de las calles de Nueva York y los pasillos del edificio histórico de esta gran red comunitaria al servicio de la cultura y la participación social. Como en National Gallery también asistimos a las reuniones internas en las que los responsables de esta magna institución discuten y deciden esas políticas responsables que hacen de la Biblioteca Pública de Nueva York mucho más que un lugar (unos lugares) donde consultar o llevarse libros prestados. Y eso es algo que, por lo demás, no le resulta extraño a quien hace casi cincuenta años comenzó a frecuentar aquella pequeña biblioteca pública de la calle Jovellanos no solo para estudiar y llevarse libros, sino para despertar al mejor cine, a los coloquios más inspiradores, a los conciertos y muy pronto también al teatro. Así fue como algunos fuimos sabiéndonos poco a poco compatriotas de Giner de los Ríos, de Lorca y de Max Aub. Y habitantes de ese país sin fronteras que nos hace sentirnos como en casa en cualquier centro cultural. Ya sea en Avilés, Salamanca, Barcelona, Buenos Aires o Nueva York.

jueves, 23 de abril de 2020

Libreros de Nueva York

de D.W. Young. EE.UU., 2019. 99.
23 de abril de 2020. Sala Virtual de Cine, Avilés. V.O.S.

Vendedores de libros de Nueva York. Y también coleccionistas. Gente algo rara y mayormente madura que cultiva cierto fetichismo de los libros. O que se dedica a un negocio en el que los libros son considerados en parte como trofeos sentimentales y en parte como mercancías con valor de cambio.

El valor de uso de los libros está en su lectura. Por eso pensaba que era una estupenda idea celebrar el 23 de abril con este preestreno que podría ofrecernos un viaje por las librerías neoyorquinas, esos espacios confortables en los que los lectores y los espectadores tienen oportunidad de encontrarse a través de los libros. Sin embargo, el título de la película (y su cartel en español) engaña. En español librero no es lo mismo que vendedor de libros. Ni tampoco es lo mismo librería que tienda de libros. Y de eso va esta película: de gente que compra y vende libros. Es verdad que los quieren, pero no porque sean cosas para leer, sino porque son cosas para tener. Una lástima, porque ya me relamía pensando en un delicioso recorrido por esa maravillosa ciudad haciendo de la reivindicación de las librerías un alegato similar al que Abel Ferrara hizo sobre los cines en The projectionist, la estupenda película que vimos en la pasada edición del Festival de Gijón. En todo caso, me quedo con la frase que dice la más lúcida de las personas que hablan en este documental. Es una mujer madura que lanza perlas como esta: "Cuando llegué a Nueva York se hablaba del mundo del arte. Ahora se habla del mercado del arte. No hay nada más que añadir".

lunes, 20 de abril de 2020

El hombre que diseñó España

de Andrea G. Bermejo y Miguel Larraya. España, 2019. 94.
20 de abril de 2020. Filmin, Avilés.

La imagen del PSOE, la de Renfe, la de Correos, la de Repsol, la de los billetes del Banco de España... y hasta la de Fósforos del Pirineo. Todos esos iconos se los debemos a un solo hombre: José María Cruz Novillo. A él también le debemos los carteles de películas como Ana y los lobos, El espíritu de la colmena o El sur. Nada menos.

Es un magnífico documental sobre Cruz Novillo y sobre España. Sobre un artista con vocación (y obra) intemporal y sobre un país al que, tras la muerte de Franco, no lo reconocería ni la madre que lo parió. De Cruz Novillo habla mucha gente. Entre ellos Leguina (se me olvidaba: también diseñó la bandera de la Comunidad de Madrid) y, por supuesto, Guerra. Pero a quien da gusto escuchar es a José María Cruz Novillo. Habla de su vida y de su obra con una lucidez y una pasión que cautiva a cualquiera. Pero es que además El hombre que diseñó España es una película que habla de España. Con la voz de este creador, quizá menos conocido de lo que merece, y con las voces de aquellos documentales americanos que nos desvelan como nos veían ellos hace cincuenta años. 

viernes, 17 de abril de 2020

Asamblea

de Álex Montoya. España, 2018. 75.
17 de abril de 2020. Filmin, Avilés.

Un grupo (¿político? ¿sindical? ¿asociativo?) celebra su última asamblea antes del verano. Lo hacen en el local en el que antes tenía un restaurante el coordinador del grupo. Él quiere que aprueben el borrador definitivo del concierto que les ha llegado desde la central. Pero en el debate la cosa se complica.

Divertida reconstrucción de los enredos propios de cualquier asamblea. Cada una tiene sus lenguajes y sus maneras, pero una cámara podría levantar acta hilarante de los tedios y los barullos propios de muchas de ellas. Los hemos vivido en asambleas de la facultad, reuniones de vecinos y también en muchas reuniones de claustros y de equipos docentes. Así que Álex Montoya tenía en este tema un filón divertido a poco que el elenco estuviera afinado y el guión consiguiera fluir. Y, sin duda, lo logra con esta película que retrata más a las gentes afines a la izquierda que a esas élites económicas y políticas mayormente masculinas que suelen reunirse con corbata. Alguien podría pensar que las majaderías y las derivas son, por tanto, más propias de las asambleas podemitas que de las reuniones de los consejos de administración y los altos foros políticos. Menos mal que para disolver ese prejuicio está Comportarse como adultos, la última y estupenda película de  Constantin Costa-Gavras en la que Yanis Varoufakis ponía en evidencia a esas gentes supuestamente de orden pero bastante más peligrosas que estos pardillos de la Asamblea de Álex Montoya.

miércoles, 15 de abril de 2020

Vivarium

de Lorcan Finnegan. Irlanda, 2019. 97.
15 de abril de 2020. Sala Virtual de Cine, Avilés. V.O.S.

Gemma y Tom están pensando en comprar una casa. El extraño comercial de la inmobiliaria en la que entran les lleva a visitar Yonder, una inmensa urbanización en la que todas las casas son verdes y clónicas pero en la que ninguna está habitada. El comercial les enseña la casa número 9 y les dice que es para toda la vida. Y realmente lo será para ellos porque el comercial desaparece y Gemma y Tom no lograrán salir nunca de esa extraña urbanización. Pero no estarán solos. En una caja recibirán un bebé al que criarán hasta que se haga adulto y se convierta en otro inquietante comercial de inmobiliaria.

En el preámbulo vemos imágenes de un polluelo de cuco deshaciéndose de los que deberían haber crecido en ese nido. Luego vemos a una niña que encuentra sus cadáveres en el suelo y a su maestra y su novio jardinero que los enterrarán. Esa pareja será la que tenga que criar a ese ser extraño que han recibido no saben cómo ni de quién. Vivarium es una fábula distópica con mucho de Black Mirror. Y no solo en la elegancia estética, sino también en la voluntad metafórica. En este caso no solo sobre vida en pareja y los vínculos familiares sino sobre el urbanismo seriado y el secuestro inmobiliario de las vidas hipotecadas. Vemos Vivarium tres días después de haber visto Nerium Park en Timbre4. Allí un matrimonio ilusionado también acababa desesperado tras pasar un año en el piso de un country en las afueras de Buenos Aires. Aquella historia me recordó a la de Las viudas de los jueves, la magnífica novela de Claudia Piñeiro. Vivarium también me ha recordado, además de otras propuestas distópicas, otra joya también muy metafórica de un director tan poco conocido como absolutamente genial. Me refiero a Amir Naderi y al empeño que el protagonista de su fenomenal película Vegas ponía en cavar en su jardín para buscar un tesoro. Tom también cava un pozo en el suyo buscando una salida, pero acabará siendo una tumba para él y para Gemma después de vivir confinados en ese lugar en el que no hay viento y las nubes no tienen formas. Los dos terminarán teniendo el mismo destino que aquellos dos polluelos que el intruso expulsó de su hogar.

miércoles, 8 de abril de 2020

Victoria

de Sebastian Schipper. Alemania, 2015. 140.
8 de abril de 2020. DVD, Avilés.

Victoria es una española que vive sola en Berlín. A la salida de una discoteca se va liando con cuatro jóvenes alemanes con los que primero se lo pasa muy bien y luego acaba metida en problemas. Uno de ellos le debe un favor a un capo que conoció en la cárcel y ahora le obliga a que atraque un banco con sus colegas. Y que lo hagan ya mismo, al amanecer. Y Victoria irá con ellos.

Dos horas y pico en un solo plano por el centro de Berlín. Desde las cuatro de la mañana hasta el amanecer. Lo que se cuenta es tan interesante que uno acaba por no reparar en que no hay montaje, que todo es uno único plano-secuencia en el que acompañamos a Victoria y sus amigos en esta noche variadísima y tremenda. Maia Costa se sale en el papel protagonista de una historia en la que, aunque conocemos muy poco de su personaje, entendemos cuáles pueden ser sus motivos para esta deriva nocturna que parece abocada al naufragio. El triste olor de la carne, de Cristóbal Arteaga Rozas, o Birdman, del gran Alejandro González Iñárritu, son, con Victoria, muy buenos ejemplos de lo que se puede hacer con una cámara que acompaña de forma continua a un personaje en situaciones extremas en las que uno no quiere dejarle. Las tres películas tienen mucha intención, guiones impecables y asumen riesgos máximos. Hay mucho de teatro inmersivo en este tipo de cine fascinante. Y eso es un gran elogio. Hacía bastante tiempo que me había comprado el DVD de esta película que no se ha podido ver en las salas asturianas. Ahora he encontrado la ocasión para verla (qué remedio) y cinco años después de estrenada no puedo entender a este mundo cultural que sobrevalora y premia Parásitos y no sabe reconocer o ignora la gran calidad de esta Victoria.

martes, 7 de abril de 2020

Tim's Vermeer

de Teller. EE.UU., 2013. 80.
7 de abril de 2020. DVD, Avilés. V.O.S.

Tim Jenison es un conocido inventor estadounidense con mucho éxito en el desarrollo de herramientas audiovisuales y muy interesado por las relaciones entre la tecnología y el arte. Tras leer el libro El conocimiento secreto, en el que David Hockney sugiere que Vermeer pudo haber utilizado una cámara oscura o algún tipo de lentes para crear sus pinturas, a Tim Jenison se le ocurre que en realidad son algo así como fotografías artesanales para las que el pintor holandés usaba espejos con los que hacía coincidir el color de cada pincelada con el de la realidad reflejada. Tim Jenison decide pintar como debió hacerlo el propio Vermeer. Para ello recrea en su estudio la escena de La lección de música y pasa varios meses pintándola aún con más paciencia que su autor. El resultado demuestra que Hockney y él tenían razón.

Tras la película de ayer, seguimos hoy con la pintura en este magnífico documental que haría un estupendo tríptico con El sol del membrillo de Víctor Erice y El cuadro de Andrés Sanz. Aunque me temo que el enigma de Las Meninas deja a Velazquez mejor parado que la explicación del fascinante realismo de Vermeer. Sin embargo, desvelando y experimentando con la técnica que pudo haber usado el pintor holandés en aquellos cuadros asombrosos, Teller y Tim no devalúan el interés por su obra. Al contrario, sugieren una interesante reflexión sobre las relaciones y las fronteras entre la técnica y el arte. En el caso concreto de Vermeer, resulta de lo más sugerente la hipótesis que lo sitúa como un (proto)fotógrafo con pincel. Sería muy interesante saber qué pensaría Walter Benjamin de todo esto.

lunes, 6 de abril de 2020

La Pasión en el arte

de Phil Grabsky. Reino Unido, 2020. 86.
6 de abril de 2020. Sala Virtual de Cine, Avilés.

Exhibition on Screen produce este documental que hoy vemos desde casa al comienzo de esta Pascua confinada. Pinturas notables de todas las épocas ilustran el relato de la Pasión según los evangelistas.

A Contracorriente se ha unido a varios exhibidores para poner en marcha una Sala Virtual de Cine que nos permita ver algunas de las películas que se deberían haber estrenado en estas semanas. La implicación de cines que me merecen tanto crédito como Verdi, Numax o Artistic Metropol y la posibilidad de señalar a qué sala se quiere beneficiar con el pago de cada película, hacen que apetezca hacer uso de este espacio virtual que nace en esta difícil coyuntura. Es una iniciativa  que se suma, por tanto, a servicios culturales tan estimables como los que ahora prestan al público teatral salas tan queridas para mi como el Pavón Kamikaze desde Madrid, Timbre 4 desde Buenos Aires (estos días ya hemos visto tres magníficas obras en la sala de Boedo) y enseguida también nuestro Palacio Valdés avilesino. Como muchos de los documentales de Exhibition on the Screen, La pasión en el arte no se caracteriza por su originalidad formal ni por la brillantez de las declaraciones de los expertos que hablan. Pero tiene el acierto de ordenar el relato siguiendo las propias jornadas de la Pasión según los cuatro evangelistas. De hecho, es un placer visual constante (una delicia ver de nuevo los frescos de Giotto en la capilla de los Scrovegni de Padua) y también un repaso estupendo a esa parte crucial del Nuevo Testamento. No deberían desaprovecharlo quienes no fueron al catecismo y no entienden muy bien de qué va esto de la Semana Santa.

domingo, 5 de abril de 2020

Pura vida

de Pablo Iraburu y Migueltxo Molina. España, 2012. 85.
5 de abril de 2020. DVD, Avilés.

A 7.400 metros de altura, en la cara sur del Annapurna, Iñaki Ochoa de Olza sufrió un edema pulmonar y daños cerebrales que acabaron con su vida en mayo de 2008. Fueron cuatro días agónicos en los que alpinistas de diez países se jugaron la vida por salvarlo. O al menos por no dejarlo solo en ese trance. El rumano Horia Colibasano lo acompañó durante tres días y el suizo Ueli Steck cuidó de él hasta su muerte.

Un documental sobre lo mejor de la condición humana en las situaciones más extremas. La tragedia de Iñaki hizo que sus compañeros intentaran contra reloj una hazaña épica. Puro corazón para no dar por perdido al amigo mientras siguiera vivo en la montaña. El relato se construye con evocaciones retrospectivas desde varios países y con imágenes originales de aquellos momentos tan difíciles. Contenida en el relato, emotiva en las reflexiones y elegantísima en las formas (desde los créditos iniciales ya se advierte que se quiere y se sabe hacer muy bien las cosas), Pura vida es toda una lección moral. Es la historia de un hombre apasionado y también la de unos compañeros dispuestos a todo por salvarlo. Vista en estos momentos tan difíciles es también una inyección de moral y de confianza en la condición humana.

viernes, 3 de abril de 2020

Hombre mirando al sudeste

de Eliseo Subiela. Argentina, 1986. 104.
3 de abril de 2020. DVD, Avilés.

Un psiquiatra escéptico se ve sorprendido por la llegada imprevista de un hombre a su hospital. Se llama Rantés y dice venir de otro mundo. Su locura acaba resultando más coherente y compasiva que la forma de vida de los cuerdos. Y es que Rantés es capaz de cambiar las cosas de lugar pero también el lugar desde el que la gente se ha acostumbrado a ver las cosas. El psiquiatra no sabe si Rantés será realmente un enviado, pero a él no le gustaría hacer de Pilatos en este caso. Por eso lo mira fascinado cuando, en medio del manicomio, se queda hierático mirando al sudeste.

La primera película de Eliseo Subiela era otra de las que tenía pendientes entre los DVDs que me traje de San Telmo. Tiene ya más de treinta años pero sigue siendo muy interesante. El lado oscuro del corazón me encantó en su momento y a Subiela le debo haberme descubierto a Dario Grandinetti y también la delicia de saltar entre esas dos queridísimas ciudades del Río de la Plata (quizá por eso me gustó tanto leer La uruguaya del gran Pedro Mairal). Hombre mirando al sudeste es anterior y no menos cautivadora que aquella película sobre unos amantes. En esta historia psiquiátrica se cruzan referencias filosóficas, literarias, religiosas, pictóricas y musicales. Pero Subiela logra que su guión, más escorado hacia lo poético que hacia lo naturalista, maneje bien todos los mimbres y componga una obra enigmática que ha resistido muy bien el paso del tiempo. Las películas a las que se les nota la escritura corren el riesgo de caer en el subrayado o en la literaturización de las imágenes. En esto Eliseo Subiela podría recordar un poco aquí a Gonzálo Suárez, pero el argentino se queda más lejos que el asturiano de ese peligroso límite de lo redicho que acaba empalagando. Así que Subiela consigue que este Hombre mirando al sudeste  resulte realmente perturbador.  Hasta para psiquatras escépticos.