martes, 19 de enero de 2021

Beginning

de Dea Kulumbegashvili. Georgia, 2020. 130’.
19 de enero de 2021. Casa de la Cultura, Avilés. V.O.S.

Unos testigos de Jehová sufren un atentado en el que se incendia su iglesia. Mientras el líder de la comunidad busca los medios para reconstruirla, su mujer es asediada por un hombre que le pide que retiren la denuncia. Más tarde el hombre la viola. Y al regreso del marido el drama continuará. 

Elegancia formal exasperante. Por esos planos fijos tan bellos y tan demorados. Por esas escenas con elementos en fuera de campo. Por el ritmo de un relato a veces lentísimo y otras sincopado (como cuando Yana confiesa a su marido que ha hecho lo que estaba dispuesto a hacer Abraham). En la producción de esta singular película está Carlos Reygadas y uno lo encuentra coherente por la religiosidad familiar, tácita y trágica que parece servir de eje a esta primera película de Dea Kulumbegashvili que encuentro emparentada con historias como la de Post Tenebras Lux. Hay fuego en el atentado contra la iglesia, hay agua en la violación en el río y hay tierra pulverizada en el sorprendente plano final. Solo me falta el aire. Creo que está en esos planos cenitales desde los que percibimos, como en un cielo próximo, lo que le sucede a esta mujer que parece destinada a sufrir el sacrificio propio de los mesías.

lunes, 4 de enero de 2021

La llamada de lo salvaje

de Chris Sanders. EE.UU., 2020. 100.
4 de enero de 2021. Centro Niemeyer, Avilés.

Buck era un perrazo doméstico y feliz hasta que fue robado para tirar de trineos en Alaska. Allí tuvo varios dueños de talante muy diverso. Con el último llegó hasta tierras desconocidas y salvajes en las que encontró a sus ancestros y también la libertad.

Cuando yo era niño el libro de Jack London se titulaba La llamada de la selva. Era una torpe traducción porque es evidente que los paisajes de Alaska tienen poco de selváticos como se puede comprobar en esta bonita película en la que da gusto ver a Harrison Ford al lado de ese perrazo listo y bueno. La historia es edificante al modo clásico, pero las imágenes están hechas con tecnologías sofisticadas. De hecho, más que un can, Buck es un avatar digital hecho a la medida del hombre. Las imágenes son tan perfectas que su comportamiento humanizado ya no sorprende. Así que es probable que, en este mundo en que ya hay más tiendas especializadas en mascotas que jugueterías o tiendas para bebés, muchos ni siquiera adviertan que no es propia de los perros esa relación tan humana que Buck tiene con su amigo.

domingo, 3 de enero de 2021

La isla del viento

de Manuel Menchón. España, 2015. 105’.
3 de enero de 2021. Filmin.

El destierro de Unamuno en Fuerteventura en 1924. Los encuentros con los hermanos Castañeyra, con el párroco Paco Medina y con Delfina Molina, la admiradora que fue a verlo desde Argentina. Y también sus relaciones con los humildes majoreros.

Con prólogo y epílogo en el incidente del 12 de octubre de 1936 en el paraninfo de la Universidad de Salamanca,  Manuel Menchón recrea lo que pudieron haber sido aquellos meses insulares de Unamuno. Y lo hace con pulso sosegado y con voluntad de hacer gratos los gestos y los paisajes. Como quizá pudo ser  aquella estancia de Unamuno en la isla. Su papel lo interpreta como nadie un José Luis Gómez al que siempre da gusto ver. Hace tres años volvió a encarnarlo en su Unamuno: venceréis pero no convenceréis y, aunque no pude verlo en La Abadía, a juzgar por el texto publicado en Cuarteto español, creo que me habría encantado. Así que ha sido un gusto encontrarlo frente al mar en esta película modesta pero bien interesante.

sábado, 2 de enero de 2021

Palabras para un fin del mundo

de Manuel Menchón. España, 2020. 93’.
2 de enero de 2021. Filmin.

Del Unamuno que pudo haber sido presidente de la República al que fue utilizado (y quizá asesinado) por los falangistas. La voz de José Sacristán aporta la contundencia que requiere la evocación de un hombre para el que ser coherente también implicaba ser contradictorio. Como lo fue su papel en aquellos meses terribles en los que el fascismo lo odiaba y lo utilizaba por igual.

El arco temporal viene a ser el mismo que el de la película de Amenábar. Quizá con más atención a lo que pasó en aquel 31 de diciembre de 1936 en que un tal Bartolomé Aragón visitó a Unamuno para hacer de testigo de unas últimas palabras que seguramente no pronunció. Con ellas se remataba la faena propagandística en torno a un hombre que fue mucho más que el contrapunto ilustrado de esa bestia llamada Millán Astray. Palabras para un fin del mundo pretende ser un documento de investigación y recreación sobre el final de la vida de Unamuno. Sin embargo, el esteticismo no se lleva bien con la pretensión de veracidad de un documental que presume de mostrar material inédito de gran interés para los investigadores. Por eso, aunque son muy vistosas esas banderas coloreadas entre las imágenes en blanco y negro e impresionan las llamas coloristas que salen de las piras de libros, a veces resulta borrosa la diferencia entre las imágenes de la época y las ficcionadas. Además, el efectismo deriva en descuido en las escenas en que a la República se le pone como banda sonora la Internacional (incluso con letra en francés). Pero el interés de la figura de Unamuno lo compensa todo. Y, aunque solo sea para que algunos se animen a leer sus ensayos, ya merece la pena este regreso a la figura de un hombre que, entre otras cosas, supo entender que  nuestra verdadera patria es nuestra lengua.