martes, 30 de octubre de 2018

Carmen y Lola

de Arantxa Echevarría. España, 2018. 103.
30 de octubre de 2018. Casa de la Cultura, Avilés.

Carmen y Lola son dos adolescentes gitanas que se enamoran. Vemos sus encuentros discretos, sus caricias delicadas y también la manera en que viven con unas familias para las que es impensable y vergonzosa una relación como esa.

Mucho mejor que La vida de Adéle. Por la contenida sensualidad de las dos chicas, cuyo trabajo aún es más meritorio sabiendo que no son actrices profesionales. Por la descripción de ese singular contexto de los entornos gitanos de Madrid. Por la forma en que se relata una historia que por momentos parece deudora del naturalismo propio del documental (las imágenes del mercadillo) pero también resulta una ficcion verosímil tanto en la intimidad de la relación entre las dos chicas como en las reacciones de su entorno. Así que Carmen y Lola es una buena noticia para el cine español. Si fuera francesa sería muy premiada y se exportaría a toda Europa. Pero aquí somos así.

lunes, 29 de octubre de 2018

Quién te cantará

de Carlos Vermut. España, 2018. 119.
19 de octubre de 2018. Cines Ocimax, Gijón.

Hace diez años que Lila Cassen no canta. Cuando está próximo su regreso a los escenarios queda amnésica tras un accidente en la playa que podría ser un intento de suicidio. Por eso su ayudante contrata a Violeta, una admiradora que es feliz cantando sus canciones en un karaoke, para que la ayude a recuperar su personalidad como artista. Violeta tiene una relación muy conflictiva con su hija adolescente. Como Lila, que también tuvo una relación muy traumática con su madre.

Tras su magnífica Magical girl, Carlos Vermut confirma su capacidad para crear imágenes cautivadoras y atmósferas subyugantes con esta historia de personajes torturados por relaciones opresivas del presente o del pasado. Las simetrías e intercambios entre las mujeres que protagonizan esta historia (el personaje de Eva Llorach no es menos importante que el de Najwa Nimri) y el equilibrio con que se combinan los dramas de estas dos mujeres con nombres de colores próximos, hacen de Quien te cantará una película bien trabada que además tiene la virtud de conceder mucha importancia a la música con esa estupenda banda sonora de Alberto Iglesias y esas canciones tan oportunamente dispuestas en cada momento de la historia. Son muchos los momentos poderosos de la película, pero yo me quedo con la modulación contenida que Eva Llorach aporta a su personaje en la magnífica escena en que la hija descubre la relación que Violeta tiene con Lila. Toda una lección de buen hacer interpretativo.

domingo, 28 de octubre de 2018

The miseducation of Cameron Post

de Deseiree Akhavan. EE.UU., 2018. 90’.
28 de octubre de 2018. Teatro Carrión, 63º Semana Internacional de Cine de Valladolid (sección oficial). V.O.S.

Cameron Post es descubierta teniendo relaciones con otra chica. Su tía decide llevarla a un centro de internamiento de una organización religiosa para que la traten. Allí conocerá a otros jóvenes que supuestamente también han de ser curados.

Terminamos este fin de semana en la Seminci con dos de las proyecciones de las películas premiadas. Acabamos de ver Mi obra maestra (premio del público) y ahora vemos una de las dos películas que han obtenido ex aequo la Espiga de Plata (la Espiga de Oro la ha ganado Génesis, pero sorprendentemente no se ha proyectado hoy). De las seis que habíamos visto ayer y el viernes también han recibido premios La mujer de la montaña (mejor actriz), Ága (mejor nuevo director y Espiga Verde, aunque merecería mucho más) y Una tierra imaginada (mejor fotografía, un premio completamente inmerecido ya que también debió recibirlo Ága). The miseducation of Cameron Post trata un tema (la "curación" de la homosexualidad por inmersión religiosa) que nos resulta bastante extraño en España. Sin embargo, los actores están bien y el entorno de adolescentes institucionalizados recuerda un poco al de Las vidas de Grace de Destin Cretton. Salvando las distancias porque aquella película era mucho mejor y, a diferencia de este, aquel sí era un lugar reivindicable. Sin duda, entre las películas que hemos podido ver, la Espiga de Plata sería muchísimo más merecida para La mujer de la Montaña (sin haber visto Génesis, casi estoy seguro de que Ága debió recibir la de Oro). En todo caso, un año más ha sido una delicia pasar este fin se semana en la Seminci. Valladolid, con sus teatros, sus bares y sus museos, es una ciudad de lo más agradable para disfrutar de un festival. Así que ya tenemos ganas de volver el año que viene.

Mi obra maestra

de Gastón Duprat. Argentina, 2018. 100’.
28 de octubre de 2018. Teatro Carrión, 63º Semana Internacional de Cine de Valladolid (sección oficial).

Un galerista eficaz y un pintor en declive. Simulando la muerte del segundo los dos podrían hacer un buen negocio porque los precios de las obras subirán y la cantidad de obras disponibles también. De ese modo el artista será feliz en su aislamiento creativo en Jujuy y el marchante tendrá mucho éxito no solo en Buenos Aires.

Una buena idea y dos estupendos actores. Guillermo Francella está magnífico (como siempre) en ese papel de galerista que sabe moverse en su ambiente. Y Luis Brandoni le da una buena réplica como pintor gruñón y envejecido. Sin embargo, Mi obra maestra no será la obra maestra de Gastón Duprat y Mariano Cohn. De hecho, creo que no le sienta nada bien la separación de la pareja (Mariano Cohn solo es el productor de esta película). Comprendo que, si no se han visto sus magníficos trabajos anteriores, le hayan dado aquí el premio del público. Pero Mi obra maestra me sorprende y me fascina mucho menos que otros trabajos tan magníficos de esta pareja como El hombre de al lado, Todo sobre el asado o El ciudadano ilustre. No está mal, pero esperaba bastante más de una película como esta.

sábado, 27 de octubre de 2018

Noches mágicas

de Paolo Virzi. Italia, 2018. 110’.
27 de octubre de 2018. Teatro Carrión, 63º Semana Internacional de Cine de Valladolid (sección oficial). V.O.S.

En el verano de 1990, mientras se juega el partido de fútbol en el que Argentina elimina a Italia, un coche cae al Tíber. En él va un productor de cine. De su muerte son acusados tres jóvenes guionistas que se acaban de introducir en el mundillo cinematográfico romano.

Agotadora. Los personajes no paran de hablar y viven aceleradamente. Quizá tenga gracia para los espectadores italianos, pero más allá de que la historia sucede en Roma yo no le encuentro ninguna. Los temas autorreferenciales pueden estar bien en el cine, pero hay que acertar con el tono y creo que Paolo Virzi no lo consigue. Ya me habían cansado un poco los dos personajes de Locas de alegría pero, ya digo, estos me han agotado. En esta sesión de la noche ni siquiera  tuvo interés el corto que precedió a la proyección. L’Été et tout le reste de Sven Bresser es una historia estival de adolescentes con más pretensiones que resultados.

La mujer de la montaña

de Benedikt Erlingsson. Islandia, 2018. 101’.
27 de octubre de 2018. Teatro Carrión, 63º Semana Internacional de Cine de Valladolid (sección oficial). V.O.S.


Halla es una activista ambiental que hace sabotajes importantes en las líneas de alta tensión islandesas. Hace cuatro años solicitó adoptar un hijo y ahora le acaban de comunicar que una niña de cuatro años la espera en Ucrania.

Del cine islandés siempre espero cosas buenas y tratándose del director de De caballos y hombres no tenía ninguna duda de que esta película sería estupenda. La mujer de la montaña es la historia de una heroína ejemplar que seguramente podría ser acusada de terrorismo y hasta de rebelión. Hella es una mujer rebelde y comprometida a la que uno le desea lo mejor cuando derriba torres de alta tensión, cuando huye de los helicópteros y los drones y también cuando se decide a ir a Ucrania a recoger a esa niña. Por eso está muy bien que Benediky Erlingsson nos lleve por los espacios abiertos islandeses acompañando a esta Robin Hood contemporánea que también usa el arco y que no duda en tensar la cuerda del conflicto entre el desarrollo económico y la protección ambiental. El tono irónico y poético de la historia (con una hermana y un primo deliciosos y un viajero mexicano al que siempre detienen), la elegancia formal y el papel de la música (con ese trío masculino de instrumentistas y esas tres mujeres ucranianas que cantan al lado de Hella) hacen que La mujer de la montaña sea una película originalísima, además de una historia muy interesante e intencionada. Así que ya tenemos otra digna merecedora de varios premios en este festival (por ejemplo, el de mejor director o el de mejor actriz). También lo sería quizá Paseo solar de Réka Bucsi, el estupendo corto de animación con imágenes cautivadoras sobre seres galácticos. Así que esta sesión de la tarde ha sido una delicia.

Volcano

de Roman Bondarchuk. Ucrania, 2018. 104’.
27 de octubre de 2018. Teatro Zorrilla, 63º Semana Internacional de Cine de Valladolid (sección Punto de encuentro). V.O.S.

Un coche de observadores internacionales durante la crisis de Crimea se queda averiado en mitad de la nada. En el lugar no hay cobertura telefónica así que el conductor busca ayuda por la zona. Un hombre y su hija le llevan en su camioneta, pero cuando regresa el coche y sus compañeros han desaparecido. A él no le queda más remedio que aceptar la hospitalidad que esa familia le ofrece. Vivirá con ellos en un mundo extraño en el que el Estado no parece existir.   

Una película sobre el extrañamiento. El que siente un hombre de vida institucional y urbana en ese lugar desangelado. Y el que viven los lugareños en ese espacio sin ley desde que las aguas del pantano sepultaron sus hogares. Pero a la vez es una película sobre el apego de los hombres a la tierra (se lo explica magníficamente la abuela al recién llegado). Así que Volcano seguramente no tendrá ningún premio, pero es un dignísimo ejemplo del tipo de cine que uno espera encontrar en este festival. Igual que el cortometraje 3 años depois del portugués Marco amaral sobre una mujer que vuelve a un lugar donde ha pasado algo en la carretera, quizá con un perro, que hay que explicar a un niño. Una historia sugerente, pero también confusa. Bastante más que Volcano.

Miel en la cabeza

de Til Schweiger. Alemania, 2018. 137’.
27 de octubre de 2018. Teatro Carrión, 63º Semana Internacional de Cine de Valladolid (sección oficial). V.O.S.

El abuelo se ha quedado viudo y sin memoria. Su hijo se lo lleva a vivir con su mujer y su hija a Inglaterra porque cada día está peor y hace más tonterías. Su nieta lo entiende y sabe cómo tratarlo. Al final los dos cumplirán el deseo que tenía la abuela de llevar a la niña a Venecia y enseñarle el lugar en el que se enamoraron.

Nick Nolte no ha venido a Valladolid para la presentación de esta película. Quizá por vergüenza. De hecho, la chica que ha hablado en su nombre ha pedido disculpas a los familiares de personas con Alzheimer por si se han podido sentir ofendidas con las cosas que hace el personaje que interpreta. Desde luego tiene motivos para pedirlas. También al público de un festival que no se merece que esta película se proyecte en su sesión de clausura. El personaje del abuelo más que un anciano con demencia parece un niño idiota y gamberro. Y el hijo y la nuera parecen dos tontos con mucho dinero y poca sensatez. La niña está como se espera en el papel de encantadora nieta que entra en el mundo del anciano. Pero que la pequeña actriz de once años sea la hija de Nick Nolte hace pensar que quizá sea esa la razón por la que se ha hecho una película que solo gustará a quienes no les importe que les llenen la cabeza de miel.

viernes, 26 de octubre de 2018

Ága

de Milko Lazarov. Bulgaria, 2018. 96’.
26 de octubre de 2018. Teatro Carrión, 63º Semana Internacional de Cine de Valladolid (sección oficial). V.O.S.

Un matrimonio de ancianos vive en soledad en medio de las llanuras heladas. Los afanes cotidianos con el trineo y en la cabaña hacen que su vida sea dura pero tranquila y sosegada. Ella está enferma y cada vez se acuerda más de Ága, la hija a la que no han perdonado por algo que no sabemos. Ahora trabaja muy lejos de ellos en una mina de diamantes.

Ya podemos decir que la Seminci tiene este año una película que merece sobradamente la Espiga de Oro. Esta joya búlgara de imágenes bellísimas, ritmo hermosamente cadencioso, intenciones sutilmente ambientalistas y personajes magnéticos, seguramente será comparada con tuda justicia con Derzu Uzala. Pero aún hay más lirismo en este relato de emoción creciente que comienza pareciendo un documental preciosista y avanza con unos actores soberbios hacia un final perfecto con una imagen inolvidable. Ága es una maravilla búlgara que dará mucho que hablar. Yo la encuentro perfecta para una trilogía con otras dos películas también magníficas: La hamaca paraguaya de Paz encina y La última tierra de Pablo Lamar. Las tres hablan de la pareja, de la edad tardía, de la naturaleza, de la soledad compartida y también de la despedida. El corto portugués de animación de David Doutel que precedió a esta maravilla también fue estupendo: una historia expresionista al lado de un lago helado titulada Augurio.

Una tierra imaginada

de Yeo Siew Hua. Singapur, 2018. 95’.
26 de octubre de 2018. Teatro Calderón, 63º Semana Internacional de Cine de Valladolid (sección oficial). V.O.S.

Singapur está ganando terreno en el mar con arena de otros países. Y también con el esfuerzo de trabajadores extranjeros. Uno de ellos es Wang, un chino que ha tenido un accidente laboral y que no consigue dormir. Por eso va cada noche a un cibercafé donde tiene contactos virtuales con alguien que no sabemos y también los tiene reales con la chica que trabaja en el lugar. Un policía investigará su desaparición repentina. Y también irá a ese cibercafé. 

Seguramente al director le gustaría que su película fuera comparada con las de los Dardenne (por la crítica social) y con  las de Won Kar-Wai (por las atmósferas). Pero nada que ver. Lo social apenas queda esbozado y se pierde en ese surrealismo del relato que tiene más de confusión que de intención. Las atmórferas tienen mucho de impostura con los gestos de ese policía al que vemos investigar poco y posar mucho. Así que uno no entiende qué le vieron a esta película en Locarno para darle el Leopardo de Oro. El que sí ha sido estupendo es el cortometraje de animación (y figuritas) Raymonde o la escapada vertical de Sarah Van Den Boom. Una delicia irónica con maneras de cuento infantil para adultos. El primer largo defrauda pero el corto compensa. Así que un año más comenzamos con muchas ganas estos días finales de la Seminci que tanto nos hacen disfrutar en Valladolid.

jueves, 25 de octubre de 2018

Braguino

de Clément Cogitore. Francia, 2017. 49.
25 de octubre de 2018. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.

Dos familias que se odian viven con muchos niños a la orilla de un río en la taiga siberiana. Vemos cómo cazan y se mantienen ajenos a cualquier rastro de civilización.

Las escenas de los niños en la isla podrían hacer interesante esta película si supiéramos qué se nos quiere contar. En todo caso, no compensan la aspereza de las imágenes en las que el padre mata a los patos y los pequeños los despluman. O esa otra en la que se dispara a un hermoso oso para después descuartizarlo. Todas ellas son imágenes innecesarias. Como la propia película.

martes, 23 de octubre de 2018

The rider

de Chloé Zhao. EE.UU., 2017. 104.
23 de octubre de 2018. Casa de la Cultura, Avilés. V.O.S.

Brady ha sufrido un grave accidente en un rodeo. Se ha fracturado el cráneo y le han quedado secuelas importantes, así que no debería volver a montar. Pero esa es su vida y se le hace muy difícil dejar los caballos.

Pasión y compasión. De eso trata esta magnífica película sobre un joven lleno de delicaleza con sus caballos y de ternura con su gente. La película parece que va a tratar de masculinidades rudas que se las ven con los broncos (así llaman a los caballos indómitos en Dakota del Sur) y de lo que le pasa a un vaquero que tiene que dejar de serlo. Pero casi más que de la renuncia a una pasión, The rider trata de la compasión. La que Brady siente por el amigo que quedó parapléjico y al que visita y acompaña con un cariño infinito. La que también siente por la hermana adolescente que es como un ángel con mente de niña. Y la que le une a su padre cuando, en el momento de sacrificar al caballo malherido, le pide que le silbe mientras se aleja para que el cariño sea lo último que sienta el animal. Brady Jandreau está magnífico en el papel protagonista de una película que debería dejar tanta huella en el imaginario sobre los vaqueros americanos como la que en su momento dejó Brokeback Mountain. Seguramente Chloé Zhao no llegará a tener tanto éxito, pero no lo merece menos que Ang Lee.

lunes, 22 de octubre de 2018

Caravaggio: En cuerpo y alma

de Jesus Garces Lambert. Italia, 2018. 94’.
22 de octubre de 2018. Cines Los Prados, Oviedo.

Caravaggio. Algunas pinceladas sobre su vida y mucha luz sobre sus cuadros. Un magnífico repaso a su obra en Milán, Florencia, Roma, Nápoles, Malta y Siracusa.

Filmado en 8K y con una nítida voluntad de llevar a las salas de cine un espectáculo artístico fascinante, Caravaggio es mucho más que un buen documental sobre un pintor genial. Su formato es bastante más ambicioso que los de Exhibition on Screen y no me extrañaría que la serie de películas que mensualmente se proyectarán en nuestras salas (solo un día y en una única sesión) tengan un enorme éxito. Las declaraciones de los expertos son pocas y pertinentes. Las filmaciones de los cuadros son un prodigio de espectacularidad y belleza. Y las evocaciones biográficas están puntuadas con imágenes de cuerpos mostrados con mirada contemporánea. Así que la hora y media de este Caravaggio se pasa en un delicioso suspiro tras el que uno siente muchas ganas de tomar un avión para Italia y repasar las obras que acaba de ver. Visualmente fascinante, con un ritmo perfecto y unos comentarios siempre oportunos, si los próximos documentales mantienen este nivel está claro que tendrán un público fiel.

sábado, 20 de octubre de 2018

Petra

de Jaime Rosales. España, 2018. 107.
19 de octubre de 2018. Cines Ocimax, Gijón.
14 de mayo de 2019. Casa de la Cultura, XVIII Certamen Nacional de Cortometrajes de Avilés.

Petra quiere encontrar la verdad. En la vida y en el arte. Por eso va a pasar un tiempo a la casa de Jaume, un afamado artista plástico que pudiera ser su padre. Aunque no logró que su madre se lo dijera antes de morir, ella cree que podría ser él. Por eso ha conseguido que le acepte para una estancia como joven creadora a su lado. Allí conocerá a Lucas, el hijo de Jaume y de Marisa con el que más adelante tendrá una hija. Jaume no soporta el victimismo. Ni tiene ningún reparo en causar el mayor daño. A Lucas, a Petra o a quien sea.

Una tragedia griega en el Ampurdán. Una reflexión sobre la verdad, sobre la ética y sobre el arte. Una lección de cine por capítulos con títulos antepuestos. El hiperrealismo de Jaime Rosales trenzando un drama perfecto con unos personajes soberbios. Por los secretos de los que vienen. Por las culpas que les deparan las verdades que buscan y encuentran. Barbara Lennie y Àlex Brandemühl están magníficos en unos registros contenidísimos con los que consiguen hacernos muy próximos sus personajes. Marisa Paredes ha hecho aquí la mejor interpretación que yo le haya visto en el cine con un personaje relativamente marginal pero de expresividad máxima y de relevancia absoluta para que la decisión final de Petra sea la clave de bóveda perfecta para esta historia impresionante que evoca las mejores arquitecturas trágicas de Sófocles. Y, por supuesto, Joan Botey alcanza cotas sublimes en la manera en que construye al malvado más flemático y poderoso que uno pueda imaginar. Su personaje de artista catalán es un arquetipo, mitad singularísimo mitad reconocible, que parece construido por uno de esos actorazos con cuyo trabajo uno viene disfrutando desde hace varias décadas. Pero que esta sea su primera película no solo demuestra su pasmosa presencia innata para un personaje inolvidable sino también el acierto de Jaime Rosales al apostar por él confirmando que es un cineasta valiente que sabe arriesgar y ganar. En Petra ha decidido mover la cámara, casi mecerla, con una cadencia perfecta para irnos desvelando unos secretos que nos anticipa en los textos de presentación de cada capítulo. También ha decidido que esta película tendrá leves acompañamientos musicales. Dos decisiones acertadísimas para una historia  que es a la vez accesible y muy compleja. Con Petra Jaime Rosales nos regala una experiencia cautivadora por la contemplación sosegada de los instantes que nos ofrece y por la afinadísima estructura de un relato lleno de equilibrios impecables. Petra se disfruta mientras se ve y también después. Porque invita a pensar sobre la verdad y sobre el arte. Sobre la identidad y la culpa. Sobre el contagio de los destinos trágicos. Y también sobre la belleza y sobre el mal.

martes, 16 de octubre de 2018

Climax

de Gaspar Noé. Francia, 2018. 95’.
16 de octubre de 2018. Cines Los Prados, Oviedo. V.O.S.

Un grupo de jóvenes franceses han estado ensayando durante tres días una trepidante coreografía de danza urbana. Luego seguirán juntos en una fiesta nocturna en la que alguien ha echado algún tipo de droga a la sangría que todos beben. Sus comportamientos dionisiacos irán derivando hacia un desquiciamiento general bastante peligroso.

Los créditos al principio, algunos rotulos en el medio, las declaraciones frontales del comienzo y los diálogos masculinos políticamente incorrectos son algunas de las cosas extrañas que incluye una película medio experimental que tiene en las coreografías aceleradas, en las querencias cenitales de la cámara, en la continuidad de los planos secuencia y en las interpretaciones (¿interpretaciones?) de los jóvenes protagonistas sus mayores méritos. Entre lo menos bueno está el agobio que transmiten situaciones como la de ese niño encerrado o los peligrosos encuentros en la noche entre los bailarines desquiciados. Climax es un experimento cinematográfico ciertamente extraño y meritorio. Pero no apto para la mayoría de los públicos.

domingo, 14 de octubre de 2018

La cámara de Claire

de Hong Sang-soo. Corea del Sur, 2017. 69.
14 de octubre de 2018. Teatro Filarmónica, Oviedo. V.O.S.

Una chica coreana que está en Cannes trabajando para una distribuidora de cine es despedida repentinamente por su jefa. La acusa de ser deshonesta. Aunque quizá el motivo sean los celos tras saber que ha tenido una relación con el director con el que ella trabaja. Los tres tendrán varios encuentros con una mujer francesa que lleva una cámara de fotografías instantáneas. Según ella, nadie sigue siendo el mismo tras haber sido fotografiado.

Esta es la décima película que veo de Hong Sang-soo. Como en la primera, en esta también está Isabelle Huppert. Pero entre En otro país y La cámara de Claire hay una distancia enorme. No solo porque aquella transcurría en una playa de Corea y esta tiene en los alrededores del festival de Cannes su ambiente y motivo, sino porque allí había un delicioso juego triple que siempre remitía a Rohmer pero en La cámara de Claire uno tiene que buscar guiños a La rodilla de Clara para encontrar algún homenaje que haga valioso lo que se contempla. Es verdad que todo lo que vemos es bien reconocible como genuinamente propio de Hong Sang-soo, pero no solo por eso una obra tiene valor. Cada película debe defenderse por si misma y La cámara de Claire no lo consigue. Si hace cinco años se hubiera estrenado en España esta película en lugar de En otro país creo que su director no habría llegado a ser tan apreciado aquí. O quizá sí. Quién sabe.

sábado, 13 de octubre de 2018

Taxi driver

de Martin Scorsese. EE.UU., 1976. 113’.
13 de octubre de 2018. Teatro de La Laboral, Gijón. V.O.S.

Travis es un ex-marine insomne y torturado que trabaja de taxista nocturno en las calles de Nueva York. Desde su coche contempla y desprecia el lumpen de las malas calles. Pero también se enamora en ellas. Primero de una hermosa joven que trabaja en la campaña de un candidato a presidente. Luego de una joven prostituta a la que quiere redimir. Un atentado nihilista contra aquel político o una masacre tremenda contra unos proxenetas son los propósitos de este ser extremo que podría terminar como Lee Harvey Ostwald pero que seguirá siendo taxista en las noches de Nueva York.

El excelente programa de la Fundación Princesa de Asturias hoy nos depara esta proyección especial con el acompañamiento de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias. La película bien lo merece porque es un verdadero clásico que pone de manifiesto la capacidad del cine de ficción para documentar de forma muy precisa un tiempo y un espacio y porque abre paso a todo un género especialmente cultivado en las últimas décadas como es el thriller elegante. Es verdad que Scorsese puede haber inspirado esa sed de mal adictiva que caracteriza al cine de Tarantino. Pero también ha servido de modelo a tantos otros cineastas que han encontrado en los personajes ambivalentes y torturados o en las calles de Nueva York motivos para contar historias que cautivan con o sin violencia. Taxi driver es toda una lección de buen cine. Ayer Rodrígo Cortés decía muy acertadamente que Scorsese es un maestro en conseguir que el cómo de una película trasmita el qué de su historia. Además Scorsese ofrece aquí una magnífica lección de que la música en el cine no debe ser acompañamiento ni subrayado y por eso ha sido tan acertada (como el jueves con Toro salvaje) la decisión de interpretarla en directo. Pero Taxi driver es también Robert de Niro. Su extraordinario Trevis es de algún modo un Don Quijote americano obsesionado con sus Dulcineas urbanas que se siente seguro de si mismo y capaz de deshacer todos los entuertos a bordo de su jamelgo amarillo. Por eso hay algo de mítico y de universal en este personaje que por momentos inspira compasión y por momentos percibimos como el sustrato que encumbra a los Trump y los Bolsonaro de cualquier época. Taxi driver es existencialismo filmado. Un regalo magnífico en esta semana de homenaje a Scorsese que continuará en los próximos días. Por ejemplo, el miércoles con el encuentro en el Teatro Jovellanos con el maestro americano para el que esta mañana ya conseguí dos entradas (haciendo, por cierto, una inmensa cola presidida por ese civismo impecable que haría las delicias de Michael J. Sandel, otro premiado merecidísimo que también tendremos esta semana en Asturias). En el instituto también celebraremos a Scorsese con la proyección para los alumnos el miércoles de La invención de Hugo y el viernes de Historias de Nueva York, aquella trilogía que dirigieron Woody Allen, Coppola y Scorsese. Será un gusto verla justo en el día en que recibe el premio que ya tienen sus dos compatriotas.

viernes, 12 de octubre de 2018

Malas calles

de Martin Scorsese. EE.UU., 1973. 110’.
12 de octubre de 2018. Fábrica de Armas de La Vega, Oviedo. V.O.S.

En el sur de Manhattan dos jóvenes amigos comparten muchas cosas pero son muy distintos. Charlie quiere ser alguien en la ciudad y evita los problemas. A Johnny Boy los problemas se le acumulan tanto como las deudas. Charlie intenta protegerlo, pero no siempre lo consigue.

Volvemos a la Fábrica Scorsese para asistir al interesante coloquio sobre su obra moderado por Luis E. Parés en el que han participado Pepa Blanes, Rodrigo Cortés y Jordi Costa. Los cuatro han estado estupendos, pero las intervenciones de Rodrígo Cortés han demostrado que un buen director puede ser también un sabio cinéfilo, tener muchas cosas que contar y expresarlas magníficamente. Al coloquio le ha seguido la proyección de este clásico que ya tiene cuarenta y cinco años y en el que da gusto ver a Harvey Keitel y a Robert de Niro en los papeles de ese Abel responsable y ese Caín atolondrado que tienen una relación y unas maneras que parecen propias de un pueblo italiano pero que también encajan perfectamente en las sucias y decrépitas calles del Nueva York del bajo Manhattan de los setenta. La cámara en mano y el montaje atrevido me hacen pensar que la película debió ser entonces inspiradora de un estilo que luego ha sido bastante frecuentado. Igual que ayer viendo Toro salvaje, me ha llamado la atención la sorpresa que hoy nos causa el machismo bronco y las maneras violentas de la mayoría de los personajes. Está claro que reflejan unos comportamientos que entonces eran frecuentes. Pero no sé si, al retratarlos tan ásperamente, Scorsese también quiso denunciarlos. Lo cierto es que ahora no es fácil saber si los espectadores de entonces lo percibirían así.

jueves, 11 de octubre de 2018

Toro salvaje

de Martin Scorsese. EE.UU., 1980. 124’.
11 de octubre de 2018. Fábrica de Armas de La Vega, Oviedo. V.O.S.

Jake La Motta es un boxeador colérico dentro y fuera del ring. Repasando sus grandes peleas asistimos a la forja de un campeón y a la destrucción de un ser humano. Machista, celoso e impulsivo, a su alrededor todos sufren los efectos de su fuerza bruta.

Íbamos a pasar el fin de semana en Madrid pero la Fundación Princesa de Asturias nos lo ha impedido. En esta semana de los premios han transformado la antigua Fábrica de Armas de Oviedo en un lugar maravilloso y tentador dedicado en todos sus espacios a Scorsese. Así que la previsión de unas temperaturas que todavía permiten ir a la playa y un programa cultural extraordinario nos han hecho decidir  quedarnos aquí. En los últimos años la Fundación ha logrado que la semana de los premios sea una deliciosa maravilla para cualquier persona con un mínimo interés cultural. Recuperando espacios con un gusto extraordinario, programando actividades creativas y tentadoras y facilitando el acceso a un público numeroso y diverso (todas las actividades son gratuitas y solo hay que estar pendiente y ser rápido para reservar en Internet) han conseguido que los Premios sean un lujo para los asturianos que va más allá de la mera ceremonia de entrega en el Campoamor. Así que hoy comienzan las actividades en la Fábrica Scorsese con la proyección de esta película con música en directo. Hace siete años ya la habíamos vuelto a ver en las magníficas condiciones de la sala del Niemeyer cuando nuestro querido centro nacía con una programación cinematográfica extraordinaria. Pero ha sido un gusto contemplar de nuevo a ese camaleón llamado Robert de Niro interpretando a un ser egocéntrico, machista e impulsivo que comienza como luchador ambicioso y termina como obeso animador sin gracia en garitos perdidos. Las imágenes en el ring son poderosísimas, como también lo son las escenas familiares que llevan la intensidad del neorrealismo italiano a límites muy atrevidos. Tras la proyección seguimos en la Fábrica Scorsese escuchando desde un sofá a un trío de jazz en directo en el  delicioso ambigú que han dispuesto en uno de los amplísimos espacios que hay en este extraordinario lugar que uno imagina convertido (ojalá que pronto) en algo parecido a lo que hoy es el Matadero de Legazpi. Gracias a la Fundación y a Martin Scorsese podemos disfrutar durante estos días de lo que ojalá que en un futuro próximo llegue a ser cotidiano en este hermoso lugar.

martes, 9 de octubre de 2018

Guerra Fría

de Pawel Pawlikowski. Polonia, 2018. 88’.
9 de octubre de 2018. Cines Los Prados, Oviedo. V.O.S.

Zula y Wiktor se encuentran en una escuela de música en la que se forjan grupos de canto y de baile seleccionados para reivindicar el folclore polaco (y también para alabar las virtudes del comunismo). Él es un músico que primero se dedica a recuperar canciones tradicionales en los pueblos y luego dirige esos coros. Ella es una joven con mucho talento. En un viaje a Berlín él le propone pasar al lado francés para vivir juntos en Paris. Ella no le sigue en ese momento. Pero después se buscarán y vivirán una apasionada y tremenda historia de amor intermitente.

Me niego a aceptar que el título de esta joya deba ser escrito en inglés. En la película se habla mayormente en polaco, pero también en francés, alemán, ruso, italiano y en algunas otras lenguas, pero no en inglés. De hecho, la cuestión lingüística y la reivindicación de la diversidad cultural es uno de los temas de la película. Por ejemplo, cuando se discute si una bonita canción popular en una lengua menor debería ser o no cantada en polaco o cuando la protagonista considera incorrecta la traducción de una canción polaca al francés. Sin embargo, nadie protesta porque esta nueva maravilla filmada de Pawlikowski se nos presente con ese título en inglés que resulta radicalmente ajeno a la idea de una Europa maravillosamente multilingüe que se defiende en la película. Me temo que hoy sigue habiendo otra Guerra Fría en el mundo. Es la de las lenguas. Aunque a veces parece una batalla perdida a la vista de la gustosa sumisión con que muchos colaboran al predominio de una sola. Pero mejor vuelvo a Pawlikowski y a su magnífica Zimna Wojna. Ya digo, es una joya. El director de Ida lo ha vuelto a hacer. La vida de sus padres le ha servido de inspiración para contarnos una historia de amor que va y viene a los dos lados del Telón de acero. Zula y Wiktor son dos amantes inolvidables. No solo por las interpretaciones perfectas de Joanna Kulig y Tomasz Kot sino porque, acompañados por las músicas (tradicionales polacas, clásicas, de jazz...), su historia de amor tiene las maneras del cine más clásico. Con imágenes casi cuadradas (como en Ida), una fotografía primorosa en blanco y negro, una composición bellísima de los planos, unos movimientos de cámara impecables y un montaje de cadencias perfectas, la contemplación de cada escena entre los fundidos en negro ya sería una delicia aunque no hubiera sonido. Pero lo que se dice en todas esas lenguas y, sobre todo, las músicas que nos acompañan y embelesan durante toda la película hacen que la historia de amor de Zula y Wiktor en los tiempos de la Guerra Fría resulte hipnótica durante la escasa hora y media de fascinación constante que nos depara esta maravilla. La música es tan hermosa que uno solo desea poder comprar cuanto antes la banda sonora. De hecho, tras ese final inesperado (porque parece que habría mucho más que contar sobre esos dos amantes) uno se queda clavado en la butaca durante los títulos de crédito disfrutando tanto con las Variaciones Goldberg como con la hermosísima canción que viene después. Es una sensación parecida a aquella necesidad de seguir contemplando el Tíber al amanecer con la deliciosa música de La gran belleza. Tras Ida parece evidente que ya solo cabe esperar cosas muy buenas de Pawel Pawlikowski. Y está claro que este magnífico cineasta polaco no defrauda. Ahora que es aclamado en los grandes festivales del mundo da gusto pensar que el primer premio que recibió aquella película extraordinaria lo obtuvo en el de Gijón.

sábado, 6 de octubre de 2018

A estación violenta

de Anxos Fazáns. España, 2017. 68.
6 de octubre de 2018. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.

Un lejano baño en una playa gallega. Un escritor que no se ha ido de allí y malvive entre libros, resacas y drogas. La pareja con la que compartió tanto hace tanto tiempo regresa ahora de París. Ella morirá en pocos meses. Por eso los tres quieren sentirse unidos otra vez.

El extrañamiento y las dudas como signos del presente. Ese podría ser el común denominador de un cine generacional que ha dado frutos magníficos con jóvenes cineastas madrileños (por ejemplo, Jonás Trueba con Los ilusos o Los exiliados románticos), catalanes (por ejemplo, Laia Alabart, Alba Cros, Laura Rius y Marta Verheyen con Las amigas de Àgata, Elena Martín con Julia ist o Elena Trapé con Las distancias) y también gallegos (por ejemplo, Ángel Santos con Las altas presiones). Sin embargo, aunque A estación violenta pretende compartir su mirada, se queda lejos de esas estupendas películas. La historia gravita en exceso sobre hechos del pasado que ignoramos y que luego no son aclarados. Y también pesa demasiado ese tópico del escritor a la deriva que se entrega al alcohol y las drogas. La intensidad desnuda y tactil de ese trío que regresa del pasado le da un aire singular a esta historia. Pero lo que realmente me queda de ella es la estupenda interpretación de Nerea Barros. Igual que me pasó ayer con la interpretación de Lady Gaga en Ha nacido una estrella, es esa cautivadora presencia femenina lo único que me fascina de esta película.

viernes, 5 de octubre de 2018

Ha nacido una estrella

de Bradley Cooper. EE.UU., 2018. 135.
5 de octubre de 2018. Cines Parqueastur, Corvera.

Jackson se enamora de Ally. De su belleza y de su voz. Él es un cantante famoso y ella escribe canciones que él le anima a cantar en sus conciertos. Podría ser una historia de amor perfecta si no fuera porque ella se convertirá pronto en una estrella fulgurante y él entra en fase declinante.

Ella es Lady Gaga y está estupenda cuando canta y cuando no. Él dirige la película y se empeña en protagonizarla en exceso. En ella todo son matices que cautivan. En él todo son gestos de guaperas que cansan enseguida. Y es una lástima porque, con una historia tan clásica, había mimbres para algo mejor. Por lo demás, las canciones se subtitulan de manera intermitente: unas sí y otras no. Debe ser que se supone que los espectadores a ratos sabemos inglés y a ratos no.

martes, 2 de octubre de 2018

Un pequeño favor

de Paul Faig. EE.UU., 2018. 117.
2 de octubre de 2018. Cines Ocimax, Gijón. V.O.S.

Su condición de madres une a dos mujeres muy distintas. Una es una bloguera tirando a simple. La otra es sofisticada y tiene un punto inquietante. La desaparición y luego muerte (aparente) de la segunda las enredará en una historia de intriga (nunca excesiva) que pilla en medio al marido de la mujer fatal.

De género indefinido, pero centrada en dos variantes curiosas del género femenino, Un pequeño favor resulta una película extraña. Es y no es una bobada. Es y no es un thriller. Es y no es un triángulo amoroso. Así que el interrogante del cartel le va perfecto a la película. Se deja ver bastante bien, pero también se puede dejar de ver sin que pase nada.

lunes, 1 de octubre de 2018

El reino

de Rodrigo Sorogoyen. España, 2018. 122.
1 de octubre de 2018. Cines Parqueastur, Corvera.

El líder regional del partido ha sido descubierto. Es un nodo relevante de las tramas de corrupción política y podría entrar pronto en la cárcel. Intentará evitarlo haciéndose con pruebas de lo mucho que sabe sobre unos manejos que podrían salpicar a muchos. O a todos. 

El director de Stockholm y Que Dios nos perdone ha vuelto a hacerlo. El reino es otra película magnífica con la que Rodrigo Sorogoyen ha decidido poner la mirada sobre una corrupción sistémica y bien reconocible. Aquí está ficcionada, pero viene a ser la misma que, con transcripciones literales de los interrogarios del juez Ruz a Bárcenas, nos mostró aquella obra de teatro magistral (Ruz-Barcenas) y aquella película imprescindible (B) protagonizadas nada menos que por el gran Pedro Casablanc. Aquí nuestro héroe corrupto está encarnado por ese actor impresionante llamado Antonio de la Torre que ya no interpretará nunca a ningún personaje que no convierta en inolvidable. A su lado están también magníficos todos los demás, pero especialmente el maestro José María Pou, en el papel del patriarca de ese reino, y la siempre cautivadora Bárbara Lennie que está estupenda en toda la película pero que, con ese magnífico careo final televisado con Antonio de la Torre, parece querer recordarnos lo sublime que fue su duelo teatral con Israel Elejalde en aquella extraordinaria obra que fue La clausura del amor del gran Pascal Rambert. El reino ya sería cine del bueno, impecable y exportable, aunque solo fuera una ficción. Pero a pesar de que Sorogoyen toma precauciones y se cuida de que las referencias a las tramas peperas nunca sean expresas, su película es todo un retrato de las mayores vergüenzas de los últimos años en este país. Incluso se permite pequeños ajustes de cuentas (como el del trasunto de Ana Pastor en la última escena de Bárbara Lennie) que también se agradecen. Así que, otra vez, uno solo desea que la película tenga tanto éxito como merece y que su director pueda hacer muy pronto la siguiente.