viernes, 27 de febrero de 2015

Ex_Machina

de Alex Garland. Reino Unido, 2015. 108’.
27 de febrero de 2015. Parqueastur, Corvera.

Un empleado competente es invitado por su jefe a pasar una semana en un lugar idílico de las montañas. Lo ha llevado allí para que evalúe la inteligencia de Ava, el más sofisticado de los robots que ha creado.

Al final ningún Deus ex machina consigue ponerlos a salvo de esa inteligencia artificial femenina. El del título no es el único guiño refinado de la historia. El empleado como Prometeo futurista, el test de Turing, el cuaderno azul de Wittgenstein y las referencias a la minería de datos buscan hacer de la película algo más que un thriller sobre androides fascinantes en espacios elegantes (arquitectura a lo Frank Lloyd Wright, pintura de Jackson Pollock...) Sin embargo, la historia no consigue transmitir tanta empatía hacia esos seres artificiales como otras películas del género (estoy pensando en la magnífica Her de Spike Jonze o en la muy sugerente Eva de Kike Maíllo). Además tiene algunas impertinencias importantes. Como esas tarjetas que resultan tan arcaicas en una casa tan tecnificada.

sábado, 21 de febrero de 2015

El francotirador

de Clint Eastwood. EE.UU., 2014. 132’.
21 de febrero de 2015. Parqueastur, Corvera.

El francotirador es Chris Kyle. Una leyenda de la guerra de Irak. Lo vemos a punto de disparar a un niño en su primera misión. Y, justo antes de hacerlo, recordando su infancia con un padre que clasificaba a los humanos en ovejas o lobos y educaba a sus hijos como perros pastores. También rememorando los tiempos de vaquero tejano en los rodeos, el momento en que conoció a la mujer de su vida en la barra de un bar y el instante en que descubrió su vocación patriótica con las imágenes televisivas de los atentados de las Torres Gemelas. Tras esas evocaciones, lo seguimos en sus cuatro misiones en Irak. Matando con precisión a cualquier enemigo. Acabando con su simétrico entre los malos. También vemos sus dificultades para la vida familiar entre misión y misión. Y con los títulos de crédito las imágenes reales de su funeral. El de un personaje de leyenda americana que fue asesinado por otro veterano en un campo de tiro.

Clint Eastwood ha hecho magníficas películas ideológicamente detestables (por ejemplo, Mystic River). Así que el patrioterismo casi zombi de este francotirador maniqueo no sería para mi ningún problema si la historia estuviera bien contada. Pero no. Hay dos películas (malísimas) en El francotirador. La de sus cuatro misiones me recuerdan a las de indios de las tardes televisivas de aquellos lejanos sábados en blanco y negro. Eastwood parece homenajear al género en esa última misión en que los (pocos) buenos se defienden de los (muchos) malos desde lo alto de un fuerte al atardecer. La otra película también me parece televisiva. De las que acompañan en tantas casas la siesta dominical. De ese tipo son los problemas del protagonista con su familia entre misión y misión. Si no supiera que El francotirador es de Clint Eastwood esta reseña sería mucho más breve. Y si no fuera de él seguramente no la habría visto. Aunque quizá me equivoque. Quizá Clint Eastwood siga siendo un gran director y lo que esté haciendo en esta película sea una parodia de esos géneros americanos que han ocupado nuestras televisiones en las últimas décadas. Quizá lo que pretendía era provocar risa y no rubor. Quizá sea que yo no le he pillado la gracia.

jueves, 19 de febrero de 2015

Todos estamos invitados

de Manuel Gutiérrez Aragón. España, 2008. 95.
19 de febrero de 2015. Centro Niemeyer, Avilés.

Un etarra amnésico es atendido por una psicóloga italiana. Ella tiene una relación sentimental con un profesor amenazado.  

Manuel Gutiérrez Aragón estará mañana en el auditorio en el ciclo Palabra. Con este motivo se han proyectado estos días dos de sus películas precedidas por sendos cortos. Ayer Una rosa de Francia y Coloquio en la residencia de estudiantes. Hoy su última película de ficción y el corto Semana Santa, dos obras menores y bastante prescindibles. El corto no transmite ninguna emoción (algo difícil tratándose de la Semana Santa sevillana). A la película le sobran lugares comunes y escenas previsibles. Seguramente el acto de mañana será más interesante que el cine de hoy. 

miércoles, 18 de febrero de 2015

Campaneros

de Isaac Bazán Escobar. España, 2015. 70.
18 de febrero de 2015. Casa de la Cultura, Avilés.

Testimonios, imágenes y análisis sobre un imaginario avilesino. El de las campanas y los coreanos. Las campanas eran una tecnología homicida que los ingleses habían usado en la India y que aquí dejó sepultados a muchos trabajadores sin nombre. Los coreanos eran el estigma con que los de aquí "de toda la vida" repudiaban a los forjadores de un cambio que llegó a salir en el Nodo. Cinco campaneros, decenas de fotografías y algunos expertos documentan lo que sucedió en aquellas marismas en las que se levantó una gran siderurgia hace sesenta años.

Pura memoria histórica. La que también merece ser reivindicada aunque no tenga relato. Es la memoria de nuestros orígenes. Los de los avilesinos con padres que no lo eran. Hoy ellos han llenado por cuarta vez el auditorio de la Casa de la Cultura para verse reflejados en este espejo filmado de lo que aquí pasó hace más de medio siglo. No es un documental de creación. Ni tiene discurso político. Tampoco grandes ambiciones estéticas. Pero es un documento honesto sobre aquellos tiempos terribles en que los sueños y las pesadillas dormían en las mismas camas. En las camas calientes, en los barracones, en las calles de una ciudad que acabaría logrando el milagro de conservar lo mejor de si misma haciéndose a la vez la más abierta y la más diversa de Asturias. Los aplausos finales no eran de unos pocos cinéfilos. Eran de la generación que protagonizó aquella intrahistoria heroica. La de nuestros padres. 

martes, 17 de febrero de 2015

Foxcatcher

de Bennett Miller. EE.UU., 2014. 134.
17 de febrero de 2015. Cines Renoir Plaza de España, Madrid. V.O.S.
 
Mark Schultz es un campeón de lucha libre. El excéntrico magnate John du Pont lo invita para que se prepare en su mansión para las próximas olimpiadas. Pero las cosas no salen bien. Mark se aleja de Dave, su hermano mayor y guía, para entregar su voluntad a la de ese rico patán. Las cosas empeoran cuando John consigue que Dave trabaje para él entrenando al Foxcatcher, el equipo de luchadores del que se siente líder.

Inmovilizar al otro controlando el poder de su fuerza es la clave de la lucha deportiva. Controlar a un luchador e inmovilizarlo con la fuerza de su poder es lo que pretende este patético potentado. Pero, aunque lo parezca, la clave de la película no está en esa relación asfixiante. Más bien está en el pugilato entre los dos referentes de Mark: Dave, el padre y lider perfecto, y John, el patrone y mentor infecto. Por eso es tan tenso el desenlace de la historia (basada en hechos reales) y también ese momento en que Dave ha de fingir ante la cámara que considera su líder al imbécil que le paga. Tres interpretaciones magníficas y un guión bien armado hacen más que interesante esta película sobre dominios y sumisiones que recuerda a las historias sobre los buenos gladiadores y los emperadores malos.

lunes, 16 de febrero de 2015

Timbuktu

de Abderrahmane Sissako. Mauritania, 2014. 97’. 
16 de febrero de 2015. Cines Golem, Madrid. V.O.S.

Tombuctú y alrededores están sometidos a los bárbaros yihadistas. Lo son porque vienen de fuera y porque hacen barbaridades. Como prohibir la música, obligar a las mujeres a llevar guantes o lapidar a quienes desobedecen. Kidane vive en su tienda con su mujer y su hija lejos de todo eso. Hasta que accidentalmente dispara a un pescador que había matado a una de sus vacas.    
Entre las dos gacelas que huyen de los yihadistas, abundan los planos con imágenes preciosas (y preciosistas) a lo largo de la película. Los malos van siempre armados y portan banderas negras. Aunque entre ellos se distinguen talantes individuales, su presencia es siempre temible. Muy distinta a la de los lugareños que parecen bellos y apacibles. En un tema como este no cabe reprochar maniqueismo en la muy evidente defensa de los musulmanes buenos frente a los malos. Sobre todo porque ese juicio no parece externo. Sin embargo, la película no acaba de definirse entre el relato fragmentario de varias historias paralelas o el de esa hermosa familia que vivía feliz en el desierto.

domingo, 15 de febrero de 2015

Red Army

de Gabe Polsky. Rusia, 2014. 76.
15 de febrero de 2015. Cines Verdi, Madrid. V.O.S.
 
Slava Fetisov fue el capitán del equipo soviético de hockey sobre hielo en los tiempos de la guerra fría. El juego y las victorias del equipo hacían de sus jugadores verdaderos héroes nacionales. Hasta que algunos de ellos dejaron el país para jugar en la liga americana. Fetisov pasó de héroe a maldito antes de llegar a ser ministro de deportes con Putin.

Aunque no llegué a verlo entonces, tenía buenas referencias de este documental que estuvo en noviembre en el festival de Gijón. Es la historia de unos deportistas admirados, pero también la de los cambios de un país que pasó del comunismo al sálvese quien pueda. Las declaraciones de los hombres maduros están muy bien intercaladas con las imágenes en la pista cuando eran jóvenes deportistas. Aunque aparente ser solo la historia de unos jugadores de hockey Red Army es un interesante documental político con notable interés histórico.

sábado, 14 de febrero de 2015

La señal

de William Eubank. EE.UU., 2014. 95’.
14 de febrero de 2015. Parqueastur, Corvera.

Durante un largo viaje tres jóvenes se detienen en busca de un habilidoso hacker  cuya señal han detectado en una casa abandonada. Allí pasa algo extraño y reaparecen en un lugar desconocido en el que les retienen unos tipos que llevan trajes espaciales. Solo uno de ellos parece que podrá regresar a nuestro mundo.

Jóvenes con miradas intensas. Terror como el de El proyecto de la bruja de Blair. Espacios asépticos para una pesadilla con aires kubrickianos. Y un final entre Interstellar y Matrix. Son las piezas de este extraño puzle que no me acaba de encajar. Ni interesar.

jueves, 12 de febrero de 2015

Leviathan

de Andrey Zvyagintsev. Rusia, 2014. 141.
12 de febrero de 2015. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.

El alcalde mafioso ha conseguido su propósito y la casa de Kolya será expropiada. Su amigo Dmitriy viene de Moscú para ayudarle con informaciones comprometedoras sobre el alcalde. Pero las cosas se complican cuando Kolya descubre que su mujer y su amigo son amantes.

El leviatán bíblico y el de Hobbes en los textos y subtextos de este drama. Un cura ortodoxo cita expresamente al primero. El retrato de Putin en el despacho del cacique parece simbolizar al segundo. Los leviatanes de la Rusia eterna podrían estar también aludidos por esos restos de barcos y ballenas que pueblan esos bellísimos paisajes extremos.  Como en su magnífica Elena, Zvyagintsev compone un intenso drama familiar en el que también hay un hijo a punto de extraviarse. Pero en este Leviathan no importan solo los personajes. También las atmósferas resultan a un tiempo hermosísimas e inquietantes con esa luz baja a la que saca el mejor partido la primorosa fotografía de la película. Y con esa música del Akenatón de Philip Glass que la abre y la cierra de forma tan rotunda. Aunque la historia no fuera tan poderosa y la denuncia de la trama entre poder político y religioso no fuera tan contundente, la película ya sería más que notable por el papel protagónico de ese paisaje costero que es casi un personaje extremo. A pesar de las diferencias, hay algo en este Leviathan que me ha recordado la intensidad de aquel paisaje continental que Nuri Bilge Ceylan retrató entre dos luces en Erase una vez en Anatolia. Las dos historias muestran intensos dramas mínimos enmarcados en inmensos paisajes opresivos en los que se hace más tremendo el poder de las burocracias rurales y de los aparatos policiales y judiciales al servicio de los caciques.

miércoles, 11 de febrero de 2015

ReMine, el último movimiento obrero

de Marcos M. Merino. España, 2014. 101’.
11 de febrero de 2015. Centro Cultural Valey, Piedras Blancas.

La (última) lucha de los mineros asturianos. La larga huelga del 2012. Los cortes de carreteras. Los enfrentamientos con la policía. El encierro en el fondo de un pozo. La marcha sobre Madrid... Formas de resistencia del movimiento obrero. Y quizá también testimonio épico de su agonía.

Lo vemos todo desde dentro. Primero el tajo de una mina. Luego las movilizaciones de los mineros. La cámara de Marcos M. Merino consigue hacerse transparente y nos permite sentirnos entre ellos. En los choques con la policia, en las asambleas sindicales, en la carretera hacia Madrid... Y eso lo logra con encuadres oportunos, con el tiempo justo para cada plano y con un sonido más que directo. Las imágenes de la revolución del 1934, con fotografías magníficamente montadas al ritmo de la Asturias de Albeniz, el noticiario inglés sobre la huelga de 1963 y el funeral de los catorce mineros muertos en el accidente de 1995 están también muy oportunamente intercaladas como tres hitos que enmarcan históricamente el relato. Marcos M. Merino ha presentado hoy en el Valey su documental (ya lo había hecho en noviembre en el auditorio del Niemeyer, pero entonces no pude verlo) y se le ha aplaudido mucho. Por su buena película y por la estupenda forma de defenderla. Hay en él honesta militancia vital, voluntad de documentar algo importante y un buen hacer cinematográfico que está recibiendo un merecido reconocimiento en diversos festivales (por ejemplo, en las últimas ediciones del BAFICI y el de Sevilla). Viendo ReMine me he acordado del Edificio España, el sugerente documental de Victor Moreno. Por delante de él pasaron hace casi tres años los mineros asturianos. Aquella película era una magnífica metáfora pasiva de un país en destrucción. Remine es un espléndido testimonio activo de lo que supone resistir.

lunes, 9 de febrero de 2015

Mercedes Sosa, la voz de Latinoamérica

de Rodrigo H. Vila. Argentina, 2013. 110’.
9 de febrero de 2015. Centro Municipal Integrado La Arena, Gijón.

Desde su infancia en Tucumán hasta su última grabación en 2009. Los orígenes en una familia pobre, el reconocimiento de la mano de Jorge Cafrune, sus dos maridos, la fama en América y en todo el mundo, el exilio en París, el regreso, la depresión... Su hijo Fabián nos sirve de guía (oportuno y contenido) en este emocionante recorrido por la vida y la música de una mujer sin la que, como dice Pablo Milanés, no puede entenderse la historia de la música latinoamericana. Sus hermanos, sus amigos y otros artistas (Chico Buarque, David Byrne, Milton Nascimento, Fito Paez...) nos hablan de Mercedes Sosa. También lo hace ella misma en imágenes que permiten comprender por qué su manera de entender la música y la vida la convirtieron en un icono de la identidad latinoamericana.

Mercedes Sosa y Violeta Parra. Las voces de Latinoamérica. Las dos ya tienen magníficos homenajes en el cine. El de la chilena (Violeta se fue a los cielos, de Andrés Wood) es una hermosísima ficción que cautivaría incluso al espectador que no conociera su música (¿habrá alguien así?). El de la argentina es un documental de apariencia más clásica, pero que también fascina con un torrente de grabaciones e imágenes seleccionadas con gran acierto. La emoción se hace más que intensa en momentos tan hermosos como el de su voz inesperada en el concierto de Pablo Milanés en el Luna Park. Así que uno sale de ver este Documental del Mes con un nudo en la garganta. Y también muy orgulloso de sentirse iberoamericano.

domingo, 8 de febrero de 2015

El color que cayó del cielo

de Sergio Wolf. Argentina, 2014. 76.
8 de febrero de 2015. Centro Niemeyer, Avilés.

Hace cuatro mil años en el corazón de América cayó una lluvia de meteoritos. En algunos relatos indígenas todavía hay huellas de aquel suceso. Y también bajo la tierra roja del Campo del Cielo, un lugar del Chaco argentino al que llegó desde Norteamérica un científico dispuesto a medir el cráter. Y un traficante de piedras dispuesto a llevarse los meteoritos.

Piedras, leyendas y mapas. También imágenes filmadas. Esos son los materiales con los que Sergio Wolf construye este peculiar documento sobre metales extraterrestres, norteamericanos que investigan o roban y un policia honrado que impide el expolio. Se queda lejos de la mayúscula Nostalgia de la luz de Patricio Guzmán, pero también habla de lo cerca que pueden estar del cielo algunos lugares de América. A mi me ha hecho pensar en aquella tarde de agosto de 2012 en que desde el balcón de la casa de Salamanca tuvimos la suerte de ver un meteorito (o un bólido, no voy a discutirlo) cruzando encendido el cielo antes de dividirse en tres y perderse muy lejos en el horizonte. Quizá más allá de Portugal.   

sábado, 7 de febrero de 2015

La señorita Julia

de Liv Ullmann. Reino Unido, 2014. 129’. 
7 de febrero de 2015. Cines Centro, Gijón.

En la noche de San Juan la señorita Julia seduce al criado de su padre. Luego se arrepiente temiendo las consecuencias de lo que ha pasado. Con el padre a punto de regresar y la cocinera como espectadora doliente de la transgresión, los dos amantes no encuentran ninguna buena salida

Liv Ullmann se atreve a llevar a la pantalla este drama teatral de Strindberg que un siglo y cuarto después parece muy lejano. Y lo hace con elegancia al mostrar los interiores de esa añeja mansión y de esas vidas desveladas. Las espléndidas interpretaciones de Jessica Chastain, Colin Farrell y Samantha Morton nos acercan a una historia que resulta poco propicia para dos horas de cine. Lo que se nos propone parece una revisión romántica de una dialéctica del amo y el esclavo en la que las diferencias de clase se cruzaran con las de género en un tiempo en que el feminismo ni siquiera era una palabra. La evocación inicial de la infancia en el río y la escena final con Jessica Chastain recreando la Ofelia de Millais enmarcan una película de elegancia muy sobria. Pero poco apta para públicos que no disfruten en el teatro.

miércoles, 4 de febrero de 2015

Diplomacia

de Volker Schlöndorff. Francia, 2014. 80’.
4 de febrero de 2015. Centro Cultural Valey, Piedras Blancas. V.O.S.

La noche anterior a la entrada de los aliados en París Dietrich von Choltitz, el gobernador militar alemán, se prepara para cumplir la orden de Hitler de destruir la ciudad. Los explosivos ya están dispuestos en los puentes del Sena y en todos los edificios emblemáticos. Pero el cónsul sueco lo visita en el hotel Meurice e intenta convencerlo de que evite el desastre.

Una historia dialogada sobre una decisión difícil. El cónsul le dice al militar que la obediencia no lo justifica todo. Que Abraham debería haberse negado a empuñar el cuchillo contra su hijo. Pero ese es precisamente el dilema al que él se enfrenta: París o su familia. En esa tesitura el militar de los malos acabó tomando la decisión buena. Y arriesgó la vida de los suyos confiando en una promesa que el defensor de los buenos no podía cumplir.  Niels Arestrup (el magnífico actor de Un profeta y Perder la razón) y André Dussollier están que se salen en esta historia que parece pedir a gritos ser llevada al teatro. Y Volker Schlöndorff, el director que mucho antes que Haneke llevó al cine una reflexión sobre las raíces del nazismo, nos hace pensar ahora en algunas heroicidades que acompañaron su derrota. Disfrutando de esta estupenda película me he acordado de aquel ciclo que el Centro Niemeyer le dedicó hace unos años y de la impresión que el veterano director alemán se llevó de su bella sala de cine. Era el tiempo en que venían a Avilés gentes como Wim Wenders, Woody Allen o Kevin Spacey. Un tiempo al que quería poner punto final aquel gobierno canalla que puso todo su empeño en destruirlo todo. Mala gente de la peor política con la que ni siquiera habría podido un cónsul bueno.

domingo, 1 de febrero de 2015

'71

de Yann Demange. Reino Unido, 2014. 100’.
1 de febrero de 2015. Cines Los Prados, Oviedo.

1971. Un soldado inglés que acaba de llegar al Ulster queda solo y perdido en Belfast tras una violenta misión. Miembros del IRA, paramilitares y mandos de su ejército intentan dar con él.

La intrahistoria de aquel conflicto desde el punto de vista de un soldado en tierra hostil. El choque callejero, la persecución por los callejones, el encuentro con el niño o la atención del enfermero y su hija son algunos momentos especialmente intensos en una película llena de ellos. Aunque la historia es ficticia, Yann Demange aporta una mirada crítica sobre los resortes que cronificaron un conflicto del que ciudadanos y soldados eran los principales rehenes.