viernes, 30 de agosto de 2019

Quien a hierro mata

de Paco Plaza. España, 2019. 107.
30 de agosto de 2019. Cines Parqueastur, Corvera.

Un veterano capo del narcotráfico gallego con una enfermedad degenerativa ingresa en una residencia geriátrica. Lo hace contra la voluntad de sus hijos que quieren que siga implicado en sus negocios. Allí lo cuidará un enfermero que tiene buenos motivos para desearle el mal. Su hermano fue uno de los muchos jóvenes heroinómanos que no sobrevivieron a aquellos tiempos terribles. 

Como era de esperar Luis Tosar está muy bien. Y aún mejor Xoán Cejudo, un referente en el mundo teatral gallego que no llegó a ver terminada una película que por momentos parece un episodio de una serie televisiva adictiva aunque también parece querer evocar tragedias clásicas. Lo cierto es que menos es más y a la película de Paco Plaza quizá le sobran ambiciones y requiebros. Sobre todo en esos finales sucesivos llenos de simetrías e imágenes metafóricas (especialmente la del último plano). Quien a hierro mata se ve con interés y no aburre, pero  no creo que se recuerde mucho tiempo.

jueves, 29 de agosto de 2019

Chicos buenos

de Lee Eisenberg y Gene Stupnitsky . EE.UU. , 2019. 95.
29 de agosto de 2019. Cines Parqueastur, Corvera. V.O.S.

Tres amigos con edad para entrar en la ESO son invitados a una fiesta en la que uno de ellos podría besar a la niña de sus sueños, pero antes tendría que aprender a hacerlo. Un dron para espiar a unas vecinas mayores podría serles de ayuda, pero el intento acaba en desastre. Esa será la primera de una serie de peripecias con juguetes sexuales, drogas y otras cosas que ellos no entienden.

Aventuras (pre)adolescentes o (aún) infantiles. Moralismo bondadoso y disparates divertidos. Ironías ácidas y amoríos previsibles. De eso está hecha esta extraña película sobre unos chicos buenos que se meten en líos. Su público no está muy claro si es infantil, adolescente palomitero o adulto,  pero lo cierto es que aunque la película no cautiva tampoco molesta.

lunes, 26 de agosto de 2019

Una íntima convicción

de Antoine Raimbault. Francia, 2018. 110’.
26 de agosto de 2019. Cines Golem Alhóndiga, Bilbao.

Nora está obsesionada con defender la inocencia de Jacques Viguier. El juicio en el que hace años se le declaró inocente del asesinato de su mujer ha de repetirse ahora y Nora dedica todo su tiempo a preparar la forma en que el abogado podrá defenderlo.

No es una película más de juicios. La casuística de la historia tiene todos los mimbres para hacerla muy entretenida, pero al centrar el relato en este personaje ficticio obsesionado con demostrar la inocencia de ese hombre pasmado, Antoine Raimbault consigue una perspectiva muy singular que convierte a su primera película en un documento imprescindible para la formación de juristas y del mayor interés para cualquier ciudadano. Por ejemplo, para quien forme parte alguna vez de un jurado y deba entender la importancia de la presunción de inocencia, de las dudas razonables y de la diferencia entre las hipótesis y las verdades. Una lástima que el deplorable nivel de la programación comercial de los cines asturianos, especialmente acusado en verano, y el apagón total durante estos meses de nuestras salas públicas (Niemeyer, Laboral, Casa de la Cultura, Valey, Filarmónica...) haga imposible que podamos ver este tipo de cine en nuestra tierra. Qué le vamos a hacer, el grandonismo asturiano es así: intensa cinefilia cada noviembre en el Festival de Gijón, programación mediocre en nuestras salas comerciales durante el resto del año y dieta absoluta en el verano.

jueves, 22 de agosto de 2019

La virgen de agosto

de Jonás Trueba. España, 2019. 125.
22 de agosto de 2019. Cines Groucho, Santander.

Eva pasa en Madrid la primera quincena de agosto. Le han dejado un piso y disfruta de los días y las noches con la sensación de que todo empieza de nuevo. Así que entre verbenas y paseos conocerá a personas deliciosas y será feliz.

La busqueda de la felicidad. Ese es el libro de Stanley Cavell del que el amable dueño del piso le habla a esta Eva de treinta y tres años que no quiere redimir a nadie, tan solo estar divinamente y ser feliz en Madrid. Con un aire más rohmeriano que nunca (quizá por el protagonismo femenino como el de aquel Rayo verde también estival), Jonás Trueba combina un relato delicioso sobre la cotidianidad de una mujer joven con un magnífico homenaje (otro) al Madrid viejo y con la sutil reflexión generacional que viene caracterizando a su cine. Así que, aunque en La virgen de agosto incumple ese dogma suyo de no cortar las canciones y nos deja con las ganas de escuchar completa Todavía tengo tiempo, es una delicia contemplar esta magnífica película que bien podría haberse titulado como la canción de Soleá Morente.

miércoles, 21 de agosto de 2019

Érase una vez en Hollywood

de Quentin Tarantino. EE.UU., 2019. 165.
21 de agosto de 2019. Cines Los Prados, Oviedo. V.O.S.

A Rick Dalton le está yendo regular en Hollywood. Su carrera como actor de series televisivas del Oeste ya no es ascendente. Así que filma en Italia y España algunas películas menores con el amigo que le sustituye en las escenas más arriesgadas. A la vuelta unos jipis que iban a la casa de su vecino Polanski entrarán en la suya. Y a Sharon Tate no le pasará nada.

Después de Los odiosos ocho había decidido no ver la novena película que filmara Tarantino. Sin embargo, la presencia de Leonardo DiCaprio y de Brad Pitt y la insistencia de la crítica en que Tarantino pasaba aquí de truculencias me hicieron cambiar de opinión. Y, aunque DiCaprio y Pitt jamás defraudan y es un gustazo verlos en este Hollywood de hace medio siglo, Tarantino vuelve a conseguir que en la sala se oigan muchas risas en esos momentos violentamente insoportables en los que imagina cómo sería el asalto de los sectarios de Manson si hubieran entrado en la casa de un vecino de Polanski. Por lo demás, resulta inmoral usar el asesinato de Sharon Tate como anzuelo argumental de una historia que, si no fuera por estos magníficos actores, resultaría bastante aburrida. Y pensar que algunos han llegado a comparar esta evocación tarantiniana nada menos que con Roma, esa joya de Cuarón... 

sábado, 10 de agosto de 2019

Rojo

de Benjamín Naishtat. Argentina, 2018. 109.
10 de agosto de 2019. Cines Los Prados, Oviedo.

Un abogado  que iba a cenar con su mujer tiene una disputa en un restaurante con un hombre recién llegado. La cosa se complica y a la salida el extraño se pega un tiro delante de él. El abogado lo mete en su coche con intención de llevarlo a un hospital pero luego cambia de opinión y lo abandona en el desierto. Tiempo después, sabrá quién era ese hombre y también algunas cosas que están pasando en su ciudad. Es 1975 y falta poco para el golpe militar.  

El preámbulo con el plano fijo de una casa de la que sale gente portando cosas resulta extraño e inquietante. Así que antes de los créditos iniciales la película ya cautiva. Y lo seguirá haciendo en esa primera escena en el restaurante que tiene tanto de teatral. A partir de ahí se van sucediendo escenas que son como un puzle de circunstancias en torno al personaje que borda un Darío Grandinetti al que, como siempre, da gusto ver. Todo está magníficamente ambientado en los entornos de una clase media provinciana que ya intuía (y deseaba) el golpe militar en Argentina. Así que, bajo la apariencia de una historia contenida de cine negro, Benjamín Naishtat nos ofrece un retrato lleno de alusiones y metáforas (el encuentro y los regalos que intercambian los gringos y el intendente, la pieza de danza que prepara la hija del abogado, el eclipse que todos menos él quieren ver...) sobre las actitudes y las atmósferas de aquel tiempo extraño. Así que el puzle encaja retrospectivamente. Y no solo cuando acaba la película y uno entiende la primera escena y descubre quién era el último tipo que aparece en ella y por qué llevaba esa peluca que tan oportuna simetría simbólica tiene con la que al final portará el personaje de Grandinetti. También porque Rojo no trata solo de un abogado que oculta algo o de un hombre que desaparece, sino de un país y de un tiempo en el que desaparecer u ocultar algo se convirtió en habitual.

martes, 6 de agosto de 2019

El peral salvaje

de Nuri Bilge Ceylan. Turquía, 2018. 188.
6 de agosto de 2019. Cines Los Prados, Oviedo. V.O.S.

Un  joven vuelve a casa tras graduarse en la universidad. Será un tiempo de espera en el que se presentará a una oposición para trabajar de maestro, como su padre, e intentará publicar un libro que se titulará El peral salvaje. El regreso al pueblo y ese tiempo estival entre la pasión y la rutina le hará percibir lo mejor y lo peor de su tierra y su familia, la tensión entre la fuerza de las raíces y la intensidad de los fracasos. Luego llegará el invierno, el servicio militar y el regreso al paisaje nevado que le reconciliará con todo eso.

Viendo el cine de Nuri Bilge Ceylan uno siente como propios los paisajes turcos. La casa, el pueblo y los anhelos de este escritor ilusionado (e iluso) resultan reconocibles para cualquiera que haya regresado en los veranos (o en los inviernos) a los entornos ancestrales de la España interior. El director de joyas como Tres monos, Érase una vez en Anatolia o Sueño de invierno hace en El peral salvaje un cine entre hiperrealista y literario, entre radicalmente local y plenamente universal. Si pudiéramos obviar la gran distancia que, en hedonismo abigarrado y en sensualidad barroca, existe entre Colombia y Turquía podríamos decir que El peral salvaje de Nuri Bilge Ceylan tiene algo del Macondo de Gabriel García Márquez y que ese padre y ese hijo de la familia Karasu son dos eslabones enlazados por fuerzas tan intensas y antagónicas como las que trababan a los Buendía. Es, por tanto, un cine primoroso que, al modo de los pintores románticos, retrata toda la belleza y la fuerza de unos paisajes y unas vidas que se debaten entre la pasión y la desolación.  Y lo hace con una fotografía y unos encuadres siempre perfectos y siempre sobrios. Como esos diálogos que tienen la fuerza y la expresividad del mejor teatro en escenas tan magníficas como la del encuentro con la chica en la fuente, la del diálogo con el escritor de éxito o la de la conversación de los imanes. Pero el naturalismo del relato es compatible con momentos entre poéticos y oníricos como los de esas cuerdas que cuelgan de un árbol o sobre un pozo y de las que penden una piedra, un hijo y un niño asediado por hormigas como las de Buñuel. Así que El peral salvaje son tres horas de cine mayúsculo con apariencia modesta, de hondura existencial con mimbres cotidianos. Nada nuevo en la magnífica obra de este extraordinario director que bien merece una retrospectiva que nos permita conocer sus películas anteriores y repasar su trayectoria.

sábado, 3 de agosto de 2019

303

de Hans Weingartner. Alemania, 2018. 120.
3 de agosto de 2019. Cines Groucho, Santander

Jule acaba de tener un fracaso académico y de saber que está embarazada. Así que coge su autocaravana para ver a su novio en Portugal.  Jan ha perdido una beca y decide ir al País Vasco a conocer a su padre biológico. Haciendo autostop Jan conoce a Jule y los dos jóvenes berlineses comparten periplo por carreteras secundarias de Bélgica, Francia, España y Portugal. El viaje será delicioso y resultará más importante que el motivo por el que cada uno lo emprendió.

Después de una mañana deliciosa recorriendo en marea baja la playa de Somo, volvemos a los Groucho para ver esta película radicalmente viajera y estival. Los veintisiete años de los protagonistas, su gusto por hablar y por escucharse y el viaje como motivo para que les pasen cosas hacen que, aunque no sea perfecta, 303 (el viejo modelo de la autocaravana Mercedes de Jule) recuerde el tono de películas tan estupendas como Antes del amanecer de Richard Linklater o a Los exiliados románticos de Jonás Trueba. Pegar la hebra, apasionarse con los temas y disfrutar con la morosidad del enamoramiento son algunas de las cosas que hacen tan agradable esta historia que resulta muy luminosa por lo que les pasa a los protagonistas, por los entornos que recorren y hasta por el interior de esa bonita caravana. Por lo demás, además de un periplo sentimental, 303 es todo un homenaje a la belleza de los paisajes meridionales del Arco Atlántico, saliendo especialmente bien paradas Cantabria, con la visita a Altamira, y Asturias, con esos momentos en los Picos de Europa en los que se alcanza la cima emocional de la historia. Supongo que a los alemanes sensibles esta película podría animarles a venir por aquí. Una lástima que en España no sea nada fácil verla. Nada raro por lo demás. De hecho creo que aún no se ha estrenado en nuestros cines Viaje a España, la película que Michael Winterbottom filmó aquí en 2017.