domingo, 29 de noviembre de 2015

Descubriendo a Rosario Acuña

de Luis Felipe Capellín. España, 2014. 70.
29 de noviembre de 2015. Centro Niemeyer, Avilés.

Periodista, librepensadora, republicana, masona, feminista... Así era aquella mujer que dejó profunda huella en Gijón, la ciudad en la que pasó sus últimos años.

Antes de esta proyección Luis Felipe Capellín nos presentó Cementerio moro, otro cortometraje comprometido sobre la memoria casi perdida de aquellos marroquíes que reposan desde la guerra en ese espacio de Barcia. Luego vimos la tercera película suya que se proyecta en el Niemeyer, la menos informativa. Reivindicando a Rosario Acuña podría ser un título más exacto. De hecho, los que aparecen en el documental destacan la importancia de recuperar lo que significó aquella mujer, pero realmente ayudan poco en ese empeño. Tampoco lo hace este documental al que le faltan informaciones y quizá le sobran valoraciones. Por fortuna, en el coloquio algunas de las personas que intervinieron añadieron relatos de su memoria personal a lo que se había visto en la pantalla y la cosa terminó mejor. En todo caso, será bienvenido Luis Felipe Capellín cuando vuelva a mostrarnos otro de sus trabajos comprometidos con la recuperación de la memoria histórica asturiana.

sábado, 28 de noviembre de 2015

Ixcanul

de Jayro Bustamante. Guatemala, 2015. 100’.
28 de noviembre de 2015. Cines Centro, 53º Festival de Cine de Gijón (sección: gran angular).

En una zona cafetera en el entorno de un volcán vive María, una joven de una comunidad maya que no habla español. Sus padres han concertado su matrimonio pero ella se queda embarazada de otro joven. Cuando falta poco para el parto la picadura de una serpiente hace que deban llevarla urgentemente a un hospital. Ella sobrevive, pero el bemuere. Supuestamente.

La película se convierte al final en un drama inesperado. Pero lo que llama la atención es la forma de vida y el entorno de esa comunidad indígena. La belleza de los paisajes y el magnetismo del paisanaje hacen que buena parte de la película tenga en lo etnográfico su principal valor. Pero lo que ocurre al final le da un significado inesperado a esta historia volcánica. Ha sido un buen cierre para mi selección del festival. Con esta han sido veintiuna (o veintitrés, si cuento las de las extensiones escolares de Avilés) las películas que he visto este año. Entre ellas ha habido un buen número de estupendas historias que no olvidaré. A estas alturas ya se conoce el palmarés. Curiosamente este año he visto casi todos los largometrajes premiados (con la excepción de Land of mine de Martin Zandvliet que recibió el premio del público). Entre los que me alegran están los premios a Much Loved de Nabil Ayouch (premio Fipresci a la mejor película y a Loubna Abidar como mejor actriz), a Zurich de Sacha Polak (premio a la mejor película dirigida por una mujer) y a Nasty Baby de Sebastián Silva (premio del jurado joven). Comprendo que hayan compartido el premio a la mejor dirección artística La calle de la amargura y The diary of a teenage girl. También entiendo que Arturo Ripstein haya podido ser considerado el mejor director (aunque creo que su película estaría mejor fuera de concurso). Pero en lo que discrepo totalmente es en que Right now, Wrong then de Hong Sang-soo haya merecido el premio a la mejor película y el soso Jung Jae-young, que hace de trasunto del director coreano, el premio al mejor actor. Mi favorita para el premio principal era Taklub de Brillante Mendoza, una película que, por muchos motivos, está a años luz de la de Hong Sang-soo. Y lo digo yo que disfruto bastante con su cine, pero creo que su última película es bastante menos interesante que otras anteriores (sin ir más lejos Hill of freedom, la que trajo el año pasado a este festival). Pienso que el jurado, más que premiar a una película, ha querido premiarse a si mismo intentando demostrar que está en la onda del cine independiente y raro que caracterizaría a festivales como este. De hecho, ese premio contrasta bastante con los que le han concedido a La delgada línea amarilla de Celso García (premio especial del jurado y premio al mejor guión), una película bienintencionada, pero en la que deberían percibir su previsibilidad y sus muchos subrayados quienes tienen un gusto tan refinado como para valorar tanto el cine del coreano. Me alegro de que se premie una película latinoamericana pero, dando en tantas ocasiones tan buenos motivos para ello, siento que este año se haya destacado de él una obra menor.

The road

de Rana Salem. Líbano, 2015. 96’.
28 de noviembre de 2015. Cines Centro, 53º Festival de Cine de Gijón (sección: convergencias). V.O.S.

Ella ha dejado su trabajo. Él tiene un huerto en las afueras de Beirut. Son una pareja que casi no habla y a la que seguimos en un viaje fuera de la ciudad.

Apenas hay subtítulos porque casi no hay palabras. Pero sí un sonido muy relevante. La historia parece confrontar los espacios urbanos y los rurales. Quizá también los tiempos en las vidas de esta pareja cuya relación no entendemos del todo. Sin embargo, no quedan claros los motivos de su viaje a esos espacios en las montañas. Ni tampoco los del viaje narrativo a un pasado cuyos nexos con el presente no están bien definitos. La película es una ópera prima que ha sido elegida por un crítico (en este caso Eduardo Guillot). Así se seleccionan las películas de convergencias, la sección más joven de este festival.

Lamb

de Yared Zeleke. Etiopía, 2015. 94’.
28 de noviembre de 2015. Cines Centro, 53º Festival de Cine de Gijón (sección: rellumes). V.O.S.

La madre de Ephraïm ha muerto. Su padre irá a buscar trabajo en la ciudad y, hasta que lleguen las lluvias, lo lleva a vivir con unos parientes. Ephraïm no quiere separarse de la oveja que le dejó su madre.

Una bonita historia de niño con oveja en bellos paisajes de las montañas etíopes. La relación entre ambos es deliciosa. También da gusto ver a esa abuela matriarca que desde su choza dirige y cohesiona a la familia. Es una película pequeña que cuenta una historia sencilla que se ve con agrado.

One breath

de Christian Zübert. Alemania, 2015. 110’.
28 de noviembre de 2015. Cines Centro, 53º Festival de Cine de Gijón (sección oficial -fuera de concurso-). V.O.S.

Elena es una joven griega que deja su país para buscar un futuro mejor en Alemania. Al llegar descubre que está embarazada y aunque al principio piensa abortar, pronto cambia de opinión. En Frankfurt trabaja cuidando de Lotte, la hija de Tessa que quiere volver a su profesión después de año y medio de baja por maternidad. En un descuido en la calle, Lotte desaparece. Elena, desesperada y sin poder contactar con Tessa, decide huir ese mismo día de AlemaniaTessa cree que Elena se la ha llevado y decide ir a buscarlas a Atenas.

El viaje de Elena y el viaje de Tessa son las dos partes en que se estructura esta extraordinaria película que se proyecta esta tarde fuera de concurso para clausurar el festival y que nosotros hemos visto esta mañana en el pase de prensa. Como drama psicológico lleno de asimetrías entre esas dos mujeres, a las que la maternidad confronta y un terrible azar enfrenta, ya sería una excelente película con unas interpretaciones sobresalientes de Jördis Triebel y Chara Mata Giannatou. También lo sería por el magnífico manejo del tiempo narrativo y el hábil cambio en los puntos de vista en medio de la historia. Pero One breath es mucho más. En el subtexto de esta historia hay un lúcido retrato de Europa a través de las relaciones entre esos dos personajes que se convierten en metáfora de las de sus países. El nexo entre esas dos posibles lecturas de la película está en la atribución de la culpa y la posibilidad del perdón. La película habla expresamente de ello a través del terrible drama que une y separa a esas dos mujeres, pero también mediante la confrontación que implícitamente se muestra entre la altivez de la Alemania protestante y la humillación del sur católico que podría representar esa Grecia al borde del abismo. Y para esa lectura doble de esta magnífica película hay un personaje secundario que se convierte en central. Es ese intérprete griego que domina el alemán y que, como un Sócrates de hoy, le plantea a esa mujer alemana (y quizá también a otra con mucho más poder) los interrogantes que permitirían entender lo que (le/nos) pasa.  One breath es una película imprescindible. Y toda una lección de cómo contando (muy bien) una historia pequeña se puede estar hablando (también) de algo mucho más grande.

viernes, 27 de noviembre de 2015

Right now, wrong then

de Hong Sang-soo. Corea del Sur, 2015. 121’.
27 de noviembre de 2015. Teatro Jovellanos, 53º Festival de Cine de Gijón (sección oficial). V.O.S.

Un director de cine llega un día antes de lo previsto a la ciudad en la que presentará una de sus películas. Mientras visita un templo conoce a una joven pintora con la que pasa ese día libre. Vemos dos veces lo que hacen en esa jornada. Primero mal, luego bien.

Dos películas en una. La segunda son solo variaciones sobre la primera. Cambian los encuadres de cada escena, algunas de las cosas que pasan y el final de esa jornada particular. Como en todas las películas de Hong Sang-soo vemos a gente que conversa en una mesa y deja los platos llenos y las botellas verdes de soju vacías, asistimos a diálogos banales que a veces se dislocan, vemos encuadres que se amplían o se reducen para mostrarnos u ocultarnos algo de las escenas. Parte del público se va antes del final. Pero los que quedamos nos reímos más de una vez y diría que la mayoría salimos bastante contentos con este cine extraño en el que llaman la atención esas conversaciones triviales que de repente pueden acabar en enfados. Right now, wrong then es como un cuento de invierno en Corea. Con Hong Sang-soo empiezo a notar que me gusta ver cada año una de sus historias aparentemente intrascendentes. Algo parecido a lo que sentía con aquellos cuentos de las cuatro estaciones de Eric Rohmer con los que tanto disfrutaba en los Alphaville.

jueves, 26 de noviembre de 2015

Zurich

de Sacha Polak. Holanda, 2015. 89’.
26 de noviembre de 2015. Teatro Jovellanos, 53º Festival de Cine de Gijón (sección oficial). V.O.S.

Un guepardo observa a una mujer desorientada que sale de un coche semihundido en un canal. Es el preámbulo de una película que tendrá dos partes. En la segunda (que vemos antes) la mujer se acerca a los camioneros y viaja sin rumbo con algunos de ellos por carreteras de Europa. En la primera (que vemos después) sabremos que el motivo de su desesperación es la muerte del padre de su hija, un camionero que tenía dos familias.

El referente obligado es Azul, la primera película de la trilogía de los colores de Kieslowski a la que esta segunda película de Sacha Polak recuerda mucho. La primera que dirigió fue Hemel y la vimos hace tres años en este festival (fue una de las primeras películas que reseñé en este blog). En las dos vamos sabiendo cosas de las protagonistas a partir de relatos fragmentarios. Pero esta es mucho más contenida y equilibrada. Tras el poderoso preámbulo, que realmente servirá de bisagra entre las dos partes, la directora dosifica la información de modo muy aficaz. Zurich es una película de silencios en la que los pequeños gestos lo dicen todo sobre el sufrimiento de esta mujer a la deriva. El festival de Gijón ha traído oportunamente las dos primeras películas de esta interesante directora. Ojalá lo siga haciendo con las que haga en el futuro.

The diary of a teenage girl

de Marielle Heller. EE.UU., 2015. 102’.
26 de noviembre de 2015. Teatro Jovellanos, 53º Festival de Cine de Gijón (sección oficial). V.O.S.

En el San Francisco de los años setenta Minnie despierta al sexo. Y lo hace con el novio de su madre. Y lo describe en el diario que va grabando en cintas de cassette. Y dibuja lo que imagina (o imagina lo que dibuja) con el estilo de Aline Kominsky, su ilustradora preferida.

Retrato (a veces dibujado) de la iniciación al sexo de una adolescente. La historia está contada en femenino singular. Y lo singular es que en la relación con el adulto es ella quien toma la iniciativa y quien (sin querer) manipula. También es singular la hermosa manera en que se cruza la realidad que Heller nos muestra en cálidos colores con los dibujos con los que Minnie expresa sus ensoñaciones. La película gustará y seguramente tendrá cierto recorrido en esa zona de intersección entre el cine independiente y el comercial. Una lástima que, tratando el mismo tema con un enfoque similar y con más creatividad, no lo tengan joyas como Joven y alocada, la magnífica película de Marialy Rivas que vimos hace dos años en el Niemeyer. Pero entre las dos directoras hay una diferencia muy importante para la difusión de sus trabajos: Marielle es norteamericana y Marialy es chilena. 

martes, 24 de noviembre de 2015

Taklub

de Brillante Mendoza. Filipinas, 2015. 97’.
24 de noviembre de 2015. Cines Centro, 53º Festival de Cine de Gijón (sección oficial). V.O.S.

La vida en Taklub tras el tifón Yolanda que asoló el sur de Filipinas en 2013. Algunos aún buscan los restos de sus seres queridos. Otros se refugian en la religión para sobrevivir. Y hay quien solo espera la muerte en el próximo tsunami.

Como nos prometió el año pasado Brillante Mendoza ha vuelto a Gijón para presentar su nueva película. Con una fotografía magnífica y una interpretación sobresaliente de Nora Aunor (qué extraordinarias son las actrices maduras que elige para sus películas), Brillante Mendoza nos hace partícipes del dolor y la esperanza que contienen imágenes tan tremendas como las de la tienda de campaña que arde al comienzo de la película o tan poéticas como las del apacible comedor que esa mujer mantiene abierto a todos. En el coloquio el gran director filipino volvió a mostrar su independencia, su carácter como retratista perfecto de la fascinante vida cotidiana de aquel país y su capacidad para sumergir a sus actores en una realidad que respeta como nadie porque es capaz mostrarla sin recrearla. Las palabras del Eclesiastés con que termina esta magnífica película expresan muy bien sus intenciones: "Todo tiene su momento... Su tiempo el destruir, y su tiempo el edificar. Su tiempo el llorar, y su tiempo el danzar. Su tiempo el buscar, y su tiempo el desistir..." Me encanta el cine de Brillante Mendoza. Ojalá podamos seguir viendo aquí sus nuevas películas.

Ave y nada

de Cristobal Arteaga Rozas. España, 2015. 93’.
24 de noviembre de 2015. Cines Centro, 53º Festival de Cine de Gijón (sección: llendes).

Adán y Eva en un bosque gallego. Él sale de la tierra en primavera y tendrá que descubrirlo todo. En verano aparece ella y estarán juntos hasta el otoño. El castigo invernal será la separación de los dos. Al final Eva termina sola en una playa tras haber matado a Adán.

El mito bíblico vuelto del revés. Será ella quien al final inaugure un mundo que no parece necesitar a los hombres. Las imágenes son poderosas, con simetrías interesantes como los planos del bosque pre y posthumano que abren y cierran la película. En el coloquio los actores señalaron la dificultad de deshacerse de cualquier gesto cultural para encarnar a unos seres que nacen sin precedentes. Cristobal Arteaga no ha podido venir. Hace dos años vi su magnífica El triste olor de la carne, un inolvidable plano secuencia de hora y media por las calles de Vigo. Los temas y las formas de las dos películas no pueden ser más diferentes, pero en ambas se nota el carácter de un director dispuesto a asumir riesgos y a experimentar con historias en las que no son necesarias las palabras.

Hoje eu quero voltar sozinho

de Daniel Ribeiro. Brasil, 2014. 97’.
24 de noviembre de 2015. Centro Niemeyer (Auditorio), 53º Festival de Cine de Gijón (sección: extensiones para escolares). V.O.S.

Leonardo, Giovana y Gabriel. Leonardo es ciego, Giovana le quiere y Gabriel acaba de llegar. Los dos chicos se enamoran y el triángulo se desestabiliza.

Hoy hemos llevado a casi doscientos alumnos de catorce y quince años a ver esta película amable sobre el despertar al amor homosexual de un chico ciego. La historia les resulta próxima por los temas que trata: la frontera entre la amistad y el amor, la pugna por la independencia frente a los padres, la capacidad para resistir al juicio de los otros... Todo ello en un entorno de clase media brasileña y con dos asuntos principales que darán bastante que hablar en el aula como son la ceguera y la homosexualidad. Hoje eu quero voltar sozinho es una película bien seleccionada para las edades que hoy la han disfrutado en el auditorio del Niemeyer.

lunes, 23 de noviembre de 2015

Tropical Malady

de Apichatpong Weerasethakul. Tailanda, 2000. 118’.
23 de noviembre de 2015. Cines Centro, 53º Festival de Cine de Gijón (sección: Apichatpong Weerasethakul). V.O.S.

Un soldado que acaba de dejar el ejército y un campesino analfabeto viven una delicada historia de amor. Un soldado se interna en la selva para enfrentarse a un monstruo invisible que acecha al ganado y atemoriza a los campesinos. Dos partes muy diferenciadas para una película que pasa del melodrama realista al sueño casi místico.

Hoy ha presentado esta película el propio director que luego ha respondido a las preguntas del público en el animado diálogo que siguió a la proyección. Al coloquio se ha quedado poca gente (parece que en Gijón ya se sabe que Apichatpong Weerasethakul no es para todos los públicos). La primera parte de Tropical Malady no me dice nada. La segunda tiene más interés pero, a diferencia del luminoso bosque con río de Blissfully yours, la selva de Tropical Malady es nocturna, onírica y desasosegante. Según confesó en el coloquio, Weerasethakul hubiera querido que la segunda parte hubiera quedado completamente a oscuras y solo aparecieran en ella los sonidos de la selva. A mi ya me ha sobrado oscuridad en la segunda hora, así que, puestos a elegir entre selvas metafísicas, me quedo con la que ayer recorrimos en el Amazonas de la mano de Ciro Guerra con El abrazo de la serpiente. 

Blissfully yours

de Apichatpong Weerasethakul. Tailanda, 2002. 125’.
23 de noviembre de 2015. Cines Centro, 53º Festival de Cine de Gijón (sección: Apichatpong Weerasethakul). V.O.S.

Una consulta médica en la que una mujer madura y otra más joven acompañan a un chico que no habla y tiene un problema en la piel. Un trayecto en coche con la pareja joven. Un paseo romántico con ellos por el mismo bosque en el que la mujer madura tiene sexo con un hombre que luego desaparece. Los tres se encontrarán al lado de un río y disfrutarán de una tarde relajada de sueño y erotismo.

Lo mejor es la placidez de la parte final. Hasta verlos bañarse, acariciarse y dormirse hemos tenido que acompañarlos en un pesado periplo filmado del que desertaron decenas de espectadores. El cine de Apichatpong Weerasethakul no es fácil. Ni grato. Exige mucha paciencia. Si uno vence el sueño y aguanta el envite acaba teniendo cierta compensación en momentos como los del tramo final de esta película selvática. Parece que en esta edición del festival voy a pasar mucho tiempo en bosques y junglas. Ayer en el Amazonas, hoy en Tailandia y mañana en el bosque gallego al que Cristobal Arteaga ha querido llevar a Adán y a Eva. Paraísos a los que uno puede ir gracias al cine con solo venir a Gijón.

Xenia

de Panos H. Koutras. Grecia, 2014. 134’.
23 de noviembre de 2015. Centro Niemeyer (Auditorio), 53º Festival de Cine de Gijón (sección: extensiones para escolares). V.O.S.

Dany es un chisgarabís albanés que, tras la muerte de su madre, decide convencer a su hermano Odysseas para buscar juntos a su padre. Conseguir la nacionalidad griega y que Odysseas gane un concurso cantando como Patty Bravo, la diosa de la canción a la que los dos veneran, son los propósitos del viaje.

Por tercer año el Festival de Gijón trae a Avilés cuatro películas para escolares. Esta mañana hemos llevado al auditorio del Centro Niemeyer a cien alumnos de doce años de mi instituto para ver Song of the sea (una película de animación dirigida por Tomm Moorey) y a ciento y pico de dieciséis para ver esta aventura iniciática en la que el más joven de los hermanos tiene precisamente esa edad. Por primera vez estas extensiones para jóvenes se proyectan también en Oviedo confirmando la creciente presencia regional que viene teniendo nuestro querido festival internacional de Gijón. Xenia participó el año pasado en la sección oficial y, aunque no pude verla entonces, tenía las mejores referencias de esta película. Y la verdad es que no defrauda. Los dos hermanos son más que entrañables y su viaje griego tiene motivos en un pasado en el que la canción italiana, el amor de la madre y la ausencia del innombrable les impulsa tanto como el sueño de tener un futuro mejor. La metamorfosis del conejito como metáfora del fin de la infancia de ese delicioso adolescente homosexual e impulsivo que es Danny es una de las cosas más hermosas que contiene una película que ha sido más que oportuna para nuestro público adolescente. Estoy seguro de que dará mucho que hablar en las aulas.

domingo, 22 de noviembre de 2015

Je suis un soldat

de Laurent Larivière. Francia, 2015. 96’.
22 de noviembre de 2015. Cines Centro, 53º Festival de Cine de Gijón (sección oficial). V.O.S.

Tras ocho meses sin trabajo Sandrine tiene que volver a casa de su madre. Allí también viven su hermana y su cuñado, así que no le queda más remedio que ayudar a su tío con su negocio de importación (ilegal) de perros.

La primera escena en que la protagonista deja su apartamento ya marca el tono de una película que muestra cómo la crisis económica encanalla a la gente. La miseria que aquí se retrata no es la de uno de esos países del este de los que se importan ilegalmente los perros. Sino la de esta Francia de hoy que no solo da motivos para comedias banales, sino para historias sobre vidas a la deriva como la que muestra el plano final de esta película, tan llena de perros.