lunes, 3 de marzo de 2014

Philomena

de Stephen Frears. Reino Unido, 2013. 98’. 
3 de marzo de 2014. Cines los Prados, Oviedo.

Philomena lleva cincuenta años sin saber del hijo que tuvo cuando era adolescente. Las monjas de la institución irlandesa en la que estaba internada lo vendieron cuando tenía tres años. Con la ayuda de Martin Sixsmith, un periodista que quiere hacer un reportaje sobre un tema de interés humano, averiguará que fue entregado a un matrimonio de América y que llegó a ser un importante abogado en la Casa Blanca.

Solo por las estupendas interpretaciones de Judi Dench y Steve Coogan encarnando a esta pareja asimétrica ya merece la pena ver esta película. Pero es que además Stephen Frears compone una magnífica historia a partir de un caso real. Y no solo por la forma de narrar la conmovedora búsqueda que Philomena hace del hijo perdido, sino porque la construcción del propio relato es también el tema de la película con la otra búsqueda, la que el periodista emprende en pos de una buena historia. Por eso la sorpresa de saber tan pronto qué fue del hijo parece defraudar a la vez a Philomena, a Martin y a nosotros que a mitad de la película sentimos que ya no son necesarias más averiguaciones. Pero es ahí donde la genialidad del director sobresale al conseguir levantar un relato del que a la madre, al periodista y a nosotros aún nos queda por conocer lo mejor: la vida del hijo plasmada en ese video que la madre ve emocionada (como el periodista y nosotros viéndola a ella) y el cierre del círculo con el regreso al convento irlandés. Para una mirada simple Philomena es solo una película bonita y emotiva (como los libros que ella lee), pero con el acierto de Stephen Frears en la forma de contarla se convierte en una historia preñada de matices y oportunas miradas sobre temas como la religión, la política, el periodismo, los relatos o el amor. Una historia y unos temas que a nadie dejan indiferente.