lunes, 6 de febrero de 2023

Llaman a la puerta

de M. Night Shyamalan. EE.UU., 2023. 100.
6 de febrero de 2023. Cines Parqueastur, Corvera.

Dos padres y una hija pasan unas vacaciones en una estupenda cabaña en medio del bosque. La niña está cazando saltamontes cuando aparece un grandullón que le dice que quiere hablar con sus padres y con ella. Enseguida se le unen otro hombre y dos mujeres que dan bastante miedo y pretenden entrar en la casa. Traen malas noticias. El fin del mundo es inminente y solo se podrá evitar si los tres miembros de esa familia deciden cuál de ellos sacrifica su vida para detener la catástrofe. Como medio para convencerlos los cuatro visitantes se irán inmolando sucesivamente y les irán mostrando en una pantalla de televisión las tragedias que se están desatando en el mundo mientras ellos no se acaban de decidir.

Me ha pasado de nuevo. Igual que con Múltiple, las buenas críticas que he leído sobre esta película y las referencias al espacio único en que se desarrolla la historia me hicieron esperar algo más reflexivo y con cierto estilo teatral. Pero no. La metáfora de los cuatro jinetes del apocalipsis tiene poco recorrido y uno no acaba de saber si lo que se pretende es cuestionar la solidaridad humana y la solidez de la familia (también la homosexual) o denunciar los riesgos globales y la credulidad general. En esto último, me sorprende la ingenuidad casi naif de que el medio para convencer de la catástrofe sea televisivo y las plagas que asolan al mundo lleguen solo a su ombligo anglosajón. Me llama la atención lo complacientes que son muchos críticos con estas cosas y lo crueles que seguramente habrían sido si la película fuera española, el bosque estuviera en Navarra y las pantallas de Tele 5 mostraran a los protagonistas imágenes de tsunamis en las costas de Chile o el Caribe, de virus cebándose con las gentes de Buenos Aires o Barcelona y caídas en picado de decenas de aviones sobre Ciudad de México, Bogotá o Madrid. En fin.