sábado, 12 de marzo de 2022

A través de los olivos

de Abbas Kiarostami. Irán, 1994. 103.
12 de marzo de 2022. Filmin. V.O.S.

Un director de Teherán busca intérpretes para su nueva película en la zona de Koker. Necesita un chico y una chica para hacer de recién casados. Van a filmar la escena de Y la vida continua en la que, mientras él se pone unos zapatos, le explica al director por qué se casaron inmediatamente después del terremoto. Pero el matrimonio es precisamente el problema para los dos jóvenes. Él quiere casarse con ella y no deja de decírselo pero ella no le habla.

Tercera joya de la trilogía de Koker. La singular escena (real o ficcionada) del joven que se pone unos zapatos en Y la vida continúa se convierte en central (otra vez entre la realidad y la ficción) en esta historia en la que no solo el cine está dentro del cine sino que el propio pueblo asolado por el terremoto contempla y protagoniza el complejo y naturalísimo entreveramiento en la gestación de las tres películas. A pesar de su apariencia modesta, A través de los olivos es una obra mayúscula. Lo es, por ejemplo, por la atenta dedicación a los gestos (los que revelan los sentimientos que el joven no puede ocultar y el director aprecia), por esa poética de los encuadres a la vez sobria y delicada (la ventanilla y el espejo del coche con los niños que van a la escuela, el balcón de los novios con geranios provisionales...) o por la recurrencia de unos caminos que se entrecruzan, bajan, suben y zigzaguean. De modo que Abbas Kiarostami se mantiene fiel a esa elegancia contenida y a ese respeto por lo que se muestra que hace tan próxima su manera de hacer cine a la de autores como Víctor Erice. Por lo demás, ese largo y bellísimo plano final abierto a un paisaje que parece enmarcar el futuro de esos jóvenes que vemos a lo lejos es el cierre más perfecto para una película (y una trilogía) que, casi tres décadas después, sigue siendo una sutil obra maestra.