6 de agosto de 2013. Teatro Cervantes, Béjar. XVII Semana de Cine Español.
Los desastres de la guerra. Ese podría ser también el título de un documental que muy oportunamente se abre y se cierra con la mirada de Goya, la que inauguró el género. En medio, imágenes de Bosnia, Afganistán, Irak o el Congo y de los reporteros que les dan sentido. Sus testimonios nos hacen reflexionar sobre la naturaleza y la dimensión ética de su trabajo. Sin desmerecer al resto, es Gervasio Sánchez el que destaca de una forma especial en esta película. Y es que la persona está a la altura de la obra. Las imágenes haciendo los reportajes fotográficos que hemos visto en el CCCB, en el MUSAC o en el Valey (hasta el 1 de septiembre está allí todavía “Vidas minadas, 10 años”) evidencian que su actitud con los protagonistas está a la altura de lo que muestra. Sus palabras desmienten con razón las miradas relativistas de otros. Y es que aunque el mal sea banal o plural siguen teniendo responsabilidad los que no hacen todo lo posible por evitarlo. Quienes recordamos los terribles partes de radio de aquella tarde de julio de 1995 que anticipaban lo que iba suceder en Srebrenica sabemos que los dirigentes autistas que no impidieron aquel genocidio no pueden alegar desconocimiento de lo que estaba pasando. Por eso son imprescindibles reporteros como Gervasio Sánchez, gente honesta en sus palabras, en sus obras y en su resistencia a la omisión.