12 de agosto de 2013. Multicines Béjar, Béjar.
Como Spielberg en La guerra de los mundos, Guillermo del Toro hace que sean endógenos los alienígenas que quieren terminar con los humanos. Y no menos espectaculares que aquellos trípodes descomunales en los que pienso cada vez que veo el edificio de Calatrava en Oviedo. Mazinger Z no me decía nada pero estos jaegers impresionan. Sobre todo en las escenas diurnas como la del derrumbamiento del primero en la costa o la de la evocación del trauma infantil de la heroína (a la que le veo un puntito de Heidi). Sobre la historia poco hay que decir. La pareja de científicos (el racionalista y el empirista) obviamente están chiflados y los homúnculos que pilotan los jaegers muestran una heroicidad retrofuturista que casi enternece en un tiempo en que los pilotos de los drones hacen su trabajo sin despeinarse.