martes, 14 de junio de 2016

Cerca de tu casa

de Eduard Cortés. España, 2016. 90.
14 de junio de 2016. Centro Municipal Integrado Pumarín, Gijón.
5 de octubre de 2016. Centro Cultural Valey, Piedras Blancas.

Una niña y sus padres son desahuciados. Los tres se van a vivir con los abuelos. Pero ellos también pueden perder su casa porque avalaron con ella la hipoteca que ahora la hija no puede pagar.

Vaya por delante que soy devoto desde hace tiempo de Silvia Pérez Cruz. También debo confesar que no me gustan mucho los musicales. Así que temía que esta tarde la película no estuviera a la altura del estupendo Domus, el disco con canciones de su banda sonora que vengo escuchando desde febrero. Pero no ha sido así. Cerca de tu casa es una joya que hasta ahora solo se ha visto en el festival de Málaga y que, antes de su estreno en septiembre, hemos podido disfrutar hoy en la programación paralela del Congreso de Sociología. Y ha sido un regalo más que emocionante.  Desde el primer plano con el rostro de ese indigente-juglar que canta a los dormidos. Desde ese primer asalto desahuciador en el que un policia encuentra en una cámara familiar motivos para dudar de su trabajo. Hasta ese segundo canto con que el indigente-juglar quiere despertar a la gente. Hasta esa última escena en que las cámaras se multiplican para defender a los desahuciados.... Cada diálogo, cada escena, cada canción nos acercan a una historia que provoca una emocionante congoja que es ética y estética a la vez. Y también política porque Cerca de tu casa es el retrato fiel de lo que han sufrido en estos años muchos miles de conciudadanos. Contrariando mis prejuicios sobre los musicales, hace tiempo que sostengo que uno de los mejores alegatos contra la pena de muerte es el de Lars Von Trier en Bailar en la oscuridad. A partir de ahora, sobre las causas sociales tendré que citar siempre a Eduard Cortés y su Cerca de tu casa como película emblemática. Pero Silvia Pérez Cruz le da mil vueltas a Bjork. Como cantante y como actriz. Ella corría mucho riesgo al participar en un proyecto como este. Pero Silvia se mete como nadie en la piel de Sonia y protagoniza maravillosamente esta extraordinaria película sobre un drama terrible y cotidiano. La cantante, que tanto emociona con su voz y que tanto se hace querer con su manera de ser en el escenario, está que se sale en la pantalla y lidera con su interpretación sensible y perfecta a un elenco magnífico que da vida a esas gentes representativas de los que tanto han sufrido en los últimos tiempos en este país. Lluís Homar, Adriana Ozores, Manuel Morón y todos los demás están soberbios en una historia creíble, emocionante y con una estructura perfecta tras su aspecto naturalista y poético. La emoción de la historia se hace máxima con canciones como Todo hombre, con coreografías como la del andén (que recuerda un poco a las de Bailar en la oscuridad) o con ese himno que Silvia Pérez Cruz ha compuesto en esa maravillosa, dulce y combativa canción que es No hay tanto pan. Así que nada más terminar la película estalla el aplauso unánime del público. Y con él los gritos de "sí se puede" coreados por la causa que esta película defiende. Un "sí se puede" que describe también la perfecta conjunción de cine y música, de ética y estética que logra aquí Eduard Cortés (el director de ¡Atraco!, la primera película que reseñé aquí). Para terminar, un consejo a los lectores de este blog.  No lo dudéis. Comprad cuanto antes el Domus de Silvia Pérez Cruz, escuchad su voz y empaparos con su música. Luego, en cuanto se estrene, acudid a un cine para disfrutar de esta película. Y buscad también la mejor compañía para verla. Ese tipo de compañía cinéfila que sabe que las lágrimas o los nudos en la garganta son también pruebas de que en la pantalla está pasando algo grande. Muy grande. Gracias Silvia.