jueves, 18 de abril de 2019

Infinite football

de Corneliu Porumboiu. Rumanía, 2018. 70’.
18 de abril de 2019. Teatro Filarmónica, Oviedo. V.O.S.

Laurențiu Ginghină habla con Corneliu Porumboiu de sus propuestas para modificar las reglas del fútbol. La idea surgió cuando, siendo adolescente, se rompió una pierna jugando un partido y eso cambió muchas cosas en su vida. También vemos a su padre comentando muy lúcidamente una fotografía y finalmente un avance crepuscular por una carretera que tiene algo de enigmático.

Casi todo el cine rumano que he visto me gusta. Por ejemplo, El tesoro, ese cuento irónico y casi naif que Poromboiu dirigió hace cuatro años sobre unos tipos ingenuos que buscaban un tesoro en un jardín. Sin embargo, encuentro que me faltan claves para interpretar el sentido de este documental desaliñado. Comparto con su protagonista la experiencia de haber sufrido la fractura de una pierna a causa del fútbol (él, jugando a ese deporte, yo intentando evitar que cruzara la calle un niño que corría tras una pelota). Ginghină solo propone reformar las reglas de ese deporte, yo soy mucho más radical ante este peligroso narcótico social que parece nacido para ensalzar el bipedismo masculino y amoldar los cerebros a los imperativos del balón. Más allá de ese sugerente comienzo encuentro que el documental de Poromboiu resulta algo tosco y desequilibrado. Intuyo ciertos subtextos sobre las formas de ver la vida desde distintas edades y situaciones vitales, pero noto que me faltan claves del contexto rumano para entender algunas intenciones que a mi se me escapan.