domingo, 15 de diciembre de 2019

El viaje de Marta

de Neus Ballús. España, 2019. 83.
15 de diciembre de 2019. Laboral Cinemateca, Gijón. V.O.S.

Marta pasa unos días de vacaciones con su padre y su hermano en un hotel de Senegal. Los dos viven con su madre y pocas veces viajan con él. Esta vez lo acompañan aprovechando que va a firmar unos contratos de su agencia de viajes con hoteles de la zona. Marta se aburre bastante y se lleva muy mal con su padre. Tan solo parece interesarle un joven que trabaja en el hotel y que graba con su cámara las excursiones de los turistas. 

El viaje de Marta y La hija de un ladrón. Dos películas catalanas que merecerían este año muchísimos premios. Por ejemplo, al magnífico trabajo de las jóvenes actrices que las protagonizan (Greta Fernández y Elena Andrada), al de esos actorazos que hacen de padres (Eduard Fernández y Sergi López), a unos guiones en los que la sutileza es compatible con el naturalismo y la sencillez y, por supuesto, a unas directoras que tienen mucho que contar y saben hacerlo sin imposturas. A Belén Funes la descubrimos con su primer largometraje, pero la singular mirada de Neus Ballús ya nos dejó cautivados en la Seminci de 2013 con aquella joya hiperrealista que se titulaba  La plaga. Así que no nos podíamos perder esta nueva película suya que solo ha tenido en Asturias dos proyecciones y que, por fortuna, hemos podido ver en versión original (algo raro en un país empeñado en que Cataluña sea española pero que no tiene claro si también lo es el catalán). El viaje de Marta es una historia pequeña y sutil que aportaría mucho a cualquier público. Es una película sobre las relaciones turísticas entre europeos y africanos sin la aspereza de la películas de Ulrich Seidl. Es también una reflexión sobre el papel de la cámara en la construcción de los relatos sin necesidad de sesudos ensayos. Y, sobre todo, una historia sobre la adolescencia y las relaciones paterno-filiales sin discursos edificantes. Puro naturalismo que deja espacio para que el espectador pueda verse reflejado en este retrato de un momento vital tan importante como el del tránsito dislocado de la adolescencia a la mayoría de edad. El viaje de Marta es una delicia apta y grata para muchos públicos. Sin embargo, serán pocos los que la podrán ver.