de William Nicholson. Reino Unido, 2019. 100’.
23 de octubre de 2020. Cines Los Prados, Oviedo. V.O.S.
Tras casi treinta años de matrimonio, Edward dejará a Grace. Los dos son cultos y lúcidos y parecían un matrimonio muy estable, con sus inercias y sus tedios. Y eso es lo que ella le reprochaba continuamente a él. Lo que no esperaba es que Edward se hubiera enamorado de otra mujer y quiera irse a vivir ya con ella. Él decide hacerlo un día en que el hijo ha vuelto a casa.
Annette Bening y Bill Nighy están estupendos encarnando a este matrimonio maduro y rutinario que de repente se rompe. Pero también lo está Josh O'Connor en el papel de ese hijo que, como testigo interpelado por la inesperada noticia, tiene que asumir que esa ruptura será un problema triangular. Los escenarios de los blancos acantilados de Dover son de lo más oportunos para esta crónica contenida del desamor. Pero, ni la dirección de William Nicholson que apuesta muy sabiamente por la sencillez, ni el excelente trabajo de los actores haría tan buena a la película sin ese guión tan sutil y bien escrito que sabe mostrar las rutinas y los reproches de quienes siguen conviviendo sin saber muy bien por qué. La historia me ha recordado en cierto modo a la de 45 años, la magnífica película de Andrew Haigh. Y eso es todo un elogio para este Regreso a Hope Gap que, a la vista de las noticias que recibimos al salir del cine, será la última película que veremos fuera de Avilés en unas semanas. Mañana comienza un confinamiento perimetral de las tres ciudades asturianas, así que de momento nos perderemos todas las de SACO, la sexta edición de esa semana de buen cine que empezaba justamente ahora.