de Adam Elliot. Australia, 2024. 94’.
6 de febrero de 2025. Cines Embajadores-Foncalada, Oviedo. V.O.S.
"Esta película ha sido hecha por seres humanos". La frase aparece al final de los créditos y no solo acredita (y reivindica) la renuncia a que la creación humana tenga auxilio (o sustitución) artificial, sino que es toda una declaración de principios éticos y estéticos. Tras aquella joya titulada Mary and Max, Adam Elliot nos regala otra delicia que fascina y conmueve por igual. Desde los créditos iniciales hasta esa última frase, la pantalla nos imanta con su cromatismo cálidamente triste, su gestualidad conmovedora y con el desarrollo de una historia que, como decía a propósito de su anterior película, resulta edificante (no empalagosa) por lo que tiene de reivindicación de la diferencia y de aceptación de lo dado. Memorias de un caracol es una película de animación para adultos. Es decir, una obra estéticamente sutil y llena de sugerencias, pero carente de truculencia. A no ser que se considere truculenta la soledad, la melancolía o la esperanza.